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HISTORIA DE ESPAÑA "Allí fui a la escuela francesa y pasé de la lengua de Cervantes a la de Molière. |
2025-03-09
HOMENAJE A Progreso, VICENTE ESTEBAN
Asesinado en 1939 por los franquistas
PRÓLOGO
ESCRITO POR MAMÁ SOBRE LOS AÑOS 90
Mama nos dejó el 22 de abril de 2015, a la edad de 104 años. Encontré entre sus pertenecías este pequeño texto, escrito de su puño y letra en su lengua materna, la lengua de Cervantes, y pensé que podría ser el mejor prólogo para mi artículo.
¡Esta fue mi vida!
De muy pequeñita ya no fui feliz, porque me faltaba el cariño de mi madre.
¡Antes de ser joven ya era mayor! A partir de los once años, y mismo antes, empecé a trabajar, y así pasaban los años, trabajando como una persona mayor.
¡Por eso fui mayor antes de ser pequeña!
Sin embargo, me gustaba salir con mis amigas, como todas las jóvenes. Como en este pueblo (Gestalgar) no había otra distracción que el baile, pues íbamos a bailar.
Pero los años pasaban, y llegó el día cuando un joven (Manuel) quiso tener relaciones conmigo. Yo era muy joven, tenía 16 años, y no pensaba liarme con él, pero tenía que ser para mí. Pero como él tenía sus ideas y no estaba bautizado, mi madre no lo quería.
Nosotros nos veíamos a escondidas. Mis padres se enteraron que tenía novio, y entonces empezaron riñas y bofetadas. ¡Yo más me pegaban y más lo quería!
Una vez fui castigada a ir al Campillo durante tres días para trabajar al campo.
De todas formas, yo seguí saliendo con él, pero cada vez que mis padres se enteraban, me castigaban con bofetadas que a veces me marcaban la cara. Un día mi padre se enteró por un fulano del pueblo que le dijo haberme visto un domingo por la noche con mi novio. ¡Entonces empezó el drama!
Mi padre me amenazó con matarme. Siento mucho de hablar así de mi padre porque yo lo quería mucho.
Nos llamó a los dos el juzgado diciendo que mi padre tenía que señalar una casa donde yo podría estar, ya que en casa de mis padres no era posible. Esta misma noche me fui a casa de una amiga mía donde me quedé del 22 de julio hasta el 15 de septiembre. Llego el día del juicio, y yo no quería que condenaran a mi padre, pedí que lo dejaran libre, y no le pasó nada. Yo me quedé al pueblo, y mi madre no quería darme mis ropas, por fin las conseguí y me fui a Valencia a donde encontré un trabajo de criada. Los dueños estaban contentos de mi trabajo.
Pero mi madre vino diciendo que yo tenía un novio que no estaba bautizado, y tuve que buscar otra casa. ¡Y siempre era así! Hasta que un día, un amigo de mi novio que tenía una tienda buscaba alguien para la faena de la casa. Así, yo me encargué de todo el trabajo: faena, comida y compras. Pero mi madre seguía su acción y mi vida era un verdadero calvario.
Un día vino a verme mi tía, hermana de mi madre, para decirme que mi madre había venido para que me internen en una correccional. Ella me aconsejó que me marchara. ¡Enseguida fui a donde trabajaba Manuel a decírselo, y al día siguiente nos marchemos para Barcelona, sin saber a dónde ir! Al llegar a Barcelona, contactemos una prima donde me quedé, y él se fue a Francia, a donde estaba su hermano (Jesús). A los 15 días el vino a buscarme y pasemos la frontera.
¡Así empezó la vida de mis padres en Béziers!
Mes de julio de 1936, la guerra civil estalla. Mi madre estaba en la fase final de su embarazo. Las manifestaciones se encadenaban en las calles de Barcelona y una bala perdida viene a alojarse en la ingle de Mamá que se derrumba. Afortunadamente, la bala la atravesó sin causarle daños más allá del agujero de entrada y salida, y siguió su camino.
