ALFREDO INFANTES DELGADO 

"Trascendiendo la tradición de la poesía social

2025-06-15

Daniel Salgado

Trascendiendo la tradición de la poesía social

Daniel Salgado García es gallego (Monterroso, Lugo), poeta (ha ganado algunos premios de poesía) y periodista. También dirige una revista de cine (Ariel), escribe en prensa y otras revistas, ha sido coautor de cortos (O río é noso) y ha colaborado con grupos musicales como Das Kapital y Vietcong. Y también ha escrito algunos ensayos sobre su activismo político en la izquierda gallega.

Tiene una decena de poemarios publicados. El último, Poemas realistas (Ed. Apiario, 2024) está siendo muy comentado y valorado. Como sus poemas están escritos en gallego, quienes tengan interés en leerlo en castellano, lo podrán hacer accediendo a  la publicación bilingüe Huelga General. Antología (Ed. Cyan, 2018). Su poesía se mueve en la dialécticva entre lo estético y lo político, en la tensión entre la ruina  y la perseverancia en la posibilidad de un horizonte más esperanzado.

Escribir é unha pelexa constante contra a propria linguaxe, nos dice en una de sus entrevistas, y Creo que a poesía non ten que contarse contos, nos dice en otra. Y Ás veces é a historia a que parece que non cambia e a natureza a que se transforma, también nos dice en otra más.

Todos os meus libros teñen que ver, e de maneira consciente, co noso tempo, individual e colectivo. Gústame que se note, ademais. Si hai unha continuidade, e pode que si, que haxa agora unha confirmación dunha catástrofe que antes se intuía. E non é só cuestión de política, ou si o é mais no sentido de como nos afecta, como colectividade, o que está a pasar, como afecta ás nosas relacións como individuos, dice también.

Y es que hay una continuidad entre todos sus poemarios. La lucha de clases siempre ha estado presente en ellos, la conciencia de perteneces a un rincón de Occidente, pero en los últimos ya se percibe ese paisaje de escombros, de ruinas, que mencionábamos antes.

Pues para comprobarlo, aquí os dejo algunos de sus poemas. Degustadlos.

No pasarán y siempre pasaban,

habían pasado tantas veces

que ya nadie decía

no pasarán,

nadie esperaba

que no fueran a pasar, nadie

recordaba

cuando no

pasaban.

Y pasan.

 

***

 

 Castelo (Taboada)

 

El movimiento de las nubes

no permite adivinar el curso de la historia.

Pero inspira cierta tranquilidad.

Es un sábado por la tarde

del mes del día de los trabajadores.

Y aunque a efectos prácticos

poco importa,

el sol pega en nuestros rostros.

Nada indica que Europa Occidental

se interna en las tinieblas.

Que todo se tuerce con el paso de los días.

 

***

 

 Cefalú

 

El día brilla y la arena,

probablemente, quema.

El soul sureño indica que cualquiera puede

ser feliz durante tres minutos.

Incluso en el estadio actual de la lucha de clases

o con toda esta gente en pantalón corto.

El agua del mar es verdad.

Y a la sombra del muro,

calculas,

tal vez exista manera de olvidar

una luz tan blanca.

De súbito,

un avión de guerra surca el cielo.

Somos esto, con exactitud.

 

***

 

Oza (Teo)

 

No quieres ser cínico,

pero estás rodeado.

De un momento a otro,

todo puede comenzar a arder.

Porque la temperatura sube

y nadie se responsabiliza

de que se están torciendo las cosas.

También nuestra manera de tratar

con los otros.

El mando capitalista,

avisas,

no entiende de amabilidad.

Y nosotros, que quisimos ser amables,

con dificultad,

vamos más o menos resistiendo.

No prometemos nada.

En el cielo,

los pájaros ensayan una huida.

Los miramos y aprendemos que sí,

que efectivamente tenemos miedo.

 

 

Casa Grande

 

La realidad se extiende

por la última mañana de octubre.

Piensas en la huelga más antigua de la historia

–contra Ramsés III, 1166 a.c.–

y en la sucesión de cuerpos insurrectos.

Ni así consigues evitar

esta sensación de frío colectivo.

El tiempo en que nos adentramos

es incierto, consideras.

Ninguna señal indica

que no vaya a haber sangre y fuego.

El precio a pagar duele, pero duele

en los huesos.

No existe metáfora disponible

para las actuales circunstancias.

Sentimos en carne propia

el viento que azota los sauces.

 

***

 

Almáciga III

 

El poema comienza

con una descripción objetiva

de las circunstancias físicas: es otoño,

los días menguan,

a la altura de las rodillas alguien explica

que el miedo es la moral de nuestra época.

