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No sé si fue en una cafetería del barrio de Salamanca, en una mesita bien apartada del frío de la capital, mientras se pedían churros y carajillos, o bien fue paseando por el Parque del Retiro donde se sentaron con el primer señor mayor que estuviese... |
2023-03-26
No sé si fue en una cafetería del barrio de Salamanca, en una mesita bien apartada del frío de la capital, mientras se pedían churros y carajillos, o bien fue paseando por el Parque del Retiro donde se sentaron con el primer señor mayor que estuviese en un banco al sol, mientras con su mano derecha repartía (de forma caritativa) migajas a unas palomas cegadas por las ansias de comer y el miedo al extraño.
¿Pero cómo se llegó a esa búsqueda? Pues supongo que algún biempensante de cinco apellidos manifestó que para crear ruido y salir a la palestra como los únicos defensores de la patria y la hispanidad frente a un gobierno socio-comunista-bolivariano-bolchevique-independentista-dictatorial, debían poner en marcha una moción de censura que lideraran ellos, pero que habría que poner como candidato a alguien pseudoindependiente, pero que les ofreciese la garantía total de tener una chaqueta de corte derechista.
Y lo encontraron. Supongo que pensaron que sería mejor presentar a alguien que haya demostrado en su vida una trayectoria claramente distorsionada y cambiante, es decir, que haya estado en la vida pública representando a tantos partidos como gente le había adorado, como al Rey Sol. Porque no obviemos que esta persona siempre ha estado más interesada en los halagos que le profesaban y en mantener su posición de liderazgo frente a la unidad de convicción.
Un señor que ejemplificó claramente lo que sucedió durante y después de la Transición: cuando el enemigo de todo es un dictador, todo el mundo se suma al único partido organizado frente a dicho dictador. Pero cuando desaparece el dictador y debemos ofrecer nuestro ideario programático a la sociedad para crecer y lograr la confianza de este país, lo que sucede con estas personas es que están vacíos de contenido y que solo estuvieron de manera oportunista para crecer sus egos y mantenerse con auras de divinidad.
Sí, estuvo en la cárcel. También estuvo Marcos Ana y Marcelino Camacho, y demostraron con sus vidas ejemplares que tenían claro dónde estaban y por qué estaban. Y cuando fueron elegidos para que liderasen en un recién nacido sistema democrático, ejemplificaron con sus palabras y sus hechos el compromiso por un modelo de país, frente a quiénes se habían subido como polizones a un barco con la fuerza del motor inmenso de la clase trabajadora que auspició la llegada de la democracia. Y ahí se demuestra la diferencia entre los oportunistas y los comprometidos.
De hecho, no tardó mucho en demostrar con sus hechos y sus argumentos que había estado en un espacio antagonista a su persona. Tardó poco en irse del partido de la clase trabajadora tras vender (no sabemos por cuánto) el Ayuntamiento de Madrid a la derecha. Comenzó una deriva ideológica y personal donde pesaba más su nombre que lo que salía por su boca. Ya no era ese señor que escribió un libro sobre economía, era un señor que añoraba el periodo franquista porque compartía los valores del régimen.
Representó con sus actos la vergüenza y la traición a los millones de españoles y españolas que lucharon contra el régimen fascista. Con su viraje a la derecha y encontrando acomodo en la ultraderecha, se convirtió en un personaje que recorría los debates de TV para sentirse cómodo mientras le escuchaban… alimentando un ego increíble que no intenta hacer pedagogía, sino liberar sus pensamientos y opinar de todo sin control parental.
Estuvo en un partido que le aupó pensando que lo que expresaba era sincero, comprometido y honesto con la lucha de la clase trabajadora. Pero demostró, como he dicho anteriormente, con sus hechos y palabras que solo se comprometió con él mismo, con sus egos y con su necesidad imperiosa de ser el niño del bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro. Ya avisó nuestro querido Marcelino Camacho en su día del peligro de este personaje.
Y ahora, tras más de 40 años, acepta ser candidato de una fuerza política de ultraderecha. Así puede sumar otra chaqueta más a su enorme armario de ideologías políticas y que se ha puesto en sus hombros según las ansias que tuviese de ser adulado.
Cualquier persona puede pensar y creer a lo largo de su vida en lo que quiera, incluso con posiciones contradictorias (de hecho, así nos sucede a todo el mundo). Pero cuando alguien quiere situarse como candidato independiente, pero utiliza en su presentación el argumento patriótico del Imperio Español en pleno siglo XXI, precisamente no está demostrando independencia, sino más bien lo contrario.
Y en lo único que puedo tener condescendencia con dicha persona es porque creo que lo han utilizado y él se ha dejado. Vergüenza de ese partido que engaña a los mayores con aires de grandeza para presentar una propuesta inútil e imberbe, pero que demuestra la insensibilidad y la falta de respeto hacia las personas mayores. Ya no es que les dé igual, sino que lo presentan para que sea el pararrayos y que los dardos no fuesen dirigidos hacia los impulsores reales.
Dos días en los que se mezclaba la pena por lo que debe estar pasando un señor mayor de 89 años, que no representa ni presente ni futuro, con la vergüenza hacia ese grupo que lo ha situado para que le libere de culpa. Si eso es lo que defienden esta gente, están demostrando no tener ni vergüenza ni educación por nuestras personas mayores, más allá de cómo piensen. ¡Y se alzan como valedoras de la moralidad!
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