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endemos a valorar la empatía como algo positivo, incluso nos esforzamos por educar a nuestros hijos para que la adopten como uno de los pilares de su personalidad. Nuestra sociedad pone como ejemplo... |
2023-03-26
Tendemos a valorar la empatía como algo positivo, incluso nos esforzamos por educar a nuestros hijos para que la adopten como uno de los pilares de su personalidad.
Nuestra sociedad pone como ejemplo a las personas empáticas, sin embargo, es un arma de doble filo como característica de personalidad, que puede llegar a “jodernos” la vida, a asfixiarnos, o tomar por asalto nuestras emociones. ¿Os habéis dado cuenta, que muchas personas empáticas se siente misteriosamente atraídas por personas tóxicas? Hay varios motivos principales, sobre todo esto ocurre cuando la persona empática no está alerta.
Las personas empáticas sienten lo que sienten los demás, las personas tóxicas incluidas, y responden en un intento de mejorar la vida de esas personas. Uno de los problemas más comunes es que las personas empáticas, además de ser empáticas, son codependientes y terminan buscando personas que sean proyectos, personas tóxicas, deprimidas, rotas o que no estén tan a la altura de su potencial. Tienen el deseo de salvarlos, de salvarlos de ellos mismos, de sus circunstancias, del mundo. Las personas codependientes confían en los demás para su valoración, su validación y su aceptación. Están plagados de sentimiento de no ser lo suficientemente buenos, o ser malos, incorrectos o una carga… Inútiles, en definitiva. Cuidar y ayudar a alguien que siente su vida vacía es una forma de demostrar su valía. Este patrón es enteramente subconsciente, rara vez eligen conscientemente a alguien para que se convierta en “su proyecto”. En cambio, su subconsciente ve a esa persona como extraordinariamente valiosa, ese patrón pone al empático en el papel de salvador. Las personas tóxicas raramente dejan de serlo solo con la ayuda de los demás. Y esto refuerza su creencia de que no son lo suficientemente buenos. En otras ocasiones, el empático es adicto al bombardeo del amor (la intensidad del bombardeo es particularmente embriagadora) y resulta adictiva para ambas partes. El calor, la química, la atracción energética, puede resultar estimulante, ¡no digo que no! El empático siente ese calor, siente esa química y siente la intensidad de su ser. También por desgracia todos esos sentimientos los siente igualmente el narcisista, y se genera una mezcla rara difícil de discernir “¿Qué soy yo?”, una cosa o la otra. Con el tiempo la confusión es plena y todo se llega a distorsionar con una relación sana y amorosa (cosa que imposible con una persona tóxica a tu lado). No es menos cierto que las relaciones no se ven de igual modo desde dentro que desde fuera.
Ser empático te obliga a enfrentarte a una cantidad enorme de desafíos como la sobrecarga emocional. Los empáticos pueden sentir una cantidad enorme de emociones fuertes (demasiado fuertes), debido a su capacidad para sentir los sentimientos de los demás (es como ser una caja de resonancia de todo aquello que te rodea), y estar vibrando constantemente con las energías ajenas, esto puede resultar enormemente agotador. Los empáticos también presentan una enorme dificultad para establecer límites, no saben marcar esas fronteras con los demás debido a su deseo constante de ayudar y comprender al prójimo, y esto puede llevarlos a que su tiempo se evapore y sus fuerzas se agoten. Los empáticos no saben cómo desconectar, desenchufar el cable que los conecta a los sentimientos de los demás, y dejar de pensar en ellos. ¿Os imagináis una vida ansiosa, pendiente siempre de los sentimientos ajenos? Muchos empáticos encuentran grandes dificultades para tomar decisiones, porque su capacidad para sentir los sentimientos de los demás hace que no solo tengan que prever sus propias reacciones, sino también la de los otros. Por eso son personas inducidas. También pueden tener dificultad para manejar la negatividad y el dolor de los demás, porque los siente de manera muy intensa, muchas veces como si el dolor fuera propio. Creo que una persona empática para vivir una vida plena tiene que ser una persona alerta ante sus propios sentimientos y alerta ante el drenaje emocional, el que supone estar siempre alerta del prójimo. Es un viaje que rara vez se completa solo… Pero puede resultar muy gratificante. UN EMPÁTICO DESPIERTO Y EN ALERTA ES UNA VERDADERA FUERZA DE LA NATURALEZA.
En las antípodas de la persona empática existen las denominadas “personas tóxicas”.
Las personas somos seres sociales por naturaleza. Esta necesidad de intercambio no solo se alza como fuente maravillosa de bienestar, sino que también nos proporcionará valiosos aprendizajes, como detectar a las personas tóxicas. Por ello, es importante que estemos muy atentos a nuestras interacciones. De lo contrario, podemos quedar atrapados en las trampas que estos perfiles elaboran a través de las más sofisticadas estrategias. 15 CARACTERÍSTICAS PARA DETECTAR A LA PERSONAS TÓXICAS: Son egocéntricas. Tienen una visión pesimista de las cosas. Te hacen creer que eres el del problema. Ocupan el rol de víctimas. Falta de empatía. Son envidiosas. Son infelices. No se alegran por los logros de los demás. Carecen de metas vitales. Permanecen en su zona de confort. No son autocríticos. Juzgan sin conocer. Crean chismes y rumores. Son manipuladores/as. Generan emociones negativas. Y además de todo esto, nos agotan nuestra energía y optimismo. Nos sentimos controlados. Sentimos la obligación de cuidarle, atenderle o protegerle. Nos sentimos cohibidos. Promueven la culpa, la vergüenza y el temor. NO NOS EQUIVOCAMOS. AHÍ DONDE HABITE UN PERFIL DE ESTE TIPO, NO CRECE NADA.
Un tóxico despierto y alerta es una verdadera plaga para la naturaleza.
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