J M HERMOSO 

"Ha habido socorro de personas —el pueblo— a grandes raudales para los damnificados.

2024-11-17

 

Dana. ¡ALERTA!

 

Las comunidades autónomas afectadas han sido Comunitat Valenciana, Castilla-La Mancha, Andalucía, Illes Balears, Cataluña y Aragón, donde en algunos puntos las lluvias llegaron a superar los 600 litros por metro cuadrado en pocas horas.

Ante tan retorcido capricho del sistema y de la naturaleza, participo en el pesar con las familias de las personas fallecidas y desaparecidas, manteniéndome por igual en solidaridad con los damnificados.

En los últimos días, ¿cuántas veces se ha oído la frase “el pueblo salva al pueblo”? Tristemente, ¡no es así! Sintiéndolo mucho, en este devastador asunto, el pueblo socorre al pueblo. Es lo correcto. Humanidad. Ya que, son claras las evidencias de que, ante la brutalidad de la Dana y la vulnerabilidad del pueblo, no ha habido salvamento para las personas fallecidas y cuantas lo han perdido ‘todo’, todo bien, enseres, sustento de vida… Sí.

Ha habido socorro de personas —el pueblo— a grandes raudales para los damnificados.

Pero, en honor a la justicia, sí, hay que decir que el pueblo salva al jefe del Estado, los presidentes y el resto de los gerifaltes día a día, pues es el pueblo el que realiza el estipendio, para su manutención y cuantiosos pagos en especie. ¿Por qué? Porque son personajes que, en su representación del cargo que ocupan, ‘no tienen ni oficio ni beneficio’, y es por lo que mientras el pueblo sostiene el tren de vida que llevan.  

Comunitat Valenciana. Dana. ¡ALERTA!

Martes, 29 de octubre de 2024. A las siete horas y treinta y seis minutos de la mañana, la AEMET declara la alerta roja en la provincia de Valencia. A las ocho horas y treinta y cinco minutos de la tarde, la Generalitat Valenciana comunica la alerta roja a la población. Transcurrió trece horas y un minuto, después de que la AEMET declarara la alerta roja.

El mayor desastre natural de la España moderna

Muerte, dolor, sufrimiento, angustia, esperanza. ¡AYUDA! Desolador, destrucción, impotencia, rabia, dramático, cabreo, indignación, espeluznante, mucha agua, mucho barro, muchos enseres destrozados en la calle…

Después de la tempestad, viene la calma. En este triste caso que nos ocupa, podrá recuperarse una calma relativa para las personas que a cientos de kilómetros no han padecido la ‘tempestad’. Pero para los damnificados de esta ‘tempestad’ y sus más cercanos allegados: no hay calma.

¿Por qué teméis, hombres de poca fe?

Llegó Feijóo, llegó Sánchez y en días posteriores llegaron Felipe y Leticia —los visitantes faltaron a lo imperioso inmediato—. Los cuatro llegaron sin botas altas de goma, sin pico ni pala, sin fregona ni escoba… Feijóo y Sánchez soltaron sus discursos huecos, a Felipe y Leticia no les dio tiempo, la turba los botaron. Coincidieron, palabras y palabras, ¡sólo palabras! Se hicieron la foto y se largaron como llegaron: dejando al pueblo como estaba, como lo encontraron.

La gestión de lo inmediato

Ante cualquier catástrofe, el tiempo de reloj apremia. La ayuda de los servicios de emergencia es determinante en el salvamento de vidas y socorro de las víctimas.

(Pero no cabe duda de que este comienzo de párrafo solo se ha quedado en la parte correspondiente del protocolo establecido ante las situaciones de peligro o riesgo derivadas en catástrofe). El reloj paró el tiempo, provocando cruel retroceso para algunas de las siguientes poblaciones: Alaquàs, Albal, Albalat de la Ribera, Alborache, Alcàsser, Alcúdia, Aldaia, Alfafar, Alfarb, Algemesí, Alginet, Almussafes, Benetússer, Benifaió, Beniparrell, Benicull de Xúquer, Bétera, Bugarra, Buñol, Camporrobles, Carlet, Catadau, Catarroja, Caudete de las Fuentes, Corbera, Cullera, Chera, Cheste, Chiva, Favara, Fortaleny, Fuenterrobles, Godelleta, Guadassuar, Llíria, Loriguilla, Llaurí, Llocnou de la Corona, Llombai, Macastre, Manises, Massanassa, Mislata, Montserrat, Montroi, Paiporta, Paterna, Pedralba, Picanya, Picassent, Polinyà de Xúquer, Quart de Poblet, Real, Requena, Riba-roja de Túria, Riola, Sedaví, Siete Aguas, Silla, Sinarcas, Sollana, Sot de Chera, Sueca, Tavernes de la Valldigna, Torrent, Turís, Utiel, València (pedanías: Faitanar, La Torre, Forn d'Alcedo, Castellar-Oliveral, Pinedo, el Saler, el Perelló y el Palmar), Xirivella, Yátova.

¿Dónde ha estado el Estado?

Dos y tres días antes de la catástrofe, las previsiones meteorológicas ya vislumbraban cuánto se avecinaba para la parte afectada de España. Y ni en el momento de la catástrofe, ni al día siguiente, ni a los dos y tres días después, ni a los cuatro y cinco… el auxilio inmediato a los damnificados no ha llegado, más allá de los medios de emergencia locales de las poblaciones afectadas. Resulta indignante. En pleno siglo XXI, la sorpresa sigue dejando en shock al sistema, provocando el colapso del Estado. Como sociedad, no hemos aprendido nada de experiencias anteriores. No se ha evolucionado más allá de la redacción de protocolos de actuación ante determinadas emergencias de catástrofe, la Dana lo ha puesto de manifiesto. Totalmente vulnerables. Y una vez más, lamentablemente, el pueblo llano, la ciudadanía, paga el alto costo —vidas, dinero— de la incompetencia de cuantas instituciones y gobiernos, políticos y arribistas, dirigen el Estado español. Sí. El pueblo sencillo que vive justito de todo, ya que nunca logrará vivir holgadamente ante el todo que le provoca agobios y lo machaca para que otros lo puedan disfrutar desde el dispendio y opulencia.

