"Se han producido manifestaciones periódicas en todo Israel para evitar que el país se convierta -en palabras de un antiguo director del Mossad- en "un Estado racista y violento que no puede sobrevivir".

2024-08-21

Los sionistas revisionistas retan a EE. UU. a que desconecte su programa sobre la Nakba

 

 

Alastair Crooke

19 de agosto de 2024

https://strategic-culture.su/news/2024/08/19/revisionist-zionists-dare-us-to-pull-the-plug-on-their-nakba-agenda/

            Estados Unidos está atrapado. Los poderosos están descontentos, pero impotentes.

            Los israelíes han estado profundamente divididos estos últimos años, incapaces de unirse en torno a un gobierno. Tras cinco elecciones generales, decidieron destituir al equipo Lapid/Gantz y poner en el poder una nueva coalición, formada en torno a Netanyahu y pequeños partidos supremacistas judíos.

            Sin embargo, poco después de la formación del nuevo gobierno, se produjo un grave brote de "remordimiento del comprador", con un importante segmento de israelíes aparentemente dispuestos a contemplar casi cualquier cosa para derrocar a su gobierno.

            Se han producido manifestaciones periódicas en todo Israel para evitar que el país se convierta -en palabras de un antiguo director del Mossad- en "un Estado racista y violento que no puede sobrevivir".

            Pero probablemente ya sea demasiado tarde.

            La mayoría de la gente de fuera de Israel tiende a agrupar opiniones diferentes, y a menudo opuestas, en Israel, únicamente a través de la perspectiva reductora de ver a todos estos diversos actores como judíos y sionistas de matices ligeramente diferentes.

            No podrían estar más equivocados. Existe una división existencial; hay diversas formas de sionismo: las divisiones van hasta el significado mismo de lo que significa ser judío. Benjamin Netanyahu es un "sionista revisionista", es decir, un seguidor de Vladimir Jabotinsky (de quien su padre, Benzion Netanyahu, fue secretario privado): El "sionismo revisionista" es el polo opuesto al sionismo cultural del Congreso Judío Mundial.

            De joven, Netanyahu afirmaba que Palestina es "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra". En consecuencia, era partidario de expulsar a todos los "soplones" árabes (como él los veía). Además, defendía la idea de que el Estado de Israel se extiende "desde el Nilo hasta el Éufrates".

            Sin embargo, durante sus 16 años como primer ministro, se percibía que Netanyahu se había moderado (se había vuelto más pragmático), pero seguía siendo taimado. En retrospectiva, quizá simplemente se adaptó a los tiempos. O quizá practicaba la "doble verdad" straussiana, la práctica que Leo Strauss enseñó a sus seguidores(1) como único medio de preservar el "verdadero" judaísmo dentro del entorno "liberal-europeo" (mayoritariamente asquenazí). El "esoterismo" de Strauss (tomado de Maimónides, el primer místico judío) consistía en profesar externamente una "cosa mundana", mientras que internamente se conservaba una lectura esotérica del mundo completamente opuesta.

            Para que quede claro: los sionistas revisionistas (entre los que se encuentra Netanyahu) incluyen a Menachem Begin y Ariel Sharon, que demostraron de lo que eran capaces con la Nakba (la expulsión masiva de palestinos) en 1948.

            Netanyahu pertenece a esta "línea", al igual que una facción dominante clave en Washington.

            La "guerra" con Washington, después del 7 de octubre

            Al principio, Washington reaccionó con un apoyo irreflexivo e inmediato a Israel, vetando varias resoluciones de alto el fuego del CSNU y aprovisionando totalmente las necesidades militares de Israel para la destrucción del enclave palestino de Gaza. Para el establishment estadounidense era impensable hacer otra cosa que no fuera apoyar a Israel. El Borde Militar Cualitativo (QME) de Israel está consagrado como una de las estructuras fundacionales que sostienen la frágil rama sobre la que descansa la hegemonía estadounidense.

