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2024-05-05
Elevar la conciencia
La editorial Nueva Acrópolis acaba de publicar un libro de Carlos Adelantado, titulado “Las esferas de la conciencia” que, como todo buen texto, ha puesto palabras a íntimas e inefables percepciones, ha refrendado ideas que ya tenía, ha respondido a no pocas cuestiones y me ha planteado nuevas interrogantes y nuevos retos.
La conciencia es uno de los grandes temas del ser humano y como tal, omnipresente en la filosofía a la manera clásica. Está muy relacionada con la atención y la concentración, con lo que se identifica como real en cada momento, y es el objetivo de los sistemas de perfeccionamiento interior.
Un ejemplo que utilizo mucho en las clases (que no es original mío) es la analogía de la conciencia como si de un foco se tratase y allí donde enfoca, cobra existencia para nosotros en cada momento, mientras el resto de la realidad no deja de existir, pero en un segundo plano desapercibido.
En este instante, su conciencia y la mía se encuentran en el texto;
aparece paulatinamente ante ella, en su sentido y significado. Si logro captar su interés, su conciencia profundizará en estas ideas, promoviendo una reflexión. Pero si ahora llaman a la puerta, entra un mensaje en el móvil o la asociación de ideas le lleva a otro escenario mental completamente distinto, la conciencia se traslada a estas nuevas situaciones.
Carlos Adelantado en su libro va desgranando tres itinerarios naturales, los cuales son recorridos por la conciencia con su capacidad de iluminar mediante la concentración y la atención. Se trata de la conciencia de uno mismo, la de los demás y la del mundo, realidades a las que no podemos renunciar, y cuando insistimos en hacerlo, se nos tuerce la vida.
Elevar la conciencia es la clave, independientemente de nuestras creencias, de si pensamos que somos sólo espíritu, una amalgama de espíritu y materia o sólo materia. Sacarla de los miedos, de los egoísmos, de los apegos que son la antesala al sufrimiento, sacarla de la ignorancia y de la arrogancia, del dolor estéril y del instinto ciego, sacarla del enfrentamiento promovido por los otros, del abatimiento y del sabor de la derrota.
Elevar la conciencia es una metáfora, igual que mirar al interior, pero más real que la mesa sobre la que se apoya en este momento. Elevar la conciencia se refiere a concentrarnos, poner el foco de nuestra atención en realidades interiores relacionadas con las virtudes (en el sentido aristotélico), con la percepción de ideales, con el sentido de nuestra vida, con nuestros sueños, con lo que nos hace volar, apreciarnos, vernos gigantes.
Una vivencia desdichada puede recluirnos en una habitación de frustración, en el alma, en un bucle indefinido e inútil, hasta que me propongo sacar la conciencia de ese estado y ponerla en otra realidad interior superior. La evolución del ser humano es un tránsito de la conciencia.
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