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2023-10-22
FADWA TUQUAN
Hoy rompemos nuestra intención habitual de comentar poetas solo en castellano. Y la rompemos por la situación que está sufriendo el martirizado pueblo palestino a manos del sionismo.
Para ello copiamos literalmente a Mariano Muniesa, en parte de su artículo Versos y párrafos palestinos contra el genocidio (DiarioRed, 14-10-23):
Fadwa Tuquan es a menudo considerada, incluso desde occidente, la madre de la poesía árabe-palestina contemporánea. Mujer marcada por el rígido conservadurismo de su familia, niña, fruto de un embarazo no deseado y sometida a una educación opresiva, desarrolló dentro de su innata rebeldía contra aquella mentalidad, por un lado, un fuerte sentimiento de adhesión al anhelo de libertad y autodeterminación del pueblo palestino y por otro, una decidida defensa del derecho de las mujeres a su libertad dentro del mundo musulmán. Todo ello se refleja en su fecunda obra literaria, centrada fundamentalmente en la poesía, de la que quiero destacar, dentro de su inmensa y excelente obra literaria, poemarios como “Frente a la puerta cerrada” (1967), “Sola sobre la cima del mundo” (1969) o “La última melodía” (2000). Una mujer admirable, luchadora, poseedora de un talento poético sensacional y siempre comprometida con la libertad de su pueblo y sobre todo y también, de sus mujeres.
Y, con el grito otra vez de Paz, Tierra y Libertad para el Pueblo Palestino, os he seleccionado algunos poemas (traducidos por Manuel Jiménez Lucena y María Luisa Prieto) para que en estos terribles días permanezca en nuestras mentes esa consigna:
- De Palabras a mi patria:
SIEMPRE VIVO
Querida patria, no. A pesar de todo lo que gire, en la estepa sombría, sobre ti, la piedra del dolor. No podrán, amor nuestro, arrancarte los ojos. No podrán. ... ¡Qué estrangulen los sueños, la esperanza! ¡Que claven en la cruz la libertad de construir y trabajar! ¡Que nos roben las risas de los niños! ¡Que quemen! ¡Que destruyan!... De la propia miseria. De nuestra gran tristeza. De la sangre pegada en nuestros muros. Del temblor de la vida y de la muerte, surgirá en ti la Vida nuevamente. ¡Tú, vieja herida nuestra! ¡Dolor nuestro! ¡Nuestro único amor!
***
- De Cancioncillas para los comandos:
ME BASTA CON SEGUIR EN TU REGAZO
Me basta con morir encima de ella, con enterrarme en ella; bajo su tierra fértil disolverme, acabar, y brotar hecha yerba de su suelo; hecha flor, con la que juegue la mano de algún niño crecido en mi país. Me basta con seguir en el regazo de mi tierra: polvo, azahar y yerba. - De La libertad del pueblo:
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! Voz que, con boca colérica, repito, bajo las balas y entre el fuego; tras la que corro aún, a pesar de llevar los pies trabados; cuyas pisadas sigo, a pesar de la noche, en la marea de la ira aún llevada. Yo combato, gritando: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! Y los puentes, y el río sacrosanto repiten: ¡Libertad! Y ¡libertad! repiten las dos orillas. En mi patria, el ciclón, las lluvias, y los truenos. lo repiten conmigo: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
Continuaré escribiendo su nombre al combatir: en la tierra, en los muros, en las puertas, contra las brechas de las casas; en la mezquita y el ara de la virgen, por todos los caminos de las fincas. Por todas las colinas, las pendientes, las calles, las esquinas. En la cárcel y el calabozo de tortura. En la madera de las horcas. Continuaré, a pesar de las cadenas, a pesar de las casas destrozadas, a pesar de las grandes hogueras, escribiendo su nombre. Para ver cómo se va extendiendo por nuestra patria y crece, y continúa creciendo, sin parar, hasta cubrir palmo a palmo su húmeda tierra. Hasta ver cómo una roja libertad abre todas las puertas mientras huye la noche, y aplasta la luz los fustes de la niebla.
