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JUAN CANO PEREIRA "Palabras que al pronunciarlas creen pacto, ley y hasta jurisprudencia |
2025-07-13
Palabras más o menos
Palabras más, palabras menos, cantaban alegremente los Rodríguez mientras armaban un trabalenguas que —bien decían— casi siempre se termina llevando el viento, porque ya nos pueden nuestros políticos regalar el discurso más florido, el más barroco de los parlamentos, la más bella de las oratorias que, si el texto no viene apuntalado por la acción que lo ejecute y le dé vida, se nos desarma el discurso, quedando así las palabras vanas, inservibles, gastadas, vacías y faltas de sentido.
Pueden pretender regalarnos sinceras palabras en apariencia en las que se nos pida perdón, maquilladas incluso con serios y grandilocuentes gestos de arrepentimiento —como aquel «lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a pasar»—, pero si todo ello no se acompaña con acciones contundentes y medidas llenas de sincera determinación que impidan que el daño en cuestión se repita, mal vamos por ahí. Y es que, por desgracia, en la historia de este ya viejo país nos han engañado muchas veces con sus lágrimas de cocodrilo tanto personajes como personajillos de todas las raleas o calañas, aunque, si lo piensas bien, en este arte de la mentira, todos quedan a la misma altura; es decir, a la misma bajura o igualados por abajo.
También están los políticos que te sueltan un discurso de media hora o más sin decir nada, una peripecia en verdad con mucho mérito, sobre todo si el individuo en cuestión es capaz de mantenerse impertérrito delante de todos los compromisarios de su partido, en una conexión en directo con las principales televisiones del país, sin decir más que vaguedades, cuando se supone que está presentando ante toda España su proyecto de país. Un individuo incapaz de ruborizarse ahí, encima de la tarima, mientras suelta como principal argumento de su estrategia política esta frase: «O Sánchez o yo». Salvo eso, ninguna propuesta, ninguna idea de país, salvo las banderitas y el himno al final del discurso.
Como decían los Rodríguez sobre la mismísima enjundia que encerraba su canción: «palabras más, palabras más, palabras menos, es lo que menos te puedo dar», que en realidad es lo de siempre: palabras más o menos nuevas, palabras más o menos viejas, palabras llenas de remordimiento, palabras que siempre se lleva el viento.
Pero nunca palabras firmes, llenas de compromiso. Jamás palabras, da igual si nuevas o viejas, pero que denoten compasión, que encierren esperanza y que rezumen, aunque sea solo una pizca de ilusión. Ni por asomo palabras comprometidas. Palabras que al pronunciarlas creen pacto, ley y hasta jurisprudencia. Y quien no las cumpla, que pague pena.
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