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“Recibir una Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo debe de ser magnífico. El reconocimiento para estas mujeres deportistas me parece estupendo, pero merecen más. |
2023-08-27
Antes que nada, quiero felicitar a las Campeonas del Mundo de Fútbol por tan merecido reconocimiento, por tanta labor de sacrificio que han tenido y tienen, que solo saben ellas y que según mi criterio toda esta afirmación muy bien merecida se ha quedado corta.
Actos parcos en afirmaciones, algo aburridos por la obsolescencia de los eventos con que han sido recibidas, con un ambiente raro y desacostumbrado en la celebración futbolera, brillando por la ausencia de caravanas de coches blandiendo la bandera y haciendo sonar los cláxones por las calles de este país español, a los gritos de campeonas, arropamiento tal cual estamos habituados a ver y escuchar con la selección de fútbol masculina, pues el trabajo de esta selección de mujeres ha sido épico. Pero todo ha sido diferente.
Recibir una Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo debe de ser magnífico. El reconocimiento para estas mujeres deportistas me parece estupendo, pero merecen más. Esto debe de ser solo el comienzo de tantos pasos que hay que dar para que la mujer tenga igualdad en todos los estamentos de la sociedad, y esa brecha salarial tan enorme que existe, desaparezca. Contratos, cotizaciones, bajas maternales, y tantos derechos que deben de reconocerse, amparados bajo el arco de la igualdad, que el hecho de tener una medalla de oro no asegura ni da por hecho.
Pero los gestos de mal gusto ya comenzaron durante el partido. Fue la portera del equipo inglés, Mary Earps, quien tras lanzarse hacia la dirección evidente que iba a seguir el penalti que golpeó la delantera Jennifer Hermoso, y pararlo, hizo un evidente y llamativo gesto de desprecio, sacando su lengua para que todos se percatasen que ella estaba por encima.
El partido de fútbol de la final del campeonato del mundo estuvo muy interesante, vertiginoso por el peso de ser otra final mundial, algo inédito para España, pero una vez más confirmaba como los anglosajones-as practican el mismo juego futbolero de forma agresiva, encadenando faltas para desalentar a las rivales en este caso.
Supongo que rozar con la punta de los dedos el número uno y descender de golpe al número inferior debe de ser un estacazo para quienes se creían superiores por no ser españolas. Pero creo que por mucha filosofía y paz interior que cada jugadora tenga aprendida y albergada en su trayectoria, el desplome de la derrota se hizo manifiesto con lágrimas y caras largas que dejaron patente la desolación del “no me lo puedo creer” o dicho en inglés “I can not believe it”.
Dicen que el deporte es salud. Que el deporte enseña una filosofía de vida. Que el deporte es grande por ser una manifestación del cuerpo humano, donde el crecimiento personal enseña y transmite grandes valores para quienes así lo llevan a cabo.
Pero también, existen en el mundo del deporte, personas que adolecen de valores, como es el caso del presidente de la Real Federación de Fútbol, don Luis Rubiales. Un señor que no cesa de cometer gestos sexistas empañando con ellos grandes gestas como lo es lograr el Campeonato del Mundo de Fútbol Femenino con un beso robado en un momento que no era el adecuado.
No entro en el contexto personal ni en las vinculaciones que existan entre autoridades y jugadores-as de fútbol, pero sí participo en opinar que, aunque a veces el protocolo se rompe por la alegría del momento en que se está celebrando, la euforia nunca debe de robar nada dejando que la testosterona rija y empañe una estrella.
No me gustaría que no se cobrase el costo de “este beso robado”, porque, al fin y al cabo, ese gesto impetuoso no ha robado brillo solo a una mujer, sino que lo ha hecho a veintitrés jugadoras, restándoles naturalidad y protagonismo en declaraciones restringidas a la prensa evitando “el tema”.
Este hombre, ya ha sumado demasiados hechos testostéricos en su palmarés, a mi juicio, debería de dejar el cargo porque y sin duda alguna ya no da más de sí y “se le ha visto el plumero” con total clarividencia. Todas las personas no estamos preparadas para todo, porque a veces lo salvaje de la naturaleza masculina aparece desbocándose con gestos “testiculares” y obscenos desde una grada presidencial en el Campeonato del Mundo Femenino 2023, como a gestualizado el señor presidente Luis Rubiales, además de lo anterior.
Bochornosa toda su actuación. Por dignidad, debe dimitir. Tiene mucho que aprender aún para representar a un país como España…
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