Fue trasladada por milicianos al hospital donde trabajaba mi padre, Manuel, dará a luz quince días más tarde, el 14 de agosto de 1936, a un grueso bebé, es un niño, aunque ella hubiese preferido de lejos una chica. ¡Este grueso niño, soy yo!
Mi vida en Francia empezó a los dos años y medio en un campo de concentración de refugiados españoles en Argeles, en la comarca del Rosellón, junto a la frontera francesa con España, de donde salimos mi madre y yo, acogidos por amigos de un pueblo de Provence.
Allí fui a la escuela francesa y pasé de la lengua de Cervantes a la de Molière.
Las noticias de España no son buenas. El franquismo hace estragos, las purgas se suceden. Todos los que no acatan el orden establecido son arrestados y fusilados. Sólo en la ciudad de Valencia entre 1939 y 1956, 2.238 personas fueron asesinadas y enterradas en el sitio de Paterna, donde más tarde se descubrieron varias fosas comunes y donde se encuentra el «paredón de España» El Terrer, un muro de aproximadamente un metro de alto donde hacían subir a la cuerda de presos para una vez subidos asesinarlos, los cuerpos caían hacia atrás sobre unas plataformas con ruedas a modo de carros con los que eran transportados al cementerio para arrojarlos a las diferentes fosas comunes abiertas para acoger sus cuerpos.
Es el caso del hermano mayor de mi padre, Progreso, llamarse Progreso no era perdonable para los franquistas.
Mi tío, tenía 36 años, era un pacifista que defendía la justicia, la libertad y la solidaridad en su pequeño pueblo de Gestalgar, a la orilla del río Turia.
Campesino, era autodidacta y hacía el papel de educador para los jóvenes de la población compuesta principalmente por labradores.
Cuando los «rojos» llegaron a Gestalgar, el cura del pueblo, que era primo de mi madre, entró en pánico. Progreso le dijo: «¡Vente a mi casa, allí no te pasará nada!»
En agradecimiento, cuando los franquistas llegaron al pueblo, el mismo párroco lo denunció y fue fusilado.
Por eso, cuando Nicole (mi esposa) y yo nos casamos y fuimos de luna de miel al pueblo, mi intención era ir a «dar gracias» a dicho párroco.
Mi prima hermana, ferviente católica, me informó que acababa de morir un mes antes golpeado por un cáncer.
¡Sin duda debe existir una justicia divina!
Desde entonces me prometí hacer algo para honrar la memoria de mi tío Progreso. El primer paso era encontrar y exhumar sus restos, esto ha sido posible gracias a la acción de la Asociación de Familiares de Víctimas del franquismo de la Fosa Común 15 del Cementerio de Paterna, lugar donde se encontraban sus restos, que está adherida a la Plataforma de Asociaciones de Familiares de Víctimas del franquismo de las Fosas Comunes de Paterna. Juntos consiguieron llevar a cabo las exhumaciones de la mayor parte de los asesinados, aunque aún quedan bastantes por recuperar.
¡Lo he conseguido! Por eso, hace más de un año escribí al Alcalde del pueblo de mis padres, Gestalgar, Raúl Pardos Pairó. Él me dio enseguida su apoyo y prometió poner todo su empeño en hacer posible un acto de homenaje a mi tío.
En dicho acto de homenaje, que se realizó el 21 de septiembre de 2024 en Gestalgar, tuve el inmenso placer de hacer el discurso de remembranza sobre la figura de mi tío Progreso. En este acto estuve acompañado por mi nieto Esteban, juntos descubrimos la placa con el nombre de mi tío en el parque donde existió la casa de su hermano, mi tío Jesús; parque que lleva su nombre y que le honrará recordándole en su pueblo.
A continuación, reproduzco el contenido de mi discurso en dicho acto:
«¡Buenos días a todos!
