... Grande poeta de obra breve

2024-01-28

 

Esther Morillas

 

Grande poeta de obra breve

Nuestra paisana Esther Morillas García es poeta, traductora y profesora de la Universidad de Málaga (Profesora titular de Traducción Italiano/Español y participa en el Máster en Traducción para el mundo editorial). Ha publicado a lo largo de su vida pocos textos poéticos: un cuaderno, Memoria de rafia (1987) y los poemarios: Algunas ciudades (1994) y Mujeres (2001). Tiene terminado el que espera publicar algún día: El uno y el otro.

 

Sus otras publicaciones están centradas en la traducción literaria, la recepción de la literatura italiana en España, la variación lingüística, la estilística de la traducción y las relaciones entre arte y escritura. Pertenece a los grupos de investigación Traductología y Traducción y Lectura de la historia del arte contemporáneo desde la perspectiva de género y ha sido secretaria (2003-2008) y directora (2008-2014) de TRANS, Revista de traductología. Ha traducido Mediterráneo del italiano Umberto Saba, y a los poetas Atildo Bertolucci, Giovanni Pascoli y Franco Loi, entre otros.

 

Con acentos profundamente líricos e intimistas, ha cultivado especialmente el poema en prosa. Ha publicado sus textos en revistas como Litoral, y también aparecen poemas suyos en diferentes antologías de mujeres poetas, como las ya clásicas y afamadas Ellas tienen la palabra o Ilimitada voz.

 

Su tono poético parece menor, casi inaudible. Se diría que es poesía apenas insinuada la de sus versos, irónicos suspirillos, o quizá sólo delicada sencillez.

 

Pero dejemos que seáis vosotras y vosotros quienes decidáis:

Himno al sol

Ociosa y pensativa

me pinto las uñas.

Luego agito las manos

como he visto agitarlas a mi madre.

Párate, sol, que el día no se vaya,

ni la luz en los colores

prismáticos del esmalte

ni en los collares de yeso

de la Dama de Elche que hay sobre la mesa.

Aunque las uñas están secas pongo

las manos a ambos lados del sillón:

caen al aire, vencidas,

y muchas cosas pasan ante mi.

Tienen que ver conmigo casi todas,

y muchas las invento. Sol, no pares,

que quiero que pasen

unas horas de golpe,

acostarme cansada.

***

Cuando sea anciana

 

Cuando sea anciana seré extranjera,

y me teñiré el pelo de blanco,

y llevaré bolsos de croché,

y jerseys de punto de mezclilla con hilos brillantes,

y uñas pintadas de colores brillantes,

y encendedores de oro,

y tendré un marido que diga:

darling, darling,

i love you,

y entenderé las canciones,

y estaré en el bar hasta que cierren

o hasta un minuto antes.

 

***

 

Cuando seas anciano

 

Cuando seas anciano quiero que seas un anciano venerable,

que no estés enfermo ni tosas

ni tengas los dientes negros,

ni achaques, ni temblores,

o si tienes temblores que no seas malhumorado,

y que no huelas como algunos viejos huelen,

y que no hagas ruido al comer,

y que no hagas ruido al respirar,

y que no recuerdes siempre el pasado.

 

Puede que sea falta de piedad o bondad o lealtad por mi parte,

no depende por entero de ti, la vida es terrible,

pero cuando seas anciano

quiero que me importe si te mueres.

 

***

 

Disgustos amorosos:

 en un vídeo

musical una cantante

llena de copos de maíz el cuarto

girando al ritmo de su música:

cuantos más copos tira más sonríe.

En un libro, una estudiante en paro

estrella en la pared de la cocina, histérica,

tres vasos de a seis dólares.

En un film de aventuras una rubia

grita y rompe un cristal y luego llora.

Me salva la pereza: dignamente

me siento en un sillón, no tiro nada,

nada discuto: soy independiente.

 

***

 

Nueve ventanas

 

Nueve ventanas hay en esa casa

con nueve luces que se ven

detrás de las ventanas, y siluetas,

y músicas que llegan a la calle

con un fulgor acústico.