Vidas palaciegas

Gira y gira. El mundo gira y gira. Y en ese girar y girar construyen palacios y más palacios, con la sangre y el sudor de los pueblos, a lo largo y ancho del mundo. Sí. Porque, desde que el Mundo es Mundo, inventaron los palacios para que la vida palaciega no se mezclara con la vida de extramuros, y esa vida palaciega fue adquiriendo privilegios y privilegios, derechos escritos y más derechos escritos… hasta convertir a sus moradores en intocables e inviolables.

Palacios, y cómo no, sedes oficiales donde viven los jefes y presidentes de Estado, presidentes de autonomías y delegados y subdelegados de los distintos gobiernos… Dichos personajes, nunca sufrieron este tipo de inundaciones —Dana—. Las edificaciones que ocupan se encuentran en terrenos seguros; donde cada PGOU (Plan General de Ordenación Urbana) garantiza la estabilidad de sus construcciones.

Esto me provoca indignación.

Vidas del pueblo

No se vela solícitamente con el celo necesario sobre la seguridad y el bienestar del ciudadano.

El desplazamiento de las ciudades y pueblos, en lo que conlleva la creación de nuevos barrios e infraestructuras e equipamientos de dichas ciudades y pueblos, en terrenos recalificados como urbanizables, cuando en los PGOU y Normas Urbanísticas estaban calificados como suelo rústico. Con lo ocurrido hasta ahora, y sobre todo en esta última Dana, hay que ser escrupulosamente rígido ante las normas y bajo ningún concepto permitir desmanes.

La magnitud y los efectos de esta catástrofe meteorológica, con la brutal tragedia cebada en la pérdida de vidas humanas, en gran medida, se podían haber evitado si los políticos sátrapas, especuladores y trincones varios; hubiesen respetado las normas establecidas en las distintas gobernanzas.

Solidaridad

Ante la falta de respuesta de las instituciones del Estado, la sociedad civil se organiza. Es así, siempre lo fue. Surge la solidaridad.

Ante el ejemplo de fortaleza en las víctimas, la inconmensurable muestra de solidaridad del pueblo. Modelo de esfuerzo del pueblo: vecinos y voluntarios: fueron en el pasado, lo son en el presente… los que, ante el drama y la catástrofe, desde su ayuda útil, de forma denodada, sacan a flote las necesidades acuciantes de los ciudadanos.

A lo largo de la vida he visto catástrofes, dramas, robos… Estadística

La España moderna se constituye como Estado social y democrático de Derecho, propugnando sus valores superiores, que lo son: la libertad, la justicia, la igualdad…

Es por lo que cabe la reflexión ante la comparativa de vidas palaciegas y vidas del pueblo, donde se encuentran consubstanciales diferencias. Según datos del Ministerio del Interior, en el primer trimestre del 2023 se perpetraron 21.608 robos con fuerza en domicilios y en el mismo periodo de 2024 han sido 20.872. Pero, ni la Zarzuela, ni la Moncloa, ni el Palacio de San Telmo, así como el resto de las residencias oficiales de gerifaltes de España, han sufrido esta acción y sus efectos. Cero casos.

En la memoria colectiva, del fatídico domingo 13 de enero de 2019. Tragedia. Julen Roselló, un niño de dos años de edad, en una finca privada, se cae a un pozo de prospección en la localidad de Totalán, provincia de Málaga. Aquel día de asueto, desde El Palo, junto a su madre y su padre, el niño acudió para el disfrute del juego y compartir entre familia y amigos. Una cotidianidad entre las relaciones humanas. Hecho éste, igual por igual, en las vidas palaciegas y en las vidas del pueblo, donde también se encuentran consubstanciales diferencias. Por ejemplo, los entornos de celebración se encuentran impolutos, totalmente garantizada la seguridad de los asistentes. Mientras que, por el otro lado, no hay seguridad garantizada y la vulnerabilidad acecha hasta dar el zarpazo. Tal cual ocurrió en aquella tragedia de Totalán. Este tipo de drama de vidas truncadas no lo he conocido en el entorno familiar inmediato de los jefes y presidentes de Estado, presidentes de autonomías y delegados y subdelegados de los distintos gobiernos… Aquí, la estadística, como en el ejemplo anterior, es: número de casos. Cero.

Por cuestiones de extensión, que sirvan como botón de muestra, estas dos realidades, que sin lugar a duda y de parte del lector abren la puerta a otros hechos, también realidades que acudirán desde el recuerdo de la memoria colectiva.

En un futuro

Más allá del shock del Estado, del socorro desbordado de los servicios de emergencia, ante este tipo de hechos, ¿qué hará el propio Estado a partir de ahora?

¿Habrá depuración de responsabilidades en los responsables de las negligencias cometidas por quienes han tomado decisiones siendo dirigentes de las instituciones del Estado? Al Estado le queda una tarea ingente. Pero, en lo inmediato y lo siguiente, ojalá que sobre esas poblaciones devastadas no caiga el olvido.

¿Qué hará el propio pueblo a partir de ahora? Al pueblo le queda tomar consciencia sobre todo cuanto dispone y consiente el sistema. Y cómo no; de la naturaleza.


 

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