MANUEL PEGALAJAR PUERTA  "no es menos cruel que el que padeció la población judía

2025-09-21

Israel genocida

La ONU aumenta la cifra de gazatíes asesinados por Israel situándolos en 680.000, una cifra más de diez veces superior a la que se está barajando en estos momentos. Esa es la cifra que se aventuran a citar diversos científicos y académicos y que asume la propia relatora de la ONU sobre Palestina, Francesca Albanese, de los cuales se estima que 380.000 serían menores de cinco años, 1.581 sanitarios, 252 periodistas y 346 personal de Naciones Unidas.

Por otra parte, la Comisión Internacional Independiente de Investigación de Naciones Unidas ha concluido esta misma semana que “Israel ha cometido genocidio contra los palestinos en Gaza desde el 7 de octubre de 2023”, destacando en su informe que en Gaza se dan cuatro de los cinco criterios de genocidio: “asesinatos, causar daños corporales y mentales graves, infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción y la imposición de medidas destinadas a impedir nacimientos”.

Israel está llevando a cabo “su genocidio” desde una absoluta planificación: priorizando la matanza de niños y niñas gazatíes para intentar cortar de raíz el futuro de la población palestina; impidiendo que la prensa entre en el escenario del crimen –del genocidio-, para lo cual tampoco ha dudado en asesinar a un número inédito de miembros de la prensa; bombardeando de forma preferente hospitales y centros sanitarios; avisando a la población palestina para que se desplace de un sitio a otro para, en ese desplazamiento, atacarla; asesinando a la población hambrienta que acude a los centros de reparto de alimentos —por llamarlos de alguna manera—, centros dependientes de las propias autoridades genocidas y de sus aliados yanquis, para también asesinar a la población en esos puntos; impidiendo la entrada de camiones con ayuda humanitaria, tanto de alimentos como de medicinas…

Siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas, pero este genocidio no es menos cruel que el que padeció la población judía a manos de los nazis en el siglo pasado, solo cambian los métodos: aquí no hay cámaras de gas, con lo cual la muerte es, incluso, más cruel, hasta el punto que parte de la población gazatí, ya exhausta, está pidiendo y deseando su propia muerte. Suele decirse que la historia nos juzgará a todos, pero ni siquiera eso está claro o, al menos que el juicio sea justo y racional, porque la degeneración de la especie humana está alcanzando tal punto en esto que, paradójicamente, llamamos el “mundo desarrollado”, que no es desechable que en el futuro los genocidas y sus cómplices pasen a ser los “buenos” y las víctimas los “malos” de la historia.

La pregunta que me vengo haciendo desde hace tiempo es si son humanos quienes cometen estos crímenes, pero también si lo son quienes los asumen con absoluta normalidad. Todo, absolutamente todo lo que tiene que ver con este genocidio es doloroso, asqueroso y vomitivo, empezando por la coartada que se utiliza para intentar justificarlo; el terrorismo de Hamás, un grupo creado e impulsado a finales de la década de los años ochenta del siglo pasado por el propio Estado de Israel para dividir a los palestinos restando fuerza a la entonces hegemónica Organización para la Liberación de Palestina (OLP), y acabando por la abulia que, ante este genocidio, experimentan individuos que creías que eran humanos porque viven muy cerca de ti, tienen mujer, o esposa, e hijos. Yo prefiero pensar que esta gente que justifica estas salvajadas, o que simplemente las obvia, no son humanos, porque el admitirlos como tales significa que yo mismo comparto especie con ellos, y es algo a lo que me niego.