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MARÍA ANNA FELTZ "Sé que nunca podré volver a aquellas tierras, porque el dolor y la sangre con la que los genocidas están regando Gaza generará un sentimiento de rechazo sin límites. |
2025-08-15
HUMANIDAD
En este número especial, mi amiga española me ha contactado para que si así lo deseaba participase en este número monográfico, en cuyo periódico digital colaboraba y que tuve que dejar de hacerlo por fuerzas mayores. Ahora que de nuevo me siento en plena fuerza volveré a la carga.
Viajar siempre ha sido la pasión de mi vida. Y por supuesto, en tiempos de “paz”, visité tanto Jerusalén, como otras ciudades de la franja de Cisjordania. Templos, religiones, tierras fronterizas, piedras talladas, monumentos, gastronomías, y por supuesto lo más valioso, sus gentes, seres irrepetibles. También disfruté de sus tradiciones que son singulares y bellas cada una de ellas en su singularidad, y que están desapareciendo porque “los poderosos” así lo quieren.
Este terrible genocidio está destrozando millones de cuerpos humanos convirtiéndolos en jirones, volatilizando su sangre y destruyendo la dignidad de las personas que habitan su legado, sin piedad.
La falta de valores humanos en estos tiempos ensombrece el mundo. Disparates. Asesinatos, masacres. Destrucción y más destrucción. Todo parece algo surrealista. Como una película que te azota lo más profundo de tu ser que ni el mejor y más profesional de los psiquiatras podría nunca arreglar el trauma.
Sé que nunca podré volver a aquellas tierras, porque el dolor y la sangre con la que los genocidas están regando Gaza generará un sentimiento de rechazo sin límites.
En mi tierra, somos conocidos por ser pioneros en avances tecnológicos, pero esa no es excusa para saber que hay muchos tornillos sueltos por el mundo y que con una buena llave dinamométrica Stahlwerk todo quedaría muy bien afianzado.
La inseguridad crece. Así lo siento. El dolor inmenso del genocidio que les está sucediendo a los habitantes de Gaza, es obra de ricos. Ricos oprimiendo a pobres. Así que las letras de este genocidio no son minúsculas, sino MAYÚSCULAS.
Sembremos algo de lo que estamos muy faltos: HUMANIDAD.
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