¡Estar aquí hoy en el pueblo de mis padres y de mis abuelos para un homenaje a mi tío Progreso Vicente Esteban, hijo de vuestro pueblo, asesinado por los franquistas el 3 de agosto de 1939, es para mí el día más importante de mi vida!
Yo, el niño nacido en Barcelona en 1936, que huyó a Francia con sus padres Amparo y Manuel en el año 1939, nunca hubiese pensado conocer este día, en el otoño de mi vida.
En 1939, al final de la guerra, todos los que no acatan el orden establecido son arrestados y fusilados, intelectuales, artistas y sobre todo campesinos como Progreso, el único condenado de vuestro pueblo, junto a muchos otros de pueblos vecinos.
Sólo en la provincia de Valencia, entre 1939 y 1956, 2.238 personas fueron ejecutadas en el sitio de Paterna, donde más tarde se descubrió una fosa común.
Esta celebración es para mí una última obligación moral, que me he impuesto desde hace muchos años, y poder cumplirla antes de dejar el mundo de los vivos.
Francia, el país de los derechos humanos, me acogió y pasé de la lengua de Cervantes a la de Molière. Este país me permitió expresarme y triunfar en mi vida. Pero sin embargo mis raíces siguen bien arraigadas en mí.
Por esto quiero dar las gracias a Raúl Pardos Peiró, Alcalde de Gestalgar, y a su Ayuntamiento por haber aceptado el dar el nombre de mi tío a esta plaza donde existió la casa de su hermano Jesús, derribada a finales de los años 80.
También agradezco la acción de la Asociación de Familiares de Víctimas del franquismo con mujeres y hombres como Marco Zanón Cánoves. Que con constancia y afán han descubierto la fosa común de Paterna y exhumado los huesos de muchas víctimas como los de Progreso en la fosa número 15.
Para conseguir la exhumación de los restos cadavéricos y para poder reconocerlos, la Asociación emprendió la toma de muestras biológicas y estudio genético.
Entonces solicitamos al ayuntamiento los permisos para proceder a la apertura del nicho de mi tío Jesús Vicente Esteban, hermano de Progreso y proceder a la toma de muestras para análisis genéticos.
Una Empresa especializada en genética hizo los análisis de muchos restos, pero lamentablemente el ADN de los esqueletos exhumados ha sido muy malo o nulo. No se han podido establecer identificaciones debido a la mala conservación genética.
Estoy, como otros familiares, muy desilusionado por no poder conservar los restos de mi tío en el nicho de sus hermanos Manuel y Jesús en el cementerio de Gestalgar.
Pero la manifestación de este día es un gran honor para nuestra familia por reconocer el hombre honesto y humanista que era Progreso.
Mi tío, tenía 36 años el día de su asesinato, era un pacifista que defendía la justicia, la libertad y la solidaridad en su pequeño pueblo de Gestalgar, a la orilla del río Turia.
Campesino, era autodidacta y servía de educador para los jóvenes de la población compuesta principalmente de labradores.
En ese sentido, quiero leer unas líneas escritas por mi padre Manuel en 1987:
Titulado: UN CRIMEN INJUSTIFICABLE
«En conmemoración del aniversario del horrible asesinato de mi hermano Progreso, el 3 de agosto de 1939 en Paterna, conducido desde Gestalgar al pelotón de fusilamiento, por elementos que perdieron toda dignidad y vergüenza, al entrar las tropas franquistas en dicho pueblo.
Se trata de Progreso VICENTE, calificado por los habitantes de todos los pueblos de la comarca, como un segundo Jesucristo, antes del levantamiento militar contra la República. (Según la historia del Cristianismo, Jesús fue el primer luchador para la emancipación del ser humano).
Dicho Progreso Vicente era un verdadero humanitario, antiterrorista de verdad, no violento, en fin, un Jesucristo moderno.
