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2023-10-08
Otra queja sanitaria
Hay veces en los que uno no se debiera dejar la piel en el empeño: noches extrañas e infructuosas, solitarias; días largos y fatigados que secundan estas noches insomnes y de sufrimiento, porque no se soluciona nada. Pero llegan días en los que sí, y tener una presencia activa en concentraciones y manifestaciones por la salud. Mostrar un espíritu abierto, comunicativo y exigente para que algunos políticos se den cuenta de lo que manejan —que no se la darán hasta que cambie el gobierno autónomo—.
Metabolizar el desencuentro, la irracionalidad que estamos viviendo, la continua perseverancia en su método para olvidar las prioridades y otras cosas esenciales en la Sanidad Pública es muy difícil. Cuando el pensamiento único y estricto está consolidado, es trabajoso encontrar resquicios para echarlo atrás. No evidencian lo que pasa:
el sufrimiento y el tiempo de espera de las personas, el retraso continuado de las intervenciones quirúrgicas, que se hacen eternas para los pacientes necesitados y ansiosos
—y me callo por no mentar lo más drástico—. La Consejería de Sanidad de la Junta de Andalucía se tiene que mentalizar a que el personal sanitario debe de estar a la altura de las crecientes necesidades. Y cada día tenemos más, vamos para viejos, y los de la tercera edad estamos más próximos. Es muy fácil olvidarse de uno mismo por no luchar contra los elementos que nos acosan y quedarse así apartados. No comentar nada, ni abrir la boca, eludiendo así pesados procesos en enfermedades venideras —que están abocadas a nosotros, aunque algunos nos escapemos de momento—, no nos conduce a solucionar el problema. Un plan completo de reconocimientos no nos vendría mal a todos. Para ello necesitamos más médicos de familia, especialistas, enfermeros, anestesistas, cirujanos, ayudantes y técnicos, en general, de la Sanidad Pública. Y, por favor: escuchen a la gente.
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