19-06-2022
No es fácil catalogar a los acusadores compulsivos, pero yo he conocido a varios por sus técnicas acusatorias. Los más primarios, con toda desfachatez, acusan de forma directa a los demás cargándoles con todo el peso de la culpa de forma brutal, sin recurrir en ningún momento al humor o a la finura acusatoria. Los listillos recurren a la frase y tu más. En las organizaciones, grupos de empresas y colectivos, donde suelen ocupar los puestos que no les pertenecen, que dicen ser los
más formados, por no decir que son los más y mejor preparados para ejercer el trabajo de chivato ambulante. Yo conocí a uno, el señor X, un descalificador de la verdad, para salvarse y vivir siempre al lado del jefe. Ósea el verdadero chivato ambulante. El tipo más fino de acusador compulsivo, el pilatos no se ensucia las manos acusando de forma directa a nadie, se limita a destacar y resaltar lo que es criticable y deja la tarea de acoso y derribo de la crítica a otros que son los que juzgan y condenan. El más destructivo de todos los acusadores es el que con memoria selectiva para almacenar todos aquellos defectos, fallos, debilidades y miserias, de los que ya ha culpado, en otras ocasiones, pero que cuando surge el menor contratiempo en las relaciones se los lanza todos a la cara en tromba, en cascada. A usted le cogerá de sorpresa.
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