Ramona Acosta Navarro

"Ama de casa. De Villargordo, nacida un 13 de noviembre de 1958, en el seno de una familia humilde. Su infancia la vivió en el campo, junto a sus padres que estaban de caseros en un cortijo.

2022-11-20

Desde siempre fue una niña alegre, vivaracha y muy feliz. En este tiempo vivido en el campo, le impactó la forma de trabajar y vivir de los campesinos y le fue calando en su vida y aun lleva en su corazón. Dice que le dolía el ver a los pastores mayores con su piel curtida del sol, lejos de sus familias por grandes temporadas. Desde pequeña ya se le notaba sensibilidad hacia el sufrimiento de los pobres. Con 12 años comenzó a ir a la aceituna, le pagaban medio jornal, más tarde fue a la vendimia a Ciudad Real y también a Navarra a trabajar en una fábrica de conservas. Dice: “desde muy joven tenía que colaborar en casa para obtener mi “ajuar” para cuando dijera de casarme”. Lo hizo con 18 años con Juan Antonio y tuvieron tres hijos. La empresa donde trabajaba su marido cerró, y montó ella una mercería, porque tenía que hacer frente a la hipoteca y los estudios de sus hijos; su marido le diagnosticaron Esclerosis Múltiple. Fue una etapa dura, por el desconocimiento de la enfermedad, las horas en la tienda y el cuidado de los hijos. Siendo adolescente, comenzó a ir a reuniones de la Parroquia y fue cuando conoció la vida y obras de Jesucristo, descubriendo que ella tenía que contribuir a realizar su obra con obras de amor y de justicia en estos tiempos que nos ha tocado vivir. Colaboraba en la Parroquia en todo lo que podía: Catequesis, Misiones, aludiendo siempre a una frase de San Pablo “Todo lo puedo en aquel que me conforta”. En el 2009 su hijo, se hizo cargo de la tienda, pero le diagnosticaron también Esclerosis Múltiple, dando lugar al cierre de la tienda. A partir de este momento, comenzó a realizar cursos y talleres que se ofrecía desde el Ayuntamiento de Villatorres en el Hogar del Pensionista. Le propusieron ser presidenta de este Hogar y junto con unas amigas y un gran amigo, y con todos sus miedos y prejuicios, aceptó. Ella dice que le preguntó al Señor; “Hay que ver en que líos me metes Dios mío, porque no tengo muchos conocimientos, ni muchos estudios”, pero te correspondo con mi espíritu de entrega y sacrificio, siempre que repercuta en beneficio de los demás.