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2023-12-03
Libertad, libertad…
Todos conocemos a ese alguien que siempre comienza alguna frase con: No es por criticar, pero fulanito es un … y un … Y cuando ya ha dicho lo que quiere termina con un: Y ojo, que a mí me da igual, pero es que es muy fuerte.
Y si le seguimos la conversación y le contradecimos, nos responderá: Es mi opinión. A ver si ahora no se puede ni hablar.
Estas personas primero utilizan el ataque para luego escudarse en la inocencia y en el victimismo de una simple opinión. Y claro que pueden opinar. Por supuesto. Y de hecho lo hacen. Pero opinar también conlleva respuestas, y dichas respuestas no tienen por qué estar en la línea del que opina.
El hecho de opinar nunca puede llevar el silencio de los demás,
porque es solo expresar una valoración personal sobre una realidad y que no tiene por qué ser la misma percepción que la del resto. Y si lo que se pretende es sentar cátedra, entonces deberá argumentarlo de manera científica y no de manera subjetiva.
Es curioso ver y escuchar a presentadores de TV, famosos, periodistas y demás personajes de los medios, manifestar sin pudor alguno que no hay libertad para opinar y que ya no se puede decir nada. Sí, se puede opinar. De hecho, lo hacen. Lo que también deben comprender que sus opiniones, cuando nadie se las pide, también pueden conllevar contraopiniones de otros tantos.
Lo que quieren es que se les deje decir cualquier sandez en las redes o en TV y que nadie les contradiga. Y eso denota un claro tufo fascista. Porque si lo que quieres es manifestar lo que tú quieras cuando tú quieras, tan solo por acudir a un programa o porque te duele el dedo meñique del pie izquierdo, deberías saber que el principio de libertad también es aplicable a los demás.
Puedes manifestar tus opiniones sin que yo te la haya pedido, y yo puedo manifestar mi opinión sobre tus palabras sin que tú me la pidas. Es así, no es tan difícil entender que el principio de libertad de expresión no se acaba en las manifestaciones de unos cuantos personajes mediáticos, sino que hay otros 50 millones de españoles y españolas que también pueden opinar, incluso si no me pides la opinión de igual manera que yo tampoco se las he pedido a dichos personajes mediáticos.
El PP y VOX, la derecha cavernaria, son unos magníficos ejemplos de esta magnífica práctica antidemocrática. Gritan y alientan en todos sus segundos y minutos de gloria en medios que España se acaba. Gritan y alientan en todos los espacios mediáticos donde se les da cabida que España es una tiranía. Gritan y alientan en todas las instituciones donde tienen representación que esto es un Gobierno ilegítimo.
Gritan que no hay libertad y no les pasa nada. Incluso le cogen los medios para que los cuatro gatos fascistas y nazis ocupen toda la parrilla mediática. Pero dicen que no hay libertad.
Gritan Viva Franco y lucen banderas del régimen franquista sin pudor ninguno. Gritan y berrean No a la Constitución sin vergüenza alguna por las calles. Atacan las sedes de partidos políticos y se extrañan y se molestan si la policía se lo intenta impedir.
¿Qué tiranía es ésta que les permite y ampara sus escandalosas acusaciones sobre el Gobierno de su propio país? ¿Qué tiranía es ésta que les ampara?
Y su cohorte de acólitos fascistas se tiran a la calle con pantomimas de que no les dejan hacer nada… ¿Qué quieren? ¿Encerrar a más de medio país en las cárceles españolas por no pensar como ellos? Creo que esa es su libertad… la de acusar y acosar a quiénes no piensan de manera retrógrada, clasista y fascista como ellos.
Prostituyen la palabra libertad porque, históricamente, ellos la han usado para vivir de manera privilegiada a costa del sufrimiento de los trabajadores y trabajadoras de este país. Esa es su libertad: que no les toquen lo suyo mientras machacan al resto.
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