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FLORI TAPIA "que alguien que diga llamarse socialista esté implicado en un asunto tan turbio |
2025-07-13
Tres mil
Me dicen por el pinganillo que debo ceñirme a tres mil caracteres por columna, incluyendo espacios. Stop. Mi incontinencia está que trina con esta medida, porque no soy de sujetadores ni de nada que me apriete, menos aún una vez que cojo carrerilla con el teclado y empiezo a escribir, pero son lentejas. Stop. Los que me decíais que disfrutabais de mis artículos y que se os hacían cortos, vais apañaos. Stop. Los que salíais corriendo al deslizar el móvil y ver que la columna no terminaba nunca, estáis de suerte. Stop.
Bromas aparte, hay que ver cómo me trastornan estos calores. Lo mismo que hay personas que se quedan flojas con la entrada de la primavera y padecen de astenia, a mí el verano me aplatana muy seriamente. Solo me apetece beber gazpacho, ducharme, fumar y ver series. Lo demás lo hago porque no me queda otra. Con lo combativa que puedo llegar a ser a veces, es que ni me apetece hablar de Pedro el Macizo, ni menos aún del bochorno que produce a cualquier persona honrada, que alguien que diga llamarse socialista esté implicado en un asunto tan turbio. Yo tenía la mosca detrás de la oreja, pero como quiera que creo en la presunción de inocencia, vamos a ver en qué queda esto antes de lanzarme a la piscina de soltar sapos y culebras por esta boquita de piñón que me regaló el dios del pecado.
Una vez que me meto en harina me voy de los tres mil sin pestañear, voy a ver qué tal se me da ponerme barreras, que ya te digo yo que me va a costar un mundo, porque en esto de expresarme por cualquier vía yo soy muy de campar a mis anchas, como Copo de Nieve, la cabra de Heidi. Copo de nieve. Eso es lo que me gustaría ser ahora. Un copo de nieve gigante imbatible al calor, al bochorno y a la fiebre, y poder mantener esa frialdad hasta que pase todo esto: el verano, el caso Ábalos, y la madre que los parió a todos.
Pero me va a tocar el ajo y agua de toda la vida, a joderme y aguantarme. No sé cómo es posible que a la gente le guste tanto el verano: en su sano juicio, el verano no le gusta a nadie a menos que tengas piscina en casa, o un yatecito con el que surcar aguas en Menorca y hacerte fotos en la cubierta tomando el sol con una botella bien fría de Moët & Chandon a mano.
A los curritos no nos gusta el verano: nos gusta el terraceo hasta las tantas, la siesta, apagar la alarma y perdernos en vacaciones unos días en el pueblo y otros en la playa, lucir bronceado para que se note que nos hemos estado tocando los pies unos días fuera del asfalto, y olvidarnos esos quince o veinte días de lo que es invertir lo más valioso que tenemos, nuestro tiempo, en trabajar para poder vivir y pagar facturas. Pero el verano, lo que se dice el verano, es cosa de ricos.
A lo mejor es por eso que algunos se meten en política. Porque no es lo mismo coger aceitunas de la oliva que del plato, y puestos a coger, a algunos les da por llevarse lo que no es suyo.
Estoy llegando al límite de los tres mil, y no pienso regalar ni un espacio, ¿el gazpacho con pepino o sin pepino?
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