Entre la tristeza y el cinismo

escogemos este cielo lavado.

Su brillo.

La tensión propia

de la ruptura de la lógica lingüística.

La extinción.

 

***

 

 Los prados

 

Un gris translúcido asciende de la tierra.

El paisaje,

a estas alturas del año,

es mate.

Enero nos volverá a todos

un poco menos brillantes.

Y nada amigos de separar

nación y guerra de clases.

Estamos en disposición

de aprender de nuevo a odiar

intensamente.

 

***

 

IX

 

dentro de una lengua corrompida

entre las fibras de los días que arden

y el colapso total del principio esperanza

contra la pared

es como se va escribiendo el poema

 

con las dificultades propias

de una terrible derrota histórica

 

en el fondo del fondo del océano

 

la ausencia de voz y el silencio de los objectos

hablan al caso: el idioma vencido

las preguntas inútiles

un lenguaje infectado por el mercado

 

somos esto y tenemos miedo

insistimos

y no basta el asombro

 

***

 

 X

 

el objeto de reconstrucción

es el propio lenguaje

 

lo que nos fue robado

 

ese espacio donde nada se identifica

y acorralado el idioma no da abasto

 

los añicos de la historia

atascan las posibilidades del poema

su exactitud

 

sus muertos

 

irreconciliables / indefinidamente

los días y nuestras razones

la idea exacta de lo que puede suceder

esa dureza eterna de las palabras

ese sol negro

 

la ceniza sin oros / ni rastro de civilizaciones antiguas

el propio lenguaje reducido a ruinas / finalmente

a escasa distancia de la extinción

entre la derrota del trabajo

y la inexistente piedad del capital

 

***

 

La sombra que proyecta el avellano

es densa. Húmeda.

Oscura de un modo análogo

a las condiciones de posibilidad

de la insurrección.

Es una hora blanda.

La destrucción de seres humanos continúa.

Pero al sol confuso de agosto

tomas distancia de la Europa culpable.

La idea de justicia se parece

a la porción de mundo que sintetiza una manzana.

Tiendes a un tiempo

al remordimiento y a celebrar

que estamos gravemente vivos.

Nadie aceptará que fuimos inocentes,

que las cosas no podían suceder de otra manera.

 

***

 

 Consideraciones sobre el marxismo occidental

 

Entre dos guerras se define

una escritura que no respira,

la explicación escasa de los estragos,

esa manera

de resistir en la derrota y andar

fuera de los huesos. Trataron

el error como categoría política,

la lucha de clases

en la superficie brillante de las cosas,

 

pero no sabían

del paisaje oscuro de la asamblea,

de lo inevitable que resulta

el testimonio del cuerpo. Al final,

su política coincidió con el desastre.

 

***

 

Parque de La Almáciga

 

Se lleva todas las culpas

un ascenso súbito de la temperatura.

Eso y no otra cosa significa

crisis de civilización.

Nadie nos hará más atentos

ni más sensibles a la idea de misericordia.

Nuestro cuerpo teme las verdades simples,

admites,

y no asume que contiene pájaros negros.

En el interior de cada ruido

estalla un silencio.

No conseguimos pasar a través de los dientes.

El espacio que ocupamos.

Octubre se deshace

al tiempo que un viejo olor a flor de patata

determina los días.

 

***

El último poema del capitalismo tardío

 

Esto es contra los paraísos artificiales. Y contra

el artificio. Por aquí se ven restos de carteles,

anda ratas de alcantarilla, domina

la civilización del automóvil. Esto es pura propaganda:

escribamos contra nosotros. Tomemos el cielo por asalto.

Como en un vulgar relato de emancipación: contra

los paraísos artificiales: esto es el paraíso en la tierra.

Defendámonos del neón. Exijamos cable y no fruta

de cámara. Estos son pedazos de asteroide: la cosa

no da para más. Preparemos las maneras

y los pechos. Caemos y esta luz no nos hace ningún

bien, la tierra mojada, las mayúsculas, la fe

en la mentira del horizonte. Esto explica el mundo:

 el centralismo democrático de la palabra arder,

la organización armada que desmonta las paredes

de las buhardillas. Esto es contra la poesía: pone

no tocar, causa estragos, lleva en la portada la foto-

grafía del soldado soviético en el tejado del Reichstag.

Esto es, definitivamente, contra el artificio. La palabra

no usa sábanas y busca intemperies.

