6-11-2022
Si pasamos por los pueblos de nuestra provincia, en muchos de ellos podemos encontrarnos con moles de ladrillos y hormigón abandonados. Grandes edificios de pisos que se quedaron sin finalizar y que si pasan 10 años más tendrían derecho a ser catalogados como bien de interés cultural. Pero que en sí mismos representan el más absoluto despilfarro de dinero público convertido en nido de ratas y refugios temporales.
Estas edificaciones de pisos o de viviendas unifamiliares (depende de los municipios) fueron iniciados en los primeros años del presente siglo (2000-2010) como solución a la falta de viviendas protegidas o de carácter social en los municipios de Andalucía. Si recordáis, ahora se le denomina burbuja inmobiliaria, pero en su momento era crecimiento del sector inmobiliario y financiero… Qué mala es la hemeroteca para revisar los eufemismos y mentiras que soltaban los medios para justificar el camino de lo que era un fraude en toda regla.
Los ayuntamientos cedían terrenos a la Junta de Andalucía, gobernada por el PSOE en esa época, para que le concediesen los permisos oportunos para calificarlos como urbanizables para viviendas de protección oficial o viviendas sociales. Los ayuntamientos ponían la era y la Junta debía poner los mulos. Y lo que se prometía como una medida que facilitaría la posibilidad de acceder a una vivienda a un precio asequible se quedaría en eso … una promesa.
La Junta de Andalucía licitó dichas obras y se le adjudicó a una empresa. La empresa comenzó las obras y muchos vecinos de tantos municipios veían como por fin podrían acceder a una vivienda y poder crear un proyecto de vida con la tranquilidad de un techo. Obras que durante unos pocos meses también servían de propaganda electoral para los alcaldes y alcaldesas donde se pusieron en marcha dichos proyectos de viviendas sociales y de protección oficial.
Sin saber cómo ni cuando, de pronto las obras comenzaron a pararse. Ya no se veía tanto movimiento en dichos lugares. Es más, al cabo de poquísimos meses de ver como se iban parando, comenzaban a trabajar en las obras vigilantes de seguridad o vecinos contratados para vigilar que no entrasen amigos de lo ajeno a dichas viviendas. Algunas viviendas estaban casi terminadas y era de esperar que ese hecho fuese transitorio y que volviesen a reiniciar los albañiles su actividad para finalizarlas.
Pero no. No se comenzó de nuevo. Los vigilantes de las obras dejaron de hacer sus funciones a los 2 o 3 meses porque tampoco cobraban y comenzaban los achaques a los alcaldes y alcaldesas de cada municipio por parte de sus vecinos. Y al abandonarse comenzaron los saqueos de todo tipo: baños, higiénicos, cobre, cableado, puertas, enchufes, baldosas, cierres, … todo... hasta como dice el dicho: hasta el marco de las puertas. Tan sólo dejaban los palets de cemento desperdiciados, endurecidos e inservibles, los metros cúbicos de arena, plásticos, basura, ….
Dicha empresa declinaba hablar con los ediles municipales tomando dos vías: o animando a los alcaldes y alcaldesas a que lo solucionasen con la Junta o directamente no cogían el teléfono y cerraban oficinas. Y cuando hablaban con la Junta se le respondía que era un problema de la empresa adjudicataria que no estaba cumpliendo con sus obligaciones.
Han pasado ya más de 15 años y siguen siendo unas obras abandonadas que se han convertido en un nido de plagas y lugar idóneo para lo ilícito. Y ni los ayuntamientos ni la Junta, y menos aquella empresa que entró en concurso de acreedores y quiebra, han dado ni dan solución.
Según la normativa vigente, las administraciones competentes (locales y autonómicas) justificando el interés general mediante informes de los técnicos competentes y valorando la necesidad por urgencia y seguridad de la ciudadanía, pueden iniciar expedientes de expropiación de dichas obras y así poder finalizarlas y ofrecerlas a sus vecinos como una vía alternativa y más económica de acceso a la vivienda. Pero también para que dichos lugares dejen de ser nidos de ratas, basura, infecciones, delitos a la salud y de amigos de lo ajeno.
¿Leerá este artículo el otrora columnista de este medio y actual Delegado de Fomento de la Junta de Andalucía en la provincia de Jaén, que es la consejería competente en esta situación? ¿Lo leerá y dará solución a esta problemática? Un día aproveché la visita de un Delegado de Fomento de la Junta de Andalucía en la provincia a acompañarme en uno de esos bloques abandonados, entramos y pudo ver y andar entre ripios y basura, asegurándome que iba a darle solución de manera inminente. A día de hoy… ahí siguen. Te invito también Miguel a acompañarme para que por fin acabéis con esta esperpéntica situación.
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