08-05-2022

…Y como un corazón bondadoso lo primero que busca es orientarse hacia el amor, Ana Sofia termino enamorándose de quien menos le convenía. El malote del barrio. El jhony. El Jhony, nació Juanito Heredia Cortes, pero después los vericuetos del día a día y el arrastrarse por las porquerizas de la vida lo convirtieron en “El Jhony”. Se dedicaba al menudeo de todo tipo de sustancias; le encantaban todas las que acababan en “ina”. Tal vez por eso, a Ana Sofía siempre la llamaba…su chiquitina.

El Jhony se percató de la soledad que sentía Ana Sofia y enseguida la cortejó. La verborrea meliflua y aterciopelada del pavo la regó por aspersión y el mundo de la muchacha viró 360 grados. Del letargo y la desidia que degeneraba en angustia existencial, pasó a creer en la gente, el amor y hasta el conejito de pascua.

Si este sistema en el que vivimos fuera realmente un estado de Bienestar; a individuos como Juanito Heredia los tendríamos encerrados sólo por pensar en seducir a alguien tan cándido como Ana Sofía, pero desgraciadamente, en la actualidad, aún nos quedan eones de tiempo para alcanzar un auténtico estado del bienestar por mucha agua corriente y electricidad que tengamos en nuestro hogar. Y así, Ana Sofía fue seducida hasta el punto de que no había otra vida más importante para ella que la del puto Jhony y su lengua viperina. Aquel hombre sin escrúpulos la convirtió en una maestra en la mezcla de anfetaminas.

Pero la pobre Ana Sofía tenía sus límites y no era demasiado espabilada para manejarse con el cambio y la cosa de los dineros. Lo que le granjeó fama de fácil de engañar entre toda la turba de drogadictos que acudían a por material, cuando el Jhony se encontraba ausente.

Cuando el hombre que supuestamente la quería descubría los descuadres y la consiguiente pérdida de dineros, propinaba a Ana Sofia unas palizas terribles; hasta tal punto que estuvo hospitalizada en dos ocasiones. La segunda de estás, uno de los médicos que la atendían se enterneció al conocer al alma bondadosa de nuestra protagonista, y armándose de valor denunció al Jhony a las autoridades competentes.

El camello fue puesto a disposición judicial y Ana Sofia fue internada en un centro de protección para la mujer maltratada. Sabiendo que el Jhony pasaría a disposición judicial y se comería unos buenos años en el talego; la familia, que no había querido saber nada de Ana Sofía, enseguida preguntó por ella en el centro que se encontraba. Qué buena gente, ¿verdad? Permitieron durante dos años que la pobre las pasara canutas al lado de semejante individuo: pero ahora todo eran sonrisas lágrimas y abrazos. Una vez Ana Sofia Hubo vuelto a casa, se hizo patente el verdadero motivo de tan repentina e insidiosa preocupación. Nuestra protagonista seguía teniendo las llaves de la casa del Jhony; y todo el mundo sabía que éste guardaba una cantidad ingente de dinero en ella…

(Continuará)

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