 

***

 

poema de coyuntura

 

activa las condiciones

para desgarrar la piel de los días. es

donde se juega incluir

la vida, la piedra gastada,

todos los objetos que producen

un poema: la disciplina

de la espada y el mapa

de los hechos, los indicadores de la

crisis, la investigación rutinaria,

la sangre, por

aproximación este carácter inde-

finible de la época. rechaza la presencia de plantas o la

miseria de los cuerpos, el dispositivo

de la memoria, habla

en segunda persona. destruye

cualquier esperanza

en el curso de los tiempos

informe y quiebra: los indicios

conducen a las costuras,

a la cadena de producción, a los

restos del pan de ayer.

el sujeto

no sabe dónde situarse:

lo que ocurre dentro,

en plena osamenta.

pero es el tiempo, que

no se presta

 

***

 

desacato

 

este frío evidentemente

evolutivo, esta precariedad

de todas las cosas. el tiempo

cautivo: carroña, certificación,

asalto al vector desagradable de la vida

moderna. somos deuda,

material cortado, los plásticos

del idioma: residuo

de lo cervical, de lo marítimo.

las extrañas tácticas de la amputación,

desorganizar el asentimiento:

de contrabando,

de casa abandonada: abajo

los muros de las prisiones

 

***

 

 

teoría del free jazz

 

se trata de impugnar

esta versión de los hechos:

no funciona la lógica

mercantil  y el trazado ofrece

estética de resistencia,

contornos de animalidad,

la indiscutible atracción del abismo.

asunto de homicidios y

hierro extremo, disuelve certezas,

corta, atrapa la electricidad

y cuestiona cualquier relato.

no utiliza espejos.

no sabe de capitulaciones.

es historia opaca, esquema

y hueso, aniquila paredes

igual que el topo, deserta,

practica la liberación de todos

 

***

 

A Peneda

 

Nadie sabe

cuándo se tiró al río por primera vez.

Pero la vida transcurre así, sin preguntas,

repitiendo los gestos,

conservando la luz en la retina

y los objetos en el tejado.

A una distancia razonable del turismo.

En el fondo de los espejos y al pie de la Serra do Faro.

Porque esa es sombra:

la de los secretos de la piedra, la de la madera húmeda,

la de las casas abandonadas

en la última aldea de la montaña,

la de los erizos y la serpiente de agua.

Lo que irrumpe desaparece y lo sólido,

ya sabemos lo que sucede con lo sólido,

lo mismo que sucedió con quien escondía el bisabuelo

y con aquella vieja perplejidad,

 con el movimiento continuo

hacia la liberación de todo

 y con los antiguos caminos reales

que dibujaban un país. Y menos mal

que lo sólido se desvanece en el aire y por eso

el cielo es tomado por asalto y las tropas entran

en el escenario de la historia y casi nadie

conoce las canciones que lo relatan.

Las marcas se borran y nosotros seguimos

disponiendo los cuerpos de la misma manera,

hacia el final del día, desnudos,

absolutamente dominados, también vencidos.

 

***

 

As Quendas

 

Aprendemos la razón de Estado justo en aquel remanso del río

en que las sombras facilitan la vida

y la paz social significa agua fría,

un aviso de mamá,

el kilo de cerezas del país que alguien compró en el mercado.

La memoria se pone así, tonta,

pero te llama a ti, a mí, a ellos,

a los que viven días ardientes

y a los que se niegan a retroceder.

También a quien vendió el corazón

y ahora no sabe dónde están las islas

ni a qué hora se confirma la derrota.

 

Pero nada fue de esta manera.

 

Los años hacen añicos el espejo y el mundo

se viene abajo y nos enamoramos y

contra la desarticulación del movimiento obrero

se moja la hierba, se compara el ruido organizado

con la destrucción de los prados,

se extiende la revuelta.

Recordamos la importancia de las estaciones

y cómo nadábamos

la tarde entera sin apenas respirar.

 

***

 

Le Panier

 

No es que domine la indiferencia: es

la sombra del mundo, la indolente caída

de las casas del Camino Real, un algo

diferente en los ojos. Pasas y no queda otra

que dejar escapar esa luz, la de todas las cosas,

e impedir el veredicto de la madera,

las astillas de una vida diferente en un lugar apartado,

donde se conspira contra el valor de cambio

o contra la literatura que no sabe renunciar a lo bello.

No hubo un grito, hubo sangre,

escribe Borges.

Pero el corazón resiste, indemne, y en los predios

y en los prados y en las islas el mármol

se rinde a las aguas.

No vencemos. Sobrevivimos.

 

***

 

Le Havre

 

El niño africano mira por la ventana del autobús.

