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... El huevo de Pascua es un misterio basado en el eterno retorno del cual en esta columna no me voy a extender. |
2024-04-07
De regreso a casa (Alemania)
Cuando viajo, aprendo de los mundos diferentes que piso con mis botas, todos maravillosos por supuesto, pero he sentido dentro de mí la llamada de mis orígenes. Tras reservar un billete de vuelo he regresado a mis orígenes, a mi Alemania querida. No he podido resistir el increíble deseo de reivindicar mis tradiciones, las de mi pueblo. Por ello he regresado para reponer fuerzas, recibir mimos de los míos, y celebrar el divertido Ostern.
El huevo de Pascua es un misterio basado en el eterno retorno del cual en esta columna no me voy a extender.
A mis sobrinos les hace muy felices celebrar esta fiesta, y a mí mucho más. Pintamos huevos, de oca o de gallina, con pinturas y dibujos al gusto, vaciados (cuyo contenido aprovechamos para hacer deliciosos postres), cocidos (los mismos que tomaremos en ensalada), o de madera. Luego los mayores, mientras los pequeños de la casa duermen, repartimos los huevos pintados adornando las ramas de los árboles del jardín donde esconderemos huevos de chocolate, gallinas, liebres, también de chocolate y algunos dulces en forma oval, todos por la parcela de la casa. Es increíble. Los pequeños se levantan de la cama con una tremenda ilusión. Todos salimos al jardín a buscar dulces. Risas, bromas, juegos, y después un buen desayuno para comenzar Ostern, un importante día en mis recuerdos vividos como una niña.
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