La prueba: los comités revolucionarios de Valencia se llevaron unos 14 ciudadanos del pueblo detenidos a Valencia. Dicho Jesucristo, junto con otros compañeros suyos, se presentaron en los locales donde estaban detenidos, y bajo su responsabilidad, se los llevaron al pueblo. Quedaron libres sin ninguna presión por parte de los compañeros de Progreso, y desde este momento se dedicaron libremente a sus actividades del campo.
Al final de la guerra civil, y con el triunfo de las tropas franquistas, con la ayuda de los fascistas de Mussolini, y los Nazis de Hitler, estos 14 ciudadanos en recompensa y agradecimiento de haberlos liberado de la cárcel, al tener la victoria, se vengaron condenando a Progreso Vicente a muerte, conduciéndolo al pelotón de ejecución a Paterna. Y también condenando a penas de prisión de 30 años a varios antifascistas de dicho pueblo. Entre ellos Tomás Vicente, nuestro padre.
¿Dónde está la dignidad y la vergüenza de dichos elementos?
Conste que los que quedamos en vida, no conservamos ningún rencor hacia los que activamente intervinieron en dicha acción, unos conscientemente, y otros para atraerse la condescendencia de los triunfantes.
Somos seres humanos y respetamos la vida de todo el género humano.
Firmado Manuel VICENTE.»
Desde el cementerio de nuestro pueblo donde mis padres descansan en paz, Manuel y Jesús, estarían encantados de asistir a este homenaje rendido a su hermano mayor ejecutado injustamente.
A través de su persona, esta manifestación contribuye a hacer justicia a todas las víctimas del franquismo y de esta guerra fratricida. Es un símbolo de fraternidad y humanidad de parte de quienes obraron para que esto fuera posible, y a quienes agradezco fraternalmente una vez más.
Gracias a toda mi familia en Gestalgar y Valencia por su ayuda para conseguir este reconocimiento, Mari-Loli, Erika, mi primo Paco y otros familiares, todos están en mi corazón.
Y por fin, al nivel de la Provincia, mil gracias de nuevo a la Asociación de Familiares de Víctimas por haber conseguido el magnífico Memorial 2238 de Paterna con los columbarios y las placas de acero con los nombres de todos.
Que tragedias como estas nunca vuelvan a suceder en ningún sitio, como en este pueblo que rezuma paz en un entorno natural idílico donde, con mi esposa Nicole y nuestra hija Sofie, hemos pasado unas vacaciones inolvidables. Aquí en Gestalgar Sofie ha crecido rodeada del amor de sus abuelos, primos y amigos de la infancia.
Cómo olvidar los baños en el río y los paseos por la Peña María o el Campillo, todos estos sitios familiares que Progreso había frecuentado durante su corta vida, como hijo de este pueblo y honesto labrador.
Tengo un pensamiento para Vicente Vicente, primo de Progreso, republicano y humanista como él, descansa aquí en el cementerio de Gestalgar.
Mi tío Vicente escribió: «que en Gestalgar nunca se olvide la historia reciente de este pueblo, porque la Historia es a un país, lo que la Memoria es para la Humanidad. Un país sin memoria se queda huérfano»
Permítanme terminar con dos versos del poeta Federico García Lorca, que también fue asesinado por los franquistas el 19 de agosto de 1936, cinco días después de mi nacimiento.
«¡Hoy siento en el corazón un vago temblor de estrellas!
¡Y todas las rosas son tan blancas como mi pena!»
¡Y ahora le paso la palabra a mi nieto Esteban, también poeta y músico!
Hoy, Esteban representa aquí a sus padres Eric y Sofie y a su hermana Camille que no han podido acompañarnos en este homenaje.
Enamorado de este pueblo y de su historia, Esteban está imbuido del deber de memoria. «Por eso se encuentra aquí conmigo en este momento de intensa historia familiar.»
Nardo VICENTE DOMINGO
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