            Sin embargo, los estadounidenses de a pie (y algunos miembros de la Administración) estaban viendo los horrores del genocidio "en directo" en sus teléfonos móviles. El Partido Demócrata empezó a fracturarse gravemente. Los "agentes del poder" de la trastienda empezaron a presionar al gabinete de guerra israelí para que negociara la liberación de los rehenes y concluyera un alto el fuego en Gaza, con la esperanza de volver al statu quo anterior.

            Pero el gobierno de Netanyahu -de diversas formas tautológicas- dijo "no", jugando sin pudor con el trauma del 7 de octubre de sus ciudadanos, para afirmar la necesidad de destruir a Hamás.

            Washington comprendió algo tarde que el 7 de octubre era ahora el pretexto para que los seguidores de Jabotinsky hicieran lo que siempre habían querido hacer: expulsar a los palestinos de Palestina.

            El mensaje israelí fue perfectamente "recibido y comprendido" por los estamentos dirigentes de Washington: los sionistas revisionistas (que representan a unos 2 millones de israelíes) pretendían cínicamente imponer su voluntad a los anglosajones; amenazarles con desencadenar una guerra con el mundo, en la que Estados Unidos 'ardería': no dudarían en sumir a EEUU en una amplia guerra regional, si la Casa Blanca intentara socavar el proyecto neo-Nakba.

            A pesar del apoyo absoluto que Israel tiene en todo Washington, parece que la clase dirigente decidió que el ultimátum de la "estratagema revisionista" no podía tolerarse. Se avecinaban unas elecciones estadounidenses cruciales. El poder blando de Estados Unidos en todo el mundo se estaba derrumbando. Cualquiera que observara el desarrollo de los acontecimientos en todo el mundo comprendía que matar a más de 40.000 personas inocentes(2) no tenía nada que ver con eliminar a Hamás.

            Comprender el trasfondo

            Para entender la naturaleza de esta guerra oculta entre los sionistas revisionistas y Washington, es necesario volver a Leo Strauss, un judío alemán, que había salido de Alemania en 1932 bajo los auspicios de una beca de la Fundación Rockefeller, para llegar(3) finalmente a los EE.UU. en 1938.

            La cuestión aquí es que las ideas en juego en esta lucha ideológica no son sólo sobre israelíes y palestinos. Tienen que ver con el control y el poder. La esencia de la agenda del actual gobierno israelí -en particular su controvertida Reforma Legal(4)- son puros derivados de Leo Strauss.

            La preocupación entre los gobernantes estadounidenses era que la agenda de Netanyahu se estaba convirtiendo en un ejercicio de puro poder straussiano  a expensas del poder secular estadounidense.

            Es decir, que las nociones revisionistas son compartidas por el influyente grupo de estadounidenses que se formó en torno a este profesor de Filosofía - Leo Strauss - en la Universidad de Chicago. Muchos relatos informan de que había formado un pequeño grupo interno de fieles estudiantes judíos a los que daba instrucción oral privada: el significado esotérico interno de la política se centraba, según cuentan los rumores, en afirmar la hegemonía política como medio para protegerse de una nueva Shoah (holocausto).

            El núcleo del pensamiento de Strauss(5) -el tema al que volvería una y otra vez- es lo que él llamó la curiosa polaridad entre Jerusalén y Atenas. ¿Qué significan estos dos nombres? A primera vista, parecería que Jerusalén y Atenas representan dos códigos o modos de vida fundamentalmente diferentes, incluso antagónicos.

            La Biblia, sostenía Strauss, no se presenta como una filosofía o una ciencia, sino como un código de leyes; una ley divina inmutable que ordena cómo debemos vivir. De hecho, los cinco primeros libros de la Biblia se conocen en la tradición judía como la Torá y "Torá" quizá se traduzca más literalmente como "Ley". La actitud que enseña la Biblia no es de autorreflexión ni de examen crítico, sino de obediencia absoluta, fe y confianza en la Revelación. Si el ateniense paradigmático es Sócrates, la figura bíblica paradigmática es Abraham y la Akedah (la atadura de Isaac), que está dispuesto a sacrificar a su hijo por un mandato divino ininteligible.

