17-07-2022
Nadie sabe, ni se aventura a determinar, cuando y de qué manera terminara esto. La crisis que nos atenaza y nos asfixia es mucho más profunda de lo nos cuentan, quizá la más importante de la historia moderna de nuestro país. Con todas las constantes disparadas, el “enfermo” da síntomas de entrar en parada de un momento a otro, el sistema podría colapsar en pocos meses. Las medidas tomadas por el ejecutivo son drásticas para intentar mitigar la galopante crisis economía.
Acatando las “recetas” de Podemos, anuncia impuestos a las energéticas y bancos, para recaudar 7.000 millones de euros en dos años. El efecto ha sido inmediato tras el comunicado de Sánchez, el IBEX a cerrado con unas pérdidas de 5.900 millones para la banca, pero no solo eso, la CEOE denunció que Sánchez no había negociado con ninguna de las empresas afectadas del sector el impuestazo, con lo cual el ambiente se enrarece mucho más. Pero además se le ha vuelto en contra, por la participación que mantiene el estado con Caixabank. El FROB, que es 100% público, cuenta con un 16,1% del capital social de la entidad de origen catalán, y esta ha sido la más damnificada en Bolsa. El banco ha perdido el 8,63% en bolsa. Las palabras del jefe del Ejecutivo han llevado a la acción de la entidad hasta los 2,70 euros, siendo unos de los mayores desplomes experimentados por la compañía en los últimos años. Lo malo de este gobierno - bueno, solo una de las cosas malas que tiene este gobierno -, es que nunca ataca las causas de los problemas y solo se concentra en paliar como puede sus efectos. La buena voluntad y los formidables deseos no son suficientes en este paramo desolado. Por otra parte, no soy tan crédulo como para pensar que “succione” 7.000 millones de euros de vellón y la banca se quede de brazos cruzados. Pero lo realmente preocupante es que tras una subida de precios hay familias vigilando al minuto la hora a la que se pone la lavadora, consumidores comparando con celo las ofertas de los supermercados, conductores a la caza y captura de la gasolinera más barata y pasajeros desorientados en el transporte público que han dejado el coche aparcado en el garaje por primera vez en mucho tiempo. Hay también asalariados de nóminas congeladas que sufren por la pérdida de poder adquisitivo. Autónomos a los que no les sale rentable trabajar. Y empresas que ven dispararse las facturas de sus suministros. Pero no todo es oscuro y tormentoso, la crisis puede ser una oportunidad que no deberíamos desaprovechar para abordar reformas en profundidad que serían bastante más difíciles de implementar en tiempos normales. Para ello es necesario y diría que imprescindible alcanzar un amplio pacto político y social en torno a una estrategia para salir lo antes posible de la crisis, que incluya un acuerdo presupuestario para varios ejercicios y reformas que garanticen un crecimiento inclusivo y sostenible a largo plazo. Hay medida a corto y largo plazo para promover la recuperación y fomentar el crecimiento.
A corto plazo, entre otros retos, será necesario “adaptar las medidas de carácter general, como los ERTEs o los préstamos con garantías públicas, a las necesidades de los distintos sectores y acertar con las medidas específicas de apoyo a sectores de gran peso en nuestra economía” como el turismo, la automoción y la construcción. Todo ello “sin obstaculizar la necesaria reasignación de recursos hacia las actividades con mejores perspectivas de futuro”.
A largo plazo, el objetivo fundamental de nuestra política económica ha de ser un crecimiento robusto, inclusivo y sostenible. Hemos de dar prioridad a todas aquellas actuaciones y reformas que contribuyan a aumentar el crecimiento potencial de la economía española y a reducir su tasa de desempleo estructural porque esto redundará no sólo en una mejora del nivel de vida medio de la población y una menor desigualdad sino también en un aumento de los ingresos tributarios que ayudará a financiar las elevadas necesidades de gasto ligadas a la lucha contra la enfermedad y sus secuelas y nos permitirá ofrecer unos mejores servicios públicos y prestaciones sociales sin elevar la presión fiscal. Para alcanzar estos objetivos contamos con dos instrumentos fundamentales: la política de inversión, entendida en sentido amplio para incluir la acumulación de activos intangibles, especialmente el capital humano, y las reformas estructurales encaminadas a mejorar el funcionamiento de ciertos mercados clave o de distintos elementos o herramientas del sector público. La ciudadanía es cada vez más consciente de que la crisis actual es extraordinariamente grave, que perdurará en el tiempo, que será muy difícil de superar, que tendrá costes enormes, que dejará a mucha gente en el camino y que necesitará de un gran esfuerzo colectivo para salir adelante. Es necesario impulsar un amplio acuerdo político y social, o incluso la formación de un gobierno de unidad nacional o de concentración. Ahora no se trata de derecha o izquierda ni ideologías partidistas. Se trata de la defensa de nuestro país, que es el que tenemos y al que le debemos mucho. Se trata de honrar la memoria de nuestros padres que trabajaron incansablemente. Es el tiempo del perdón, del abrazo, del hombro amigo, del orgullo, pero, sobre todo, de pedir a nuestros políticos…señores pónganse de acuerdo de una vez por todas, en 1977 se hizo con los pactos de la Moncloa, y ahora, ante esta situación de emergencia, es necesario un gobierno de unidad nacional, ¡Ya!
Para dar tú opinión tienes que estar registrado.