ALFREDO INFANTES DELGADO 

"Trianera por genética, socióloga por decisión, poeta por inercia.

2025-06-01

Carmen Barranco

 

Trianera por genética, socióloga por decisión, poeta por inercia

 Carmen Barranco Reina nació en Sevilla hace 36 años y reside en Granada. Licenciada en Sociología, dedica su tiempo libre a la poesía. Confiesa que para ella leer poesía es tomarse un café con la infancia del poeta y es que sus versos están impregnados de recuerdos. Hasta ahora sus poemas han venido en forma de fuerza y voz, desde la Poetry Slam donde tras varias veladas ganadas debutó a nivel nacional, haciéndose además con el Primer Premio de Actos Poéticos en el Ateneo de Sevilla (2017), por lo que fue elegida una de las nuevas voces en el documental de Canal Sur Generación del 27. La luz y la palabra. Ganó asimismo en 2018 el primer puesto de poesía en vivo en el evento celebrado en la Feria del Libro de Murcia, y fue premiada por el Ayuntamiento de dicha ciudad. También ha quedado finalista en la batalla de Escaparate de Poesía celebrada en el Museo Reina Sofía. Son varios los artículos en los que se le hace referencia como voz emergente en Granada, donde no conoce tregua entre recitales. Precisamente los últimos meses antes de la dichosa pandemia, organizó las Noches Líricas en la Sala Pata Palo de esa ciudad. Ahí es donde más ha florecido su labor artística y donde no se cansa de disfrutar de la poesía, considerándola única religión, algo en lo que aferrarse y creer de tal forma que se ha vuelto la luz que le ilumina todo, encontrando en cada verso el modo de ser libre.

Como su apellido, su obra es acantilado y fuerza. Tiene varias autoediciones en la calle y un poemario al que llamó La Luna es sólo un adorno (Ed. Esdrújula), con el que viajó junto a su mochila llena de libros, como tenía soñado, por varios escenarios y festivales literarios. El segundo, Hágase en ti mi palabra (Ed.Versátiles), fue seleccionado para el Premio Andalucía de la Critica 2021.

Ha participado en varios festivales de poesía (Voces del Extremo, Burros Verdes, Voix Vives, FIP Granada…) y su último proyecto ha sido fundar y coordinar con tres amigos el Pulpo Fest”; festival de arte celebrado en Salobreña. Además, también impartió un taller de “Poesía en vivo como arma social en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada.

Dice que no hace falta destruirse para crear, y afirma que se puede crear desde la evasión, siendo el arte una puerta de ese lado del cerebro, ese hemisferio derecho que tanto miedo da al sistema que usemos e incluso no potencian en la infancia porque conlleva la plena libertad: la creatividad”.

Pues aquí tenéis algunos de sus poemas. Disfrutadlos.

Treinta Y Tres Por Ciento

 

Tengo que tener un treinta y tres por ciento

de discapacidad visual

para que me den un certificado,

aunque prometa que ayer vi una paloma muerta

donde solo había un periódico aplastado.

 

Y no es cuestión de miopía, joder,

es algo lírico lo que me pasa en la cabeza

que veo tristeza en manada de hienas,

carcajadas que taladran

horizontes grises y neutrales,

donde ya no me veo reflejada

ahora que la pecera

por fin

es océano.

 

***

 

Mi vecina María Dolores

tiene ochenta y nueve inviernos,

ochenta y nueve como mi generación

pérdida y unida en la pérdida,

reventándonos contra la despreocupación

de un domingo en la resaca;

ciudad de vacaciones,

error y destino que ya sólo reciclo

una vez al mes.

 

Mi vecina María Dolores,

se levanta justo a la hora en la que mi tío

no recuerda como ha vuelto

y el sol ni asoma en la nuca

de los agricultores de Detroit.

 

Ella, que nunca ha salido del Realejo

como si fuera de Triana

o como si la palabra República

no fuera lenguaje de banderas,

todas las mañanas a grito de afilador

da los buenos días a su perro

—pequeño negro canguro—

de un ladrido tan agudo

que es kryptonita para mi acufeno,

herencia genética como es la alergia al metal.

 

Me despido de María Dolores

cuando paso días fuera

y el día que me fui a Roma

recordó su viaje al Vaticano,

justo antes de preguntarme

si ahora no tenía novio o novia,

instante que extrapolé en la piel

de Jeanine Deckers

como quien relaciona vidas

desde la otra cima del mundo.

 

Ella, que avanza al compás de su andador,

carga en la espalda una infancia

de hermanas y canciones

que aún resuenan en el eco

de ese patio que fue juego

y hoy sendero.

Ella cuidadosa jardinera

que canta a sus gardenias

para que no olviden que allí hubo vida

aunque todo sea hoy solo luz.

 

       Y cuando anochece en nuestra calle,

ella meticulosamente puntual

como un coreano de negocios

vuelca el cubo de amoniaco,

con el piropeo rutinario

hacia los ojos de mi perra,

que se le sube siempre encima

sin tener en cuenta nunca

que aquellos huesos ya son de cristal.