            “Sí", la democracia liberal occidental trajo la igualdad civil, la tolerancia y el fin de las peores formas de persecución. Pero al mismo tiempo, el liberalismo exigió del judaísmo -como de todas las religiones- la privatización de la creencia, la transformación de la ley judía de una autoridad comunal a los recintos de la conciencia individual. El resultado, tal como lo analizó Strauss, fue una bendición mixta.

            El principio liberal de la separación del Estado y la sociedad, de la vida pública y las creencias privadas, no podía sino dar lugar a la "protestanización" del judaísmo, sugería.

            Para ser claros: estas dos formas antagónicas de ser expresan puntos de vista morales y políticos fundamentalmente diferentes. Esta es la esencia de lo que divide a los dos "campos" que habitan Israel hoy en día: el "judaísmo cultural" democrático frente al judaísmo de la fe y la obediencia a la Revelación divina.

            Tendiendo la trampa a EE.UU.

            Los straussianos estadounidenses empezaron a formar un grupo político hace medio siglo, en 1972. Todos eran miembros del personal del senador demócrata Henry "Scoop" Jackson, e incluían a Elliott Abrams, Richard Perle y David Wurmser. En 1996, este trío de straussianos redactó un estudio para el nuevo primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Este informe (la Estrategia de Ruptura Limpia) abogaba por la eliminación de Yasser Arafat; la anexión de los territorios palestinos; una guerra contra Irak y el traslado de los palestinos allí. Netanyahu pertenecía en gran medida a este círculo.

            Se inspiraba no sólo en las teorías políticas de Leo Strauss, sino también en las de su amigo Ze'ev Jabotinsky, fundador del sionismo revisionista, de quien el padre de Netanyahu fue secretario privado.

            Para evitar confusiones, los straussianos estadounidenses -hoy habitualmente llamados "neoconservadores"- no se oponen en principio a la agenda de la Nakba del gobierno de Netanyahu. No era el sufrimiento de los gazatíes lo que les preocupaba, sino las amenazas de los sionistas revisionistas de lanzar un ataque contra Irán y el Líbano. Porque, si se lanzara esta guerra, el ejército israelí -con toda seguridad- no sería capaz(6) de derrotar a Hezbolá por sí solo. Y para Israel librar una guerra contra Irán equivaldría a una locura certificable.

            Así pues, para salvar a Israel, Estados Unidos se vería sin duda obligado a intervenir. La balanza del poder militar se ha inclinado considerablemente hacia Hezbolá e Irán desde la guerra israelo-libanesa de 2006, y cualquier guerra ahora sería una empresa tensa y arriesgada(7).

            Sin embargo, esto era esencial para la tácita agenda "esotérica" (interna) del gobierno israelí.

            Washington intenta contraatacar, pero se encuentra en jaque mate

            La única alternativa para Estados Unidos sería alentar un golpe militar en Tel Aviv. Algunos altos oficiales y suboficiales israelíes ya se han unido para sugerirlo. En marzo de 2024, el general Benny Gantz fue invitado a Washington (en contra de los deseos del primer ministro). Sin embargo, no aceptó la invitación para derrocar al Primer Ministro. Fue para asegurarse de que aún podía salvar a Israel y de que sus aliados en Estados Unidos no se volverían contra el cuadro militar israelí.

            Esto puede parecer extraño. Pero la realidad es que las IDF se sienten socavadas, incluso traicionadas. El acuerdo alcanzado al principio del gobierno entre Netanyahu e Itamar Ben-Gvir (de Otzma Yehudit) fue la excepción a esta ansiedad.

            El acuerdo gubernamental preveía que Ben-Gvir dirigiera una fuerza armada autónoma en Cisjordania. Se le encargó(8) no sólo la policía nacional, sino también la policía de fronteras, que hasta entonces había sido responsabilidad del Ministerio de Defensa.

            El acuerdo también preveía la creación de una Guardia Nacional a gran escala y el refuerzo de la presencia de tropas de reserva en la policía de fronteras.

