ANTONIO GUERRERO PÉREZ 

"El Sistema Nacional de Salud reconoce que es incapaz de dar una atención con la calidad que le gustaría.

2024-09-08

 

La salud mental es cosa de ricos

 

El nivel de consumo de psicofármacos relacionados con el estrés y la ansiedad se ha disparado un 6,7 % en el último año. Somos el primer país del mundo en el consumo de benzodiazepinas, medicamentos psicotrópicos utilizados fundamentalmente para tratamientos de casos leves de ansiedad, insomnio o trastornos emocionales. Una mala opción por la que decantarse cuando se dispensa simplemente un fármaco es porque no hay medios suficientes para que eso se acompañe de una terapia. España “mal” gasta 46.000 millones de euros anuales en salud mental, de los cuales, van a pagar la prescripción de medicamentos por la Seguridad Social y las bajas laborales por estrés y ansiedad. Es decir, cuando el trastorno mental ya es tan severo que requiere una solución, para los expertos, drástica. Un dinero que, por el contrario, no se invierte en mejorar los servicios del Sistema Nacional de Salud. 

El Sistema Nacional de Salud reconoce que es incapaz de dar una atención con la calidad que le gustaría.

El SAS está dando citas con un retraso de hasta cinco meses y con un tiempo mínimo entre sesiones de quince días. La razón se encuentra en la falta de psicólogos en el sistema público. Si la recomendación, según la Unión Europea, es que haya un mínimo de 18 psicólogos por cada 100.000 habitantes, en España la cifra alcanza tan solo seis, con diferencias muy notables entre Comunidades Autónomas. Y ahí uno de los problemas atómicos de la cuestión, los psicólogos del sistema están absolutamente desbordados, sobrecargados y quemados eso supone que muchos de los trastornos de los pacientes cronifiquen y los problemas sean mayores y en definitiva muchos más costosos “una pescadilla envenenada que se devora la cola lentamente”. Por eso muchos de los terapeutas migran a la sanidad privada, porque sienten que no pueden trabajar, dejando aún más desabastecido un sistema enfermo. Como ellos, cada vez más personas en busca de terapia se saltan la opción de acudir a un centro público y pasan directamente al privado. Eso sí, si pueden asumir el coste que les supone unos 560 € al mes, de media, o lo que es lo mismo, entre un 30 % y un 40 % de sus ingresos mensuales. Por eso el sistema deja a mucha gente “buscándose la vida”, y ya te buscas tú, tu financiación, o te quedas con el problema, que tiende a hacerse cada vez más crónico y a aparecer nuevos problemas. Al final, aparece la discapacidad, que es la que genera todos estos costes. Un estudio internacional sobre la salud y bienestar mental hecho en 2024 dice que el 34 % de los españoles tienen algún tipo de problema de salud mental, dato absolutamente escalofriante, de ese porcentaje el 27 % consume ansiolíticos, somníferos o antidepresivos. Estos datos suponen un tercio de la población, un problema de primer nivel en España. Según un estudio, España encabeza la lista de los países con más estrés, dado que el 62 % de los españoles se sienten bastante estresados, este dato es el nivel más alto de los últimos tres años. Además, el 68 % de los encuestados aseguran que en la última semana les costó relajarse, un 67 % se sentía abatido y triste y un 36 % sintió que estaba a punto de entrar en pánico.

En comparación con otras poblaciones, el 54 % de los franceses se sienten estresados y en Japón el porcentaje desciende al 49 %. Por otro lado, los países en donde la sociedad tiene menos estrés son: Islandia (23 %) y Turquía (23 %).

 

Viendo el deterioro progresivo a lo que a la sanidad se refiere, y, sobre todo, a un servicio de salud mental, ineficaz, con inversiones ridículas, con mermas progresivas de terapeutas y un olvido estructurar progresivo es aconsejable:

Aprender a cuidar nuestra salud mental…

Y es que miles de personas sienten que viven en la cuerda floja, siendo funambulistas de sus propios sentimientos y pensamientos, peleando constantemente con esa delgada línea que separa la estabilidad de la inestabilidad. La persona que tiene una enfermedad mental puede llegar a vivirla como un volcán inactivo, que no sabe si estará en calma, si hará ruido o terminará saltando por los aires. Pero esta persona intentará hacer de una forma correcta o incorrecta todo lo necesario por apaciguarlo y no arrasar con todo a su paso. Por eso, lo más importante es que tanto la persona como su alrededor se informen, la acepten y aprendan de la salud mental. Es crucial entender el volcán, hasta dónde puede llegar y qué podemos hacer para controlarlo.

Pero, como se decía en El Principito“lo esencial es invisible a los ojos” y, quizás, este sea el mejor punto de partida para ver la salud mental de otra forma, para extraer lo esencial y hacerla visible.

Cuidemos todo lo posible nosotros mismos, nuestra salud mental, porque parece ser que algunos de nuestros políticos se dedican más a cuidar la salud de sus carteras.


 

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