... lo vemos cada día; en este mundo de titulares manejados por el poder económico, cada vez importa menos tener razón, si no que se la den a uno, y para eso tiene las de ganar quien cuenta con todo un ejército de medios dispuestos a despellejar a quien ose rozar los intereses de los poderosos.
2023-09-24
El Combate Insensato
La política tiende a estremecerse cuando la derecha opta por apelar exclusivamente al odio y llenarlo todo de ruido. Lo que queda se parece más a un inmenso ring en el que expertos en golpes bajos intentan vestir de pugilismo, lo que sólo son trampas.
Decía don Antonio Machado que “en política, sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela”. Si tienes todos los medios para sacar del electorado los sentimientos más dañinos; si tienes la capacidad de mover todos los hilos para hacer odiar; si eres capaz de manejar la mentira y la superchería y escupir el entendimiento, queda lejos el que parece camino más difícil, el de la verdad, la prudencia, el diálogo, la convivencia. Tagore decía que “no es tarea difícil dirigir a hombres, y que empujarlos, en cambio, es muy sencillo”. Qué barato sale focalizar la política en los sentimientos más detestables;
lo vemos cada día; en este mundo de titulares manejados por el poder económico, cada vez importa menos tener razón, si no que se la den a uno, y para eso tiene las de ganar quien cuenta con todo un ejército de medios dispuestos a despellejar a quien ose rozar los intereses de los poderosos.
La moral se esgrime en la oposición; la política, cuando se tiene la responsabilidad de gobierno, que decía López Aranguren. Atravesamos semanas de demasiados golpes de moral disfrazada, y de cerrazón a la sensatez. Y lo que viene será posiblemente peor. Un PP ofuscado como nunca, y estrellado contra el muro de la realidad numérica de sus apoyos para una imposible investidura, hace ya muchos días que renunció a hacer política, la única que le hubiera hecho posible gobernar. Pero sus apelaciones al odio, su empeño en dirigir a la sociedad hacia el enfrentamiento, su apego a un modelo de España solo de algunos, y su reticencia a la concordia y al diálogo, le han convertido, a las luces de otrora posibles socios de gobierno, en imposibles compañeros de nada, marcados por las peores huellas posibles, las de la inquina y el desprecio a la convivencia, a lo heterogéneo, a lo diferente.
Esa es la realidad que muestra el espejo político ante una investidura imposible y cretina. El propio Feijóo era consciente de ello, y la presión interna le llevó a aceptar el camino para intentar recomponer mientras tanto su inexistente solidez como referente popular. Y es indiscutible que hace ya tiempo optó por la búsqueda de la solución de la segunda oportunidad. Unas nuevas elecciones para salvar a España de quien “intenta romperla”. Con todas las apelaciones que la derecha ha hecho al “los socialistas quieren romper España”, sin que el resultado sea otro que el contrario, deberíamos estar cuidados de espanto. Pero son muchos años de odio sembrado como para no inquietarse ante las salidas en tromba de un PP siempre arropado por las poderosas derechas mediática, económica y judicial.
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