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2023-09-24
Análisis del voto
Desde luego pensando en la situación por la que atravesamos, en la que todavía es la nación más antigua de Europa y la respuesta que la población ha dado. Se me ocurre que es una reacción normal. Desde el 23J, donde a ningún partido se le dio mayoría suficiente para gobernar. Y esto sucede, en mi humilde opinión, porque todos los partidos creen, o más bien, quieren creer, que las personas que los votan, los legitiman para cualquier cosa, y no es así.
Yo creo, que
dentro de cada opción a la que votar, hay una minoría que podríamos tildar de incondicionales, que votarían esa opción, incluso aunque los lleven al matadero.
Para muestra podríamos poner a Felipe González, si a mister X, aunque siempre negó ser dicho superhéroe. Quien salió en los medios, durante una entrevista, para mostrar que está radicalmente en contra de las políticas traidoras de su partido, encabezadas por Pinocho, que dice que los que sirven al Estado de derecho son malos y los que lo atacan, son pata negra. Al cual es muy aficionado ahora que lo paga el presupuesto. Sin embargo, a una pregunta del entrevistador acerca de a quién votó, dijo que votó al PSOE, aunque tuvo que pensarlo mucho. Dicho lo cual, entonces cabría preguntarse el porqué, como decía Mouriño.
Luego hay otra proporción que vota en la dirección de la presión del grupo al cual pertenece o quiere pertenecer. Esos serían los que han votado a un saco de aire muy bien peinado y cada vez mejor vestido, como es la Yoli. Quien hasta ahora lo único que ha hecho ha sido apuñalar a todos los que la trajeron a la primera línea de la política. Creyendo que como el aire pesa muy poco, le darían el rumbo según soplara su jefe. A quién también apuñaló, políticamente hablando. Y ahora vemos cómo enarbola esa perorata del diálogo sin contenido real, más que hago lo que tengo que hacer para no perder lo que me da, proporciona esta vidorra que me estoy pegando. Como muestra va con el falcon a Waterloo, se mete en un hotel de lujo que no creo que pague y se tira una foto nada menos que, con Puigdemont, que no solo es un golpista hooligan, que también vive como Dios del presupuesto, y nos cuenta que es una oportunidad. Claro, la de seguir dándote la vida padre.
Después tenemos otra parte que vota a quien no hace más que engañarles y vender todo lo vendible sin hacer nada, no vaya a ser que se arruguen el traje. Si no, como se podría explicar que, habiendo tenido las dos más grandes mayorías absolutas que se han dado hasta ahora, en esta mal llamada democracia, no hizo nada más que mirarse en el espejo para comprobar si estaba tan fuerte como le decía su personal trainer. O lo que fue peor todavía si cabe, como el que ostentó la presidencia en la segunda mayoría superabsoluta, y no hizo nada. O, mejor dicho, lo que hizo fue poner un bolso en su sillón de mando. Creyendo que como no había hecho nada durante su gobierno, no se iba a notar. Y ese precisamente fue el principio de toda esta maquiavélica situación que nos lleva a una dictadura, porque a eso es a lo que nos estamos peligrosamente acercando.
Y ya para terminar, tenemos al partido que surgió como reacción a todas esas posiciones anteriores. Y en sus primeras elecciones dieron el campanazo.
En las segundas ya no fue un campanazo, sino un gran salto hacia la esperanza de aquellos que creían ese soplo de aire fresco que parecía llegar con bandera de unidad y de orgullo nacional. Aunque equivocara su discurso y su proyección. Sin embargo, nadie, hasta ahora, según creo, había defendido a la familia tan atacada, a la natalidad, ya casi desaparecida; a la bandera, a la que muchos juraron y que, por ella, muchos murieron con honor. Y en las terceras elecciones han caído de sus expectativas, por esas luchas intestinas por el control del partido, pero no de las ideas que lo llevaron hasta esa posición, que han abandonado.
Y luego están el resto, qué víctimas de su situación caen en lo que un gran investigador llamado Seligman, llamó a su modelo para explicar la depresión indefensión aprendida. Que se podía explicar en pocas palabras como, sufrir las consecuencias siempre negativas de su única acción, que en este ejemplo sería votar a una y otra opción, según sus necesidades. Que no son pocas, porque por no poder, no vamos a poder ni comer. Como esto siga así, nos convertiremos en los siguientes zombis, puesto que solo nos quedará el fentanilo, tristemente de moda por desgracia. Y que, por supuesto, no votarán, pues habrán aprendido que las consecuencias negativas que les proporcionan sus actos, siempre lo serán hagan lo que hagan.
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