 

A ella le hace gracia que olviden

que esa mente joven

arrastra un mapa de grietas

a punto de borrarse,

eso le hace reír pero también suspirar

cada noche que me aconseja

desde su ventana de rejas negras

al verme volver,

que aproveche mis días

como si fuera así

a salvarme de su vida.

 

Balbucea siempre frases hechas,

con el perfecto cierre sonoro

de un “si dios quiere” o un “hija mía”,

dialecto de una vida que yo llamo tranquila

pero ella no conoce otra opción.

 

María Dolores y yo somos exactamente

dos extremos de un suspiro,

ella vive ilusa en el pasado,

yo ansío el aire incierto del futuro

y aunque nos diferencien sesenta años

hemos nacido

en el mismo

miedo.

 

***

 

Sigo sin entender

 

Sigue el trozo del suelo donde caíste

sin ver crecer un árbol.

Sigue la calle a oscuras

en el recuerdo del otoño

y yo sigo sin entender

por qué no te recuperaste,

si los niños éramos

mucho más fuertes

que los pájaros.

 

***

 

Sueño con gerundios en tur formas verbales,

mientras los silencios agrietan conversaciones

sobre el mundo que nunca arreglamos

y los astros siguen alienando la rutina

hacia un calendario mojado, tenue, desgastado

por tantas promesas con el puño en alto,

con la rabia de quien se corta las manos

con el metal oxidado de las prisas del agua;

que no es más que la lluvia de un otoño

que soñó con fechas clavadas en pronombres

y sólo quedaron heridas en los charcos.

 

***

 

Romance español

 

Él se volvió loco de amor,

ella le producía tanto

fuego en su interior

que decidió quemarla viva.

 

Él quedó libre

a las tres mil noches,

ella aún sigue siendo

ceniza.

 

***

 

Pecera cilíndrica

 

Rechazo lo que en mí

no hace bien,

me sano,

me quiero,

soy libre.

 

Algo así será el proceso,

un esquema circular,

una rueda de agua,

fuente de vida,

corazón que bombea

punto y coma,

sangre y sangre.

 

Empiezo a entender en lunas

sin saber ni mirar al cielo,

doliéndome la tierra,

cuento los palos

y bailo vals a oscuras

con suelas que añoran

amanecer a campo abierto.

 

Colecciono motivos para el vuelo,

los omóplatos son vajillas rotas,

no tienen forma de alas

son rejas rojas,

intento erótico abrirlas,

destellan las bocas son minas.

 

Celebremos constelaciones,

acción de gracias gritarlo

de pecho a pecho y espalda

—paso fonético firme—,

bordas las letras,

crecen los astros,

cuadran los mundos...

Digamos lo bello de frente

como que sonríes y vuelan los mirlos,

como que eres fuerza en tornado

y tornas los turnos al viento,

como que eres oxígeno puro

y veo el océano en tu córnea.

 

Haz el amor sin reparo

como si todo fueran espejos,

en esta pecera cilíndrica

nado en el lodo a tu lado,

somos reflejo en sirenas

no seas formol en la forma,

no esperes mirarte con ojos de nadie

si en nosotras nace la historia

y será nuestra lucha siempre,

el mejor desenlace.

 

***

 

 

Culpando a las estrellas

 

Yo me definiría según mi horóscopo

con tal de culpar a las estrellas

de todos mis errores,

y tú salías incompatible para mí

en cualquier revista de corazón;

de esas que me he leído

en tantas salas de espera,

que ya no recuerdo ni la música que sonaba allí,

ni en nuestro último baile.

Quizás, es la misma melodía

la que me hace sentarme

a mirar las flores muertas

que callan tu huida

y rompen mi silencio a gritos...

así, como si las estrellas fueran culpables

de que mi poesía haya perdido los papeles

y tú te hayas convertido en la tinta

de todos mis errores.

 

***

 

Desde aquella terraza

 

Podía tocar la luna

desde aquella terraza,

mientras discutía con mi abuelo

sobre el destino de las olas

y el tintineo de los hielos

sonaba a otro verano perfecto.

 

Con el tiempo los cristales se agrietaron

como los pies de mi abuelo,

mis cicatrices de agua se secaron

en la última noche

en que la luna dejó de estar cerca,

mi infancia se ahogó en el recuerdo

y al mar se lo tragó la luna...

como a la voz de mi abuelo.

 

***

 

Querida España,

tú volverás a ser del aire

y el aire no entiende de banderas.

 

Tú que soñabas libertad,

lamiendo las heridas

que marchitan tu silencio;

ese que te hace ser pasado

vestido de tristeza,

ese que te hace ser futuro

desnudo de fronteras.

 

Tú volverás a ser del aire,

tierra de poetas.

 

***

 

Juventud

 

Deslizar el dedo para llegar a ti, 

son todos caras distintas

como las que no reconozco en la Luna,

esto no va a ser un poema de amor,

estás siempre por encima del latido,

de cualquier latido contigo medito, 

editas mi pulso, retas mi mente 

como mantra que estruja el mundo.