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! Y los puentes, y el río sacrosanto repiten: ¡Libertad! Y ¡libertad! repiten las dos orillas. En mi patria, el ciclón, las lluvias y los truenos, y los pasos del iracundo viento, lo repiten conmigo: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
***
Me siento a escribir... Mas, ¿qué puedo escribir? ¿De qué vale decir “patria mía”..., “gente mía”..., “pueblo mío?” ¿Protegeré a mi gente con palabras? ¿Salvaré con palabras a mi pueblo? ¿No es absolutamente despreciable sentarse a escribir hoy? Hoy, todas las palabras son sal, no echan ramas ni flores esta noche. ... En la infinita tienda de la noche, al aire abierto, la madre se levantó para rezar. Y alzó su rostro al cielo, desbordante de estrellas y de enigmas.
*** |
- De No lloraré:
A las puertas de Yafa, amigos míos, y entre el caos de escombros de las casas, entre la destrucción y las espinas, dije a los ojos, quieta: Deteneos... Lloremos sobre las ruinas de quienes se han marchado, abandonándolas. La casa está llamando a quien la edificó. La casa está dando el pésame por él. Y el corazón, deshecho, gime y dice: ¿Qué te han hecho los días? ¿Dónde están los que antes te habitaban? ¿Has sabido de ellos? ¿Has sabido después de su partida? Aquí soñaron, sí, aquí estuvieron, y trazaron los planes del mañana. Mas, ¿dónde están los sueños y el mañana? Y, ¿dónde, dónde ellos?
*** - Tú sola, tú sola
1 Desnuda bajo el silbido del sol tú sola te secas en el desierto del cuarto vacío. Te secas y te haces una pregunta como un ahorcado que oscila sin respuesta a través de un vacío, detrás de un vacío, detrás de un vacío.
2 ¡Alma! Tú sola mueres, sola tú vives en tu tumba, la muerte reveló al mundo que no da alegría al que piensa.
El final de mi largo camino hasta donde yo llegue, en cualquier destino, es el premio de los años no el de llegar.
¿Por qué me apresuro? ¿Qué quiero de mi viaje por esos desiertos como una sombra fugitiva?
Mis pies consumidos por las rocas, las olas del viento que siguen dando vueltas y vueltas conmigo mientras yo sigo a través de este vacío, de esta soledad. Polvo, polvo delante y detrás mío; a mi alrededor, polvo. Corro y corro; y en mis manos solo la ilusión, nada.
Cansada, cansada. El final de mi largo camino, aunque éste se alargue, de cualquier destino, es el premio de los años, no el de llegar.
***
- Solo quiero estar en su seno
Sólo quiero morir en mi tierra, que me entierren en ella, fundirme y desvanecerme en su fertilidad para resucitar siendo hierba en mi tierra, resucitar siendo flor que deshoje un niño crecido en mi país. Sólo quiero estar en el seno de mi patria siendo tierra, hierba o flor.
***
Aquella noche las caras se desvanecieron en torno nuestro y todo desapareció menos el brillo azul de tus ojos y la llamada en aquel brillante azul donde mi corazón navegó cual barco guiado por las olas. Las olas nos condujeron a un mar sin playas, sin límites y sin resistencia a que las olas contaran la eterna historia de la vida resumida en una mirada. Y la tierra se inundó con el impulso de la marea, el viento y la lluvia.
Aquella noche mi jardín se despertó y los dedos del viento arrancaron su cercado. En mi jardín, la hierba, las flores y los frutos se estremecieron con la danza del viento y la lluvia. Todo se desvaneció aquella noche menos el brillo azul de tus ojos y la llamada en el brillante azul donde mi corazón navegó cual barco guiado por las olas. |
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