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2024-02-11
Sostenible, insostenible
El término ‘sostenible’ está cayendo en el descrédito por parte de no pocos ideólogos del ecologismo, debido a que ha quedado vacío de contenido al ser usado en el márquetin como calificativo de productos y funciones que claramente no lo son. Además, lo sostenible por sí solo no nos alinea con el medioambiente si no va acompañado de otras actitudes ante la vida y entre numerosos conservacionistas y amantes de la naturaleza se ha acabado cogiendo tirria a las palabras ‘sostenible’ o ‘sostenibilidad’ porque han terminado usándose para blanquear modos de vida incompatibles con las leyes de Gaia.
Según el diccionario de la Real Academia, la palabra ‘sostenible’ tiene dos acepciones: “Que se puede sostener” y “Que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medioambiente”, siendo, por tanto, ‘insostenible’ lo contrario. Desde este punto desenmascararse con más facilidad los usos fraudulentos de este adjetivo.
Así, la justicia social, el bien común, la posibilidad de que la ciudadanía pueda encontrar en la sociedad todos los recursos materiales e interiores para poder desarrollarse plenamente como seres humanos, son sostenibles. Y el dejar a gente atrás, limitar los derechos universales del ser humano, vivir en un estado permanente de competitividad y supervivencia sólo del vencedor (que suele ser el más rico, el más fuerte o el más ‘hábil’) son insostenibles.
El conocimiento, la sensibilidad ante la belleza, el enriquecimiento de nuestras capacidades interiores son sostenibles. La perseverancia en la ignorancia, el embrutecimiento y el acomodamiento en lo superfluo son insostenibles.
El derroche en cualquiera de sus formas, el consumo inconsciente y desmedido y el desconocimiento del valor natural de las cosas son insostenibles.
Preservar la salud en todos sus aspectos, llevar una nutrición adecuada, cultivar el afecto, la concordia y la empatía son sostenibles. La predisposición a la solidaridad, a la ayuda mutua, a la cooperación, en definitiva, a toda acción cuyo núcleo central es la generosidad, es sostenible.
La creencia en el concepto de supremacismo, el del ser humano respecto del resto de la Naturaleza o de unos frente a otros, toda acción cuyo núcleo central es el egoísmo, el deseo de venganza y revancha por encima del de justicia, son insostenibles.
Es necesario reflexionar detenidamente sobre todo esto, porque nuestro impacto ambiental no es solo cuestión de echar los residuos domésticos en el contenedor adecuado, sino de que se lleve a cabo lo que es sostenible y se ponga solución a lo que es insostenible.
Si el problema de sostenibilidad radica en las decisiones que tomamos, la primera ecología es la del ser humano, como afirmara el filósofo Jorge Ángel Livraga. Así, desarrollarnos plenamente como seres humanos es sostenible, y no hacerlo, quedarnos a medio camino, abre las puertas a la insostenibilidad.
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