Levitar sobre la resonancia de tu voz,

hilo agudo en grave equilibrio

bordo al borde de la garganta

del vino profundo te bebo, 

te debo la noche,

dame motivos para atormentarme 

y evitar meteoros que me lleven

al cristal mismo

               del soneto de tu nombre.

Amar oscuro, crear nuevas formas de luz

vestida de soles como los viernes, 

inundas de trigo el fuego,

si fueras menos extrema

dejarías de ser misterio

juventud, ven y emboza el paraíso 

que tenemos toda la vida por delante.

 

***

 

He perdido el sabor de las cosas,

nervio cerebral afectado,

anosmia se llama

pero me libré de olvidar

contar los inviernos,

pienso duramente agradecida

no sé a quién pero gracias.

El oído tiene un liquido

en mí se salió con el golpe,

eso hace sentirse en un barco,

los vértigos son ya llevaderos,

imagino estar en el mar,

colchoneta frente arriba,

haciéndome la muerta

como en la paz de una infancia

del bañador de mi abuela turquesa.

Tengo ganas de oler fuertemente

el océano, comprobar que no perdí

tanto, que la esencia se mantiene,

que aún podría retumbar mi cabeza

por el eco sonoro de risas

en la orilla de un mundo muy grande,

de un recuerdo más allá de un instante

más aquí y para siempre.

No he olvidado escribir ni una gota,

seguiré haciéndolo inercia

aún me quedan tantas las vidas

para poetizar algún o todos los errores,

limar injusticias métricamente,

crear donde pudo haber solo destrozo.

 

***

 

La tarde amenazaba humo y ciudad,

silencios del hielo sin romper

empapaban nuestras mentes de prisas,

víctimas de lo que prometimos

no ser

en otra

vida.

Sólo quedaban sorbos en nuestros vasos

y colillas en los ceniceros de esa porcelana

que nunca supo rimar con nuestras estanterías,

porque realmente nunca fuimos vicio,

fue todo huida social o adaptación al medio,

ya no recuerdo

las causas

del daño.

La tarde se oscurecía como mariposas

en el estómago de un precipicio,

pero tú mi sol de diciembre

abrigabas cualquier

tormenta de luz.

La tarde agonizaba en el retrovisor de un día de playa

con Sarah Jaffe recordándonos

que la felicidad era una melodía,

mientras la rutina

tomaba forma de domingo

y nuestras credenciales

se perdían en la arena,

junto a otros metales

en manos de la suerte.

Las tardes me enseñaron

a leerte con cautela,

a escribir como si tuviera musa,

a evitar caer en la nostalgia

como modo de suspiro.

Las tardes me enseñaron que tú y yo

no podemos ser destino,

todo es tan aburrido,

amor,

desde que este no es nuestro planeta

vivo esperando encontrarme

con la otra mitad de ti;

la que no dependa de mí

para marcharse.

Las tardes me pidieron huir sola,

dejando atrás el antojo

de tenerte encima,

que pasó a tenerte para mí

como la playa desierta

y el estruendo de tu risa.

Sin ganas de llorarle a las dudas

mis puños siguen llenos de rosas,

mis dedos aun piensan en tu espalda

y mi mente está aburrida

de buscar motivos

para quedarse.

Conduzco sola hacia tu olvido,

aún tengo mis bragas llenas de arena,

las tardes tan vacías como el futuro

y la vida llena de lecciones, pero

las tardes no me enseñaron

a ser víctima de la huida,

y vuelvo a caer buscando

tu otra mitad…

Ya no sé si eres vicio o atardecer,

todo es tan aburrido,

amor.

 

***


Prosa tétrica

 

Lejos de orión

 

Miraba el reloj de pared, sintiendo cada segundo caer en el lodo de su pecho; cansado ya de tantas noches esperando ver Orión desde aquella azotea despintada. Todos sus sueños se ahogaron en el silencio, como una performance de plomo bajo la lluvia, como los semáforos oxidados de esas avenidas insaciables que nunca pintaron atardeceres... Los muros grises de aquella ciudad, impidieron crecer las flores de sus credenciales, encerraron risas de niños en calendarios metálicos y primaveras en ciber amores. Todo estaba cubierto por cortinas de un humo tan tóxico que cubrió cada una de las estrellas mucho antes de conocernos; aún así, me seguía hablando de libertad señalando al techo.

 

Fin del mundo

 

El mundo se vuelve loco a la velocidad de la luz; espectáculo esperpéntico disfrazado de luto que se escapa entre los dedos como viento, arena y ansia. Vivo en la pantalla del horror, odiando al usurero enemigo del caótico azar, que juega con la muerte impulsiva a carcajadas. Mientras, el cielo guarda minutos de silencio por las vidas que caen de los relojes atómicos en cada rincón del mundo, tan triste, tan desquiciado...y mi mente sigue a la velocidad de la luz que se apaga en cada último pestañeo. Es el fin del mundo y aún no hemos despertado.

 


 

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