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MANUEL RUIZ TORRES "se convierte en vía de perfeccionamiento moral. |
2025-09-21
Sobre el amor
El amor es una de las realidades más propias del ser humano. Es la base y el fundamento de muchos comportamientos y emociones y orienta las decisiones más importantes de cualquiera de nosotros. El altruismo, la generosidad, la ternura, la compasión, la solidaridad, el interés, el afecto, la concordia, la cortesía son algunas de las muchas formas de comportamiento que tienen como base una tendencia a la unión, el amor, el sentimiento de atracción y búsqueda. Numerosos autores clásicos han establecido un estrecho vínculo entre el amor y la belleza.
Todos podemos encontrar la belleza a nuestro alrededor: en la naturaleza y cuando la percibimos de forma reiterada nos produce un sentimiento muy especial, muy humano. Nos produce enamoramiento. Prende en nosotros una forma de amor hacia aquello donde percibimos la belleza, que nos atrae y buscamos su presencia permanente. Así surge el amor entre personas, una vocación profesional, el gusto por el arte o la música, el amor por la naturaleza, etc. El amor que despierta se convierte en vía de perfeccionamiento moral.
Otra cualidad del amor es buscar la parte que falta, impulso que lleva a una indagación constante, a una búsqueda permanente de aquello que aún no tenemos para ser plenos. De esta manera el amor contribuye poderosamente a vernos más completos.
El amor es también la base primordial de toda una serie de comportamientos y sentimientos que son la base de la convivencia. La concordia, la cortesía, la búsqueda del bien común, la solidaridad son el cemento de la tendencia a la fraternidad, a desarrollar la convivencia, que es la forma de relación más humana dentro de una sociedad, porque permite la inclusión de todos los individuos en la posibilidad de vivir y dejar vivir.
Sentirse más pleno por el perfeccionamiento moral, la percepción de la belleza, la búsqueda de lo que nos falta o la convivencia, nos hace más felices, más dichosos. Y la felicidad es el bien que busca el ser humano.
La vivencia del amor a través de cualquiera de sus expresiones conduce a la unidad. La generosidad, el altruismo, la concordia, el afecto, el cariño, la ternura, la ayuda mutua, la convivencia, la cortesía, la compasión, la vocación, la vivencia de la belleza y el resto de los arquetipos, la empatía, la bondad, la confianza, el empeño, la fidelidad y tantos otros comportamientos y sentimientos que tienen como base el amor en alguna medida, llevan a la unión, a la Unidad. Y estas son las claves para reconocer el ser espiritual. Así el amor bajo cualquiera de sus múltiples facetas, es por encima de todo, una vía directa al desarrollo espiritual.
En definitiva, necesitamos el amor en todas sus facetas para aspirar a un pleno desarrollo como seres humanos y a la construcción de sociedades a la altura de todas las necesidades (desde las materiales a las espirituales) de sus ciudadanos. Necesitamos todas las formas de amor para, puestos de puntillas, llegar al cielo de las ideas y las realidades eternas.
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