Hay tanta luz, tan poco se distingue,

ni canciones ni besos, ni habitantes,

que me paro a mirar. Desde la calle

cuento nueve ventanas: me parece

estar viendo un incendio en cada una.

 

***

 

Canción para Justo

 

Es verdad que nunca y siempre

son palabras que acostumbran

a repetir los amantes,

aunque tú nunca me has dicho

que vas a quererme siempre.

Sólo has usado dos veces,

en mi honor, como un secreto,

nunca esto, nunca aquello,

aunque tú no lo recuerdes,

aunque yo no lo repita,

ni otras cosas que yo he dicho,

por vergüenza. Que el amor

que se siente un privilegio

se vuelve un poco ridículo

si sale mucho de casa.

 

***

Independence day

 

Disgustos amorosos: en un vídeo

musical una cantante

llena de copos de maíz el cuarto

girando al ritmo de su música:

cuantos más copos tira más sonríe.

En un libro, una estudiante en paro

estrella en la pared de la cocina, histérica,

tres vasos de a seis dólares.

En un film de aventuras una rubia

grita y rompe un cristal y luego llora.

Me salva la pereza: dignamente

me siento en un sillón, no tiro nada,

nada discuto: soy independiente.

 

***

 

El secreto

 

Me gustaría

contárselo ahora mismo

a mi mejor amiga.

 

No puedo.

 

Ni siquiera una pista.

 

Me gustaría

decir: tengo un secreto,

si quieres

te cuento mi secreto,

pero tú no lo cuentes.

 

***

 

Diario

 

Hoy es veinte de mayo, estoy en Trieste,

y cumplo treinta años. No soy yo

la que cruza corriendo

Piazza dell’Unità:

me entretengo con todo

y aún no me he vestido.

 

Los conductores del autobús son jóvenes,

llevan gafas de sol y uniforme elegante.

Casi nunca hay cortinas en las casas,

ni ascensor. Desde casa yo veo a las vecinas,

en bata, o cocinando. No me importa

si a mi me ven desnuda:

soy un fantasma en la esquina de un mapa.

 

***

 

Prisa

 

El hombre con el calzo en el zapato

cambia el ritmo de sus pies

para cruzar el charco:

no importa que se moje

el zapato más alto,

así cogerá en marcha el autobús.

Sonríe mientras busca su billete.

 

***

 

Fin de estación

 

Se acerca el verano y hay rozaduras

en los pies de las mujeres,

marcas de otras sandalias, uñas pintadas.

Caminan distinto las mujeres,

y los hombres caminan junto a ellas.

 

Se vive un poco más cuando los días son largos,

nadie quiere morirse. Crece la luz y avanza

la longitud del día, el tiempo

que nos queda hasta mañana.

 

 

Pasear por escombros

 

Pasear por escombros o catalogar el grado de ansiedad que te empaña. Por fin limpio el estanque rectangular de los patos. Cáscaras de pipas. Hojas muertas. No me gusta que mires al suelo cuando te hablo. Crispación en tus manos y en tu vientre, en tu pecho. Ya sé que no es fácil que me los cuentes a pesar de las nubes gruesas. Es tarde, anuncias. Esa puñalada sin filos ha penetrado demasiado hondo para cicatrizar rápidamente. No es necesario que elijas: lo ha hecho por los dos mi bufanda.

 

***

 

Cabezada

 

El hombre de la gasolinera se lleva una mano a los ojos y hace sol: brillan los cristales recién limpios. De la calle de la plaza viene gente, y algunos traen paquetes azules de la confitería, otros se agolpan en los puestos del mercado. Yo no he visto nada, porque estaba durmiendo en el asiento de atrás de un coche que ahora arranca. Me desvela el silencio de una carretera sin tránsito, y me gusta ir oyendo lo que no he visto.

 

***

 

Buen día

 

Hoy miente la ciudad, y es claro el día, claros los colores, y se parece el día a los días que yo esperaba encontrarme. Me adelanta un hombre que canturrea, feliz, y otro hombre que sonríe, como acordándose de alguna cosa. Nos reunimos junto al quiosco de periódicos y vamos calle abajo, cada uno a su aire, a disfrutar del engaño.


 

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