9-10-2022
Siempre me emocionó escuchar a Jesús Quintero. Su cadencia identificativa, sus silencios rotundos, pensando en el tiempo de transición en esta vida y no en su fruto, porque es cierto que la vida hay que vivirla, aunque no sepas el motivo.
Sus carcajadas poseídas de verdad me hacían sentir que no quería dejar de ver las emisiones de este magnífico hombre, haciendo magia con su retórica. El arcano 13, nos dice que la muerte no existe, simplemente regresamos una y otra vez a la casa de nuestro origen y nos transformamos, solo eso. Y eso mismo será de él, se transformará en un espíritu más magnífico de lo que ya le hemos conocido.
Decía, “el loco”, que sabía lo que era estar solo entre la gente. Su sabiduría era infinita, porque había visto el odio en la mirada de unos ojos pintados que le miraban, era uno más estando del lado de los sufridores por la experiencia, la traición y el desengaño, por los abusos del poder, y las intenciones negras que le habían visitado llenas de desencanto. Era un compañero más de fatigas…
82 años no son suficientes para que desee volar hasta “su casa”, porque la locura no se puede dejar atrás porque sí, cuando forma parte de uno mismo desde el origen, y tantas quijotescas noches nos hacen falta instruidas por este magnífico señor periodista, y mejor persona.
Las entrevistas que hacía Jesús Quintero no dejaban a nadie indiferente, la naturalidad con que se comportaba, el arte con que trataba temas que parecían ser obvios, poniéndolos en su mesa y ante su micrófono se transmutaban en un descubrimiento con mucha enjundia: la persona entrevistada se sentía cómoda y mostraba lo mejor de sí mismo, pero esto solamente sucedía ante él, ante Jesús.
Miles y miles de entrevistas hizo este genial profesional durante los años que trabajó en los medios de comunicación, amenizándonos, enseñándonos, poniendo el alma en los archiconocidos “Ratones coloraos”, en “El loco de la colina”, en “El perro verde”, y entre los menos conocidos e iniciáticos programas en la radio como “Estudio 15-18”, “El hombre de la roulotte” y “Trece noches”.
Su andadura como escritor al lado de Antonio Gala, y varias publicaciones más en papel, además de conferenciante, nunca eclipsaron el poder de su cercanía, de su imagen con las mangas de las chaquetas dobladas, los fulares dando identidad a un ser grande sin contradicciones y total coherencia. Jesús, un hombre auténtico que defendía lo defendible y más allá. Un “Alonso Quijano” que será inmortal, que ha creado escuela para que quienes crean ser libres agarren con fuerza el testigo y corran todo lo que sabiamente puedan para que no sean alcanzados por los abusos del poder. Jesús Quintero se lo merece, ha dejado una hermosa estela que debemos seguir. Hasta pronto.
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