31-07-2022

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es una hoja de ruta para el desarrollo firmada por los Estados miembros de la ONU en 2015. Involucra a toda la comunidad internacional, incluyendo a la propia Organización de las Naciones Unidas y sus agencias, así como otras entidades públicas y privadas como empresas, universidades o Gobiernos municipales y regionales.

La Agenda 2030 es la sucesora de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), firmados en 2000 también en el marco de la ONU y centrados en combatir la pobreza en los países en vías de desarrollo. Sin embargo, los ODM tenían una vigencia de quince años, por lo que se hizo necesaria una actualización de cara a 2015. Esta nueva agenda, la Agenda 2030, se negoció entre países, pero también incluyó consultas a actores sociales, académicos y ciudadanos anónimos. Además, amplió los horizontes de los antiguos ODM: combinó su enfoque en erradicar la pobreza con la preocupación por el medioambiente, y se diseñó como una agenda universal, y no solo para países en desarrollo, bajo el lema “no dejar a nadie atrás”.

La nueva hoja de ruta se estructuró en diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) desgranados en un total de 169 metas concretas y cuantificados a través de 232 indicadores. Así, por ejemplo, dentro del ODS1, “Fin de la pobreza”, la primera meta es erradicar la pobreza extrema, cuantificada en la proporción de población mundial que vive por debajo del umbral de pobreza desglosada por sexo, edad, situación laboral y ubicación geográfica. Por último, la Agenda 2030 también incluye entre sus objetivos impulsar la cooperación internacional para lograr el resto de las metas. Además, el secretario general de la ONU impulsó en 2019 una ambiciosa reforma de la organización para adecuarla a los retos de la Agenda 2030, priorizando apoyar a los países en desarrollo para lograr los ODS. La implementación de las medidas se comprueba con los exámenes nacionales voluntarios, autoevaluaciones que cada país elige si quiere hacer y cuándo. La gran mayoría ya lo han hecho: 171 entre 2016 y 2020, algunos de ellos en dos o hasta tres ocasiones. Entre los pocos que todavía no han realizado estas evaluaciones están Estados Unidos, Irán, Corea del Norte o Bolivia, aunque estos dos últimos se han comprometido a hacerlo. Los exámenes nacionales voluntarios se presentan anualmente ante el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible, el órgano encargado de monitorizar el progreso de la Agenda 2030. 

La redacción de la Agenda fue complicada: mientras los países en desarrollo demandaban medidas orientadas al desarrollo socioeconómico, los más desarrollados ponían el énfasis en la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático. El ODS7, centrado en la energía, protagonizó una de esas disputas: los países desarrollados reclamaban el fin de los subsidios a energías contaminantes, pero los países pobres entendían que eliminar esos subsidios dificultaba acabar con la pobreza. Otro de los asuntos polémicos fue los derechos sexuales y reproductivos, que países como Arabia Saudí o Nigeria veían con recelo. Finalmente, después de intensas negociaciones durante dos años, se logró un acuerdo histórico que incluía a todos los países.

Con todo, la Agenda 2030 no está libre de críticas. Se ha apuntado a que su redacción no fue tan participativa o que en esta influyeron mucho más las empresas que la sociedad civil. Además, las medidas no se están implantando a la velocidad prevista y su puesta en marcha ha dado lugar a algunas incoherencias. Ante este panorama, el secretario general de la ONU ha apelado al esfuerzo de todos los países para lograr los ODS en el plazo acordado. Con ocho años todavía por delante, es mucho lo que la Agenda 2030 tiene que lograr. La agenda 2030 constituye una de las utopías de nuestro tiempo, que permite diseñar un horizonte en el que la humanidad pueda habitar el planeta de manera armoniosa con la naturaleza, así como con la idea de progresar en los derechos humanos, de manera económicamente posible.

La creación en España del Alto Comisionado para la Agenda 2030 en julio de 2018, pone de manifiesto el compromiso del Presidente del Gobierno de implementar y aplicar una Agenda transversal que permita la adopción de medidas de manera que nadie quede atrás. España sitúa el desarrollo sostenible en el centro de su acción política, como un compromiso de Estado que interpela a la sociedad en su conjunto para dejar un país mejor a las futuras generaciones. Por ello, es necesario promover las alianzas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, desde el liderazgo y la movilización ciudadana. Un proyecto de país donde el desarrollo sostenible se sitúa como eje vertebrador. En su Plan de Acción, la Agenda 2030 requiere que las políticas públicas y sus correspondientes asignaciones presupuestarias pasen a estar concebidas por el prisma de los ODS, exigiendo por tanto una reorientación o alineamiento progresivo de todas las ya existentes. Este proceso es denominado mainstreaming por Naciones Unidas. El conjunto de políticas públicas se alinea con los ODS, de manera que estos se sitúen en el centro de las políticas públicas. Por ello, se identificaron nueve áreas prioritarias de actuación, integradas y transversales, ya que cada una de ellas impacta en más de un Objetivo de Desarrollo Sostenible y cuenta con una articulación multinivel y multiactor. Estas nueve áreas, juntamente con el eje central de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), compuesto por las llamadas “5 Ps”, Personas, Planeta, Paz, Prosperidad y Alianzas (Partnership en inglés), se ven reflejadas en esta publicación.

Todos estos conceptos y propósitos son idílicos y “bien perfumados”, pero con él con el nuevo orden mundial ¿no será una utopía galáctica? Y lo más importante ¿tenemos líderes aquí que comanden este magno programa de nuestro futuro? Ummmmmm! Aunque parece ser que sí, porque en este país…todo/cualquiera vale.

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