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... es la genérica contemplación o adormecimiento, |
2024-03-24
La contradicción
Cuando las cosas nos van saliendo bien, ¡qué buen estado de satisfacción tenemos!, incluso las que hacemos diariamente o las más sencillas. Y si no tienes opción a hacerlas, por alguna circunstancia, te desazonan. A veces van tan seguidas y se vinculan las unas con las otras, que son como actos reflejos y no hay más remedio que aceptarlas. La contradicción, si es continua, nos deja cortados, pero hay que sobreponerse y buscar su solución. Un electrodoméstico que se avería, un pago que no se ha hecho o una obra ruidosa donde cortan la calle, nos crean problemas si no se solucionan en un tiempo prudencial. Y por ello, hay que sacar fuerzas para no agobiarnos por la incomodidad, las prisas o la economía.
En un mundo individualista, donde quizá hayamos perdido la confianza en los demás y no estemos acostumbrados a pedir favores sencillos, entonces se nos hace todo más cuesta arriba, y se hacen más patentes estas contradicciones.
La mayor contradicción, para mí,
es la genérica contemplación o adormecimiento,
aunque no aceptación por las mayorías, ante las situaciones actuales de las guerras, que ahora vamos notando mucho más cercanas. No vale la doble vara de medir: decir una cosa y manifestar lo contrario con los hechos. La aniquilación diaria de seres humanos, de pueblos enteros, por esa mentalidad asesina de los dirigentes de algunos países, nos debe llevar a las conversaciones más profundas, duraderas y serías para volver al estado de normalidad del ser humano, o sea a su libertad, al desarrollo y mantenimiento de su vida. Este sería el mayor favor que esos dirigentes nos podrían hacer, incluso para sus propios pueblos, para no caer en la total desesperación.
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