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2023-11-05
Yazidies
Hace unos días regresó a España mi amigo Miguel Rico, compañero de aventuras en Centroamérica, tras un viaje a los campos de refugiados yazidies de Chamisku, en el Kurdistán, con un proyecto de FARMAMUNDI. Hablar con él me ha hecho recordar el porqué de esta columna que esta semana publica su artículo número veinticinco. Nació para dar su humilde voz a los sin voz, a aquellos que nunca aparecen en las noticias ni en los periódicos, y precisamente la situación del pueblo yazidí nos recuerda que siempre hay conflictos y víctimas de primera y de segunda categoría. Víctimas silenciadas por medios de comunicación que priorizan sus titulares en función de los intereses de sus dueños y no del interés meramente infamativo. Los yazidies son un
pueblo de unos 600.000 miembros que habita la región verde y montañosa del norte de Irak, entre las fronteras de Siria, Irán y Turquía.
Practican una ancestral religión monoteísta que se remonta a la Antigua Mesopotamia, aunque posee características comunes con el zoroastrismo, cristianismo e islam, los pueblos islamizados que le rodean les han perseguido desde mucho tiempo atrás. Adoradores del diablo les llaman los más radicales. Tal vez por eso el estado islámico (ISIS) les atacó e invadió su ciudad más importante, Sinyar, en agosto de 2014 y la ciudad sagrada de Lalish donde se encuentra la tumba del místico sufí Adi Ibn Musafir que enseñó los preceptos religiosos del yazidismo. El ataque provocó la masacre de 1.293 personas asesinadas, 360.000 desplazados, de los cuales 200.000 aún no han vuelto a casa y permanecen en los campos de refugiados de Qadia y Chamisku donde sobreviven en durísimas condiciones. Aquel acto, reconocido por Naciones Unidas como un genocidio, dejó 2.745 huérfanos y 6.417 mujeres secuestradas por los yihadistas y utilizadas como esclavas sexuales en los campamentos del estado islámico (2.600 de ellas siguen desaparecidas todavía). Hoy los sobrevivientes que malviven en los campos se ven rodeados de otros conflictos armados como el que enfrenta al PKK, Partido de los Trabajadores del Kurdistán, junto a su brazo sirio YPG y las YBS, Unidades de Resistencia de Sinyar, frente a los ejércitos de Turquía e Irak. En los últimos meses, en Irán e Irak se ha recrudecido el discurso de odio contra ellos de la mano de la radicalización religiosa que sigue vigente en la región. Me contaba Miguel de familias con treinta miembros asesinados, familias donde todas sus mujeres han sido violadas y de muchas de las que se sigue sin saber nada. Hoy, mientras el mundo se focaliza en otros conflictos, el pueblo yazidí se encuentra cada vez más olvidado. La Unión Europea, empeñada en su propio descrédito, no considera Irak como país prioritario y solo un puñado de oenegés, como FARMAMUNDI o la organización local HEEVIE, se empeñan en dar su ayuda al pueblo yazidí. Otras víctimas olvidadas de la poli-CIA del mundo.
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