En Occidente el sol es negro y las consecuencias

están a la vista: nadie resiste, nadie gana.

Nadie comprende

por qué cada vez respira peor.

Pero todavía existe el brillo del otoño,

la imagen rota del internacionalismo proletario

y esa dignidad de la piedra gastada.

No hay plantas, hay arrabales junto al puerto

y lañ impugnación por la vía sentimental de la Europa fortaleza

y rostros excavados en un proceso de acumulación abortado.

Una historia minúscula que explica

las razones de la violencia del color de los árboles

 

-aviso: este poema no trata del otoño, trata de la usura.

 

Los bosques sirven para escapar y la muerte

no puede con nosotros. Esa moral

es lo que aprendemos en la luz de Normandía.

 

***

 

Nueva York

 

No hay luz de sol que dé en paredes blancas.

Ni apenas una sombra que no ocupe todo lo que antes fue

la imagen idealizada de un país sin remordimientos

o un poema sin tensión en la lengua.

Las consecuencias de interpretar así

el avance de la mala hierba

están sobre la mesa: estas relaciones laborales,

el exceso de crepúsculo, la barbarie del alpinismo

y esa voz quebrada que, con todo, no anuncia la libertad.

A quién le importas el verano cuando la vida es feroz,

parece explicar una canción de Laura Nyro.

 

***

 

Sabadelle

 

Seis hombres discuten en la viña.

Es domingo y no hay guerra

alrededor.

Hay lucha de clases.

«Esto es lo que fuimos», dice uno.

Pero ya no hablan

 

de la industria farmacéutica. Hablan

del paso del tiempo.

No llueve. Este año

las avispas llegaron en marzo.

 

***

 

Madrid VII

 

El autobús atraviesa un desierto moderado,

incierto. Es Castilla, al sur

de la gran autovía,

donde la tierra no da bosque ni agua,

ni siquiera un lugar en el que vivir a la sombra.

Faltan cinco días para la huelga general

pero todos olvidan los muros de las prisiones.

A esta hora, la música viene de lejos.

Niega la segregación racial.

Viene de lejos, de antes del desastre oscuro.

La funcionaria, en la caseta,

lee Un mundo feliz.

Pero el mundo, en realidad, no es feliz.

Tampoco al modo absolutista de Huxley.

El mundo es áspero. Y nunca duerme.

 

 

Goián, 14 de abril

 

Se juntan al pie del río, pero hacia el interior.

En la frontera.

celebran que una vez hubo república

en la formación social histórica que llamamos

Estado español.

La memoria es parte del cuerpo.

Duele en las manos.

Cuando recuerdan, siempre están en la frontera.

Los caminos tienen cicatrices.

 

***

 

Materialismo dialéctico

 

Las llagas de la luz en la madera

 definen el campo de lo posible.

Apenas queda otra opción que observar

cómo se desarrolla la estrategia de los gusanos.

Sobre nuestros ojos se acumula el polvo del mundo.

La materia se desgasta, lo sabes,

con el fulgor ocre de las horas.

Pero la sensación es de marasmo.

Las enormes masas de nubes se desplazan lentamente.

Fracasado el primer asalto,

ninguno de nosotros conoce la línea de fuga.

Es en este interregno

cuanto también el lenguaje se desmorona.

 

***

 

El Quinto Regimiento

 

Sagradamente entran los objetos que antes no habían entrado,

las casas que duran apenas una generación,

tus ojos del mismo color

que no callarnos ante las tropas invasoras,

todo, también tú entera y lo que me gusta saberte aquí, así,

con el cuerpo acostado en el regazo de la guerra global,

también tú impuesta, irremediable, tan entre los siglos,

tan entre ausencia de mapas, tan entre lo que nos ofrece

seguir y seguir y seguir y seguir

hasta aprender el movimiento dialéctico de las manos,

la usura de alguna noche, la grave inutilidad

del poema de amor, porque no andamos y duele

la época de explotar los puentes,

con todo no queda ni uno en pie,

eso sí, hay piernas y sábanas y palabras que se agotan

y los apeaderos de la historia que aún no vislumbramos

y es probable esta retórica de que se puede vencer

y esta vez venceremos

y tú que rodeas con los brazos

la idea que tengo de cogerte mientras el mundo

se viene más o menos abajo

y el colapso de la memoria admite el adjetivo fraticida

respecto a 1936

y lo que en realidad falta además de la celebración de estar,

de las almohadas que resumen los comienzos,

del edificio de un convento

para la fundación de la resistencia,

en realidad lo que falta puedes ser tú

por cada una de las tardes mirando la vida sin vivirla.

 


 

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