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2024-05-19
Ejercicios filosóficos
En breve voy a empezar un pequeño proyecto radiofónico con el objetivo de proponer ejercicios filosóficos que nos ayuden en nuestras decisiones diarias y en unas pocas semanas también abriré una iniciativa formativa relacionada con los ejercicios filosóficos útiles para elevar la conciencia. Los ejercicios filosóficos son sencillos en su concepción, pero requieren una aptitud para llevarlos a cabo.
Son propuestas reflexivas, observaciones propias,
susceptibles de ser puestas en práctica, que pueden ayudar en las decisiones diarias.
En la última entrega de ‘Mirando al interior’ hablé de la conciencia, con motivo del reciente título de Carlos Adelantado, ‘Las esferas de la conciencia’ editado por Nueva Acrópolis. Para trabajar con ella y situarla en estados elevados, es necesario emplear la mente y los sentimientos de manera certera y para ello son útiles los ejercicios filosóficos. Como muestra un botón, y un ejemplo de lo que se habla es el siguiente, ‘distingue lo que depende de ti, de lo que no depende de ti’, que propusiera Epícteto, el estoico imprescindible, hace diecinueve siglos.
¿Por qué trabajar con un conjunto de ejercicios filosóficos? Porque lo cotidiano debería estar bajo nuestro control. Me refiero a lo que depende de nosotros. Es muy común que nos alteremos por lo que no depende de nosotros y, sin embargo, descuidemos lo que sí está en nuestra mano mejorar.
Diariamente, van surgiendo oportunidades para avanzar en el desarrollo de nuestros proyectos y sueños o para sentirnos mejor con nosotros mismos, con los demás o en pequeña sintonía con la naturaleza, la interior y la exterior. Oportunidades en definitiva para encontrar una pizca de satisfacción o de inefable felicidad.
Sin embargo, lo cotidiano está sometido demasiadas veces a estados de ánimo y comportamientos inapropiados, trufado de prejuicios y obsesiones que nos dificultan el entendimiento o sencillamente condicionado por los propios defectos y limitaciones. Así, cuando arrastramos con nosotros estas circunstancias, es muy difícil percibir las oportunidades, que están ahí, y mucho menos aprovecharlas. En lugar de considerar una dificultad como una ocasión para superarnos y ser mejores en capacidades, nos cerramos la puerta.
Todos somos excelentes, en el sentido de que todos tenemos las mismas cualidades y virtudes en potencia, a la espera de ser descubiertas mediante la educación y activadas con la práctica. Por lo tanto, el dominio de lo cotidiano está a nuestro alcance. Es cuestión de práctica, de ejercicios filosóficos que entrenen lo mejor de nosotros mismos.
La mejora cotidiana, la progresión a estados más completos y evolucionados, la transición a una realidad superior se ensaya, día a día, como el músico, el pintor o el poeta van perfeccionando su arte, repitiendo y repitiendo su nota, su trazo o su rima. De igual manera, los ejercicios filosóficos son ensayos de movimientos del alma.
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