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J M HERMOSO
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2024-12-15
Felipe
Hace unos días, (2 de diciembre), decía Emiliano García Page: “La socialdemocracia moderada la representó muy bien Felipe González”. Sí, Emiliano, es irrefutable. Fue tan intensa y tanta la “moderación”, que defendía los intereses contrarios al …OE, (Obrero Español). Porque del PS… (Partido Socialista), hablaremos con profundidad en otro momento.
CARTA ABIERTA A FELIPE
Han transcurrido casi cincuenta años desde que te vi, por primera vez. Llevabas tu clásica chaqueta, beige tostado, de pana… En aquel momento algo en mi interior me dijo que no eras trigo limpio. Mi radar no se equivocó. El tiempo… en que todo lo pone en su sitio desde su bruñir, me lo ha ido confirmando para reafirmar, entre otros, tu traición a los obreros. A lo largo de tu vida, has sido una constante fallándoles, abandonándolos. Y cómo no, has mantenido el mismo comportamiento con determinados compañeros de partido —PSOE—.
Sin acritud
Felipe, eres un vividor que, desde que te conozco, nunca has dado un palo al agua. Tus discursos huecos —porque la palabra no trabaja si carece de valor—, ya que para a quienes embaucaste, tu palabra, ha sido inútil. Fue tu falsa palabra al pueblo la que te convirtió en pura entelequia en tu experiencia vital política. Por ello, también, eres un gran sátrapa trincón que en el pasado viviste de la teta del Estado y, hoy en día, sigues viviendo una vida padre, gracias a cuanto amartillaste ostentando la presidencia del gobierno, la secretaría general del PSOE, y la de la jefatura de la oposición parlamentaria. Ah, claro, y, cómo no, tu jugosa y cuantiosa pensión vitalicia que te paga el Estado por no dar palo al agua y vivir de su teta.
Eres un privilegiado colmado de privilegios, gracias a la política partidista, gracias al PSOE histórico.
Auténticos socialistas
Los ‘socialistas de corazón’, cuando se abrió aquella esperanzadora ‘ventana de la oportunidad’ de últimos de los 70, te auparon y te sostuvieron y te llevaron y te mantuvieron; vieron cómo su partido —el de ellos— gobernaba el país. Vieron cómo la ‘democracia’ vino con derechos y deberes… —Matizo, la democracia, no tú—, y así partieron —fallecieron— cientos de miles de ellos, viviéndolo y viéndolo. Pero no pudieron vivir, ni ver, que cuanto fraguabas con apariencia de prosperidad y bienestar para la clase obrera, era mera amalgama de nebulosidad… El tiempo que todo lo pone en su sitio, lo mostraría, que fue tu traición a los obreros y tu traición a los socialistas de base, aquellos —los que jamás en su vida ostentaron cargo público u orgánico— que su voto era cautivo, por cuánto y, cómo vivieron los tiempos de guerra y represión, un voto, siempre para el PSOE.
Actualidad
Felipe, durante tus mandatos, tú, seccionaste y vendiste España, la España del pueblo llano: sus trabajos, lo único que les pertenecía como fuerza de trabajo, que por el ayer lo eran y hoy lo son.
Desmantelaste la fortaleza existente, de una emergente y potente agricultura, de una emergente y potente ganadería, de una emergente y potente pesca, de una emergente y potente industria… fortaleza y potencia emergiendo, toda, la fuerza del pueblo.
Lo destruiste todo a cambio de convertir el país en un pueblo dependiente, un pueblo subvencionado, un pueblo de ayudas… un pueblo de sopa boba, y en paralelo, le inoculaste la cultura de la delegación —en ti, falso mesías— que supuso el desmantelamiento de la reivindicación y la lucha del movimiento asociativo, crítico, que cuestionaba desde el criterio propio del individuo.
Y ahora, tú, como bocazas, que siempre lo fuiste —por todas cuantas pruebas se te imputan, en tu contra, como aprendiz de estadista en tus envenenadas políticas—. ¿Con qué moral te atreves a criticar actuaciones de un legítimo presidente del gobierno del país, un presidente del mismo partido al que te afiliaste: del PSOE, —tal vez, ¿cómo trepa?—.
Por cierto, con plena contundencia, no me gustan los Estadistas. Son falsarios. Prefiero, imperativamente, los Humanistas. Son auténticos.
Tú, el tercer presidente de la democracia española, gozas de una fama gloriosa que se contrapone a grandes escándalos a menudo olvidados y que incluyen corrupción, terrorismo y hasta apoyos de herederos del nazismo.
¿Quién te crees tú para enmendarle la plana a nadie en cuestiones políticas, éticas, o morales? ¿Acaso te crees poema, sin siquiera llegar a ser verso?
Pasado
Curiosamente, hace mucho tiempo… En política pasaste a ser “un jarrón chino”, a pesar de ser tus propias palabras —ay, tu ego—, nunca te lo creíste porque jamás lo asumiste. Y, por supuesto, tu valor nunca fue el de la porcelana china, más bien fue el de simple barro de una riada. Una inmensa riada que trajo la democracia, y que como toda riada deja sedimentos de lodo que acaban en polvo, polvo para limpiar y limpiar, una vez y otra vez.
Felipe, sin acritud, no es ni tu hora ni tu momento. Un poco de respeto, hombre.
Concluiré esta carta abierta recordándote: En el XXVIII Congreso, que tuvo lugar en Madrid en mayo de 1979, planteaste el abandono del marxismo en la declaración de principios del PSOE que se había introducido en 1976. Derrotaron tu propuesta y anunciaste que no te presentarías para el cargo de primer secretario. Donde cuatro meses después, en el Congreso Extraordinario, te saliste con la tuya, el PSOE abandonó el marxismo. Esa fue tu hora y tu momento. Hay que te retrataste, públicamente, de lo que sería tu trayectoria política, de ese personaje traidor como líder de un partido político de izquierdas, PSOE, cuya denominación es Partido Socialista Obrero Español. Te recalco: Socialista. Te recalco: Obrero. Partido y Español: son muchos los que hay en este país.
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