            Ben-Gvir es un kahanista, es decir, un discípulo del rabino Meir Kahane, que exige la expulsión de los ciudadanos árabes palestinos de Israel y de los Territorios Ocupados y el establecimiento de una teocracia, y no oculta su deseo de utilizar a la policía de fronteras para expulsar a las poblaciones palestinas, ya sean musulmanas o cristianas.

 

            Las fuerzas oficiales de Ben Gvir representan, como señaló Benny Gantz, un "ejército privado". Pero eso es sólo la mitad, ya que también cuenta con la lealtad de cientos de miles de colonos-vigilantes de Cisjordania sobre los que el rabino radical Dov Lior y su camarilla de influyentes rabinos radicales de Jabotinsky tienen el control.

            El ejército regular teme a estos vigilantes -como vimos en la base militar de Sde Teiman(9)- cuando los vigilantes de la milicia de Ben Gvir asaltaron la base, para proteger a los soldados acusados de violar a prisioneros palestinos.

            La ansiedad del escalón militar israelí ante la realidad de este "ejército de Jabotinsky" queda patente en la advertencia del ex primer ministro Ehud Barak(10) de que:

    "Al amparo de la guerra, se está produciendo un golpe de Estado gubernamental y constitucional en Israel sin que se haya disparado un solo tiro. Si no se detiene este golpe, Israel se convertirá en una dictadura de facto en cuestión de semanas. Netanyahu y su gobierno están asesinando la democracia... La única manera de impedir una dictadura en una fase tan avanzada es cerrar el país mediante la desobediencia civil no violenta a gran escala, 24 horas al día, 7 días a la semana, hasta que caiga este gobierno... Israel nunca se ha enfrentado a una amenaza interna tan grave e inmediata para su existencia y su futuro como sociedad libre".

            La élite de las FDI quiere un alto el fuego/acuerdo(11) sobre los rehenes, principalmente para "detener a Ben-Gvir", no porque resuelva la cuestión palestina de Israel. No lo resuelve.

            Pero el ultimátum de Netanyahu es que si el asesinato de Haniyeh no es suficiente para sumir a Estados Unidos en la Gran Guerra que le dará (a Netanyahu) la Gran Victoria, siempre puede desencadenar una provocación mayor: Ben Gvir también controla la seguridad del Monte del Templo -siempre está disponible la escalera de escalada del Monte del Templo/Al-Aqsa para subir (amenazando con la destrucción de la mezquita de Al-Aqsa).

            Estados Unidos está atrapado. Los poderosos están descontentos, pero impotentes.

 

Notas

(1)https://isgap.org/wp-content/uploads/2011/10/leo_strauss_as_a_jewish_thinker.pdf

(2)https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(24)01169-3/fulltext

(3)https://isgap.org/wp-content/uploads/2011/10/leo_strauss_as_a_jewish_thinker.pdf

(4)https://www.haaretz.com/israel-news/2024-03-04/ty-article-magazine/.premium/israels-democracy-hasnt-been-saved-how-the-judicial-coup-eventually-prevailed/0000018d-fa9e-d1c2-af9f-ffbfe72b0000

(5)https://isgap.org/wp-content/uploads/2011/10/leo_strauss_as_a_jewish_thinker.pdf

(6)https://www.ynetnews.com/article/syihrsy5c

(7)https://x.com/eranetzion/status/1818937778157044180

(8)https://www.haaretz.com/opinion/editorial/2024-08-08/ty-article-opinion/israels-nominee-for-police-chief-is-ben-gvirs-agent-of-kahanization/00000191-3392-d940-a991-f7d6c0f50000

(9)https://www.cnn.com/2024/05/10/middleeast/israel-sde-teiman-detention-whistleblowers-intl-cmd/index.html

(10)https://www.haaretz.com/opinion/2024-08-14/ty-article-opinion/.premium/shut-down-the-country-how-israelis-and-their-leaders-can-avert-netanyahus-dictatorship/00000191-4d56-d94f-adf1-dd7e64d10000

(11)https://thecradle.co/articles/top-israeli-negotiators-refuse-joining-next-round-of-ceasefire-talks-citing-govt-sabotage


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