Siempre he preferido las fotos en papel, las conversaciones cara a cara, y por supuesto, mi firma en tinta y en papel. Ahora, cuidaré muy mucho de poner, cuando y donde, ese OK.

2023-07-16


El término 0K, tan usado en nuestra cotidianeidad, aunque parezca increíble, tiene su origen allá en las extensas tierras americanas del continente norte, cuyos dominios naturales eran equilibrados por las diferentes pobladoras tribus indias. Tribus, llamadas salvajes en calificación despectiva, que por imposición se vieron avasalladas, masacradas, arrinconadas y casi exterminadas de su tierra natural.

Ultraje y masacre hecho en post de la civilización “blanca” y de su supremacía, con la instauración de colonos europeos, acotando las zonas de caza de los antecesores, vallando tierras donde ya existía otro tipo de civilización, con la implantación del ferrocarril y por supuesto, con la tan necesaria para estos planes, elevación de los postes de telégrafos para estar comunicados, solicitar auxilio y transmitir las situaciones y las cifras resultantes de muertos de los encontronazos con los indios.

Era el código Morse, aquel invento del señor Samuel, la herramienta que portaba el número de caídos (muertos) hasta las oficinas donde se encontraba los telégrafos, que, con sus puntos y rayas, y sus símbolos, transmitían por los cables aquellas legendarias novedades.

Y fue en aquellos tiempos el 0K el término más esperado en cada recepción y emisión de mensajes desde cada una de las oficinas de telecomunicaciones, el que determinaba ese significado de 0K (Cero Killers), es decir, cero asesinados, que no tiene nada que ver con el OK que utilizamos de forma habitual en el presente escrito de nuestras redes sociales.

Pues cuidado con el uso que damos en las redes de este OK. Este término tan actual, que significa, o supuestamente deja entender, que entre los interlocutores que lo han usado existe un acuerdo, han llegado a un entendimiento, o simplemente que un documento ha sido recibido, una imagen, o un video, porque la justicia canadiense le ha añadido un peso mayor, que se reparte entre el sistema del derecho anglosajón y del derecho francés. Caso que ha creado jurisprudencia elevando este OK, en forma de emoji con la mano que indica estar de acuerdo con un pulgar levantado, y lo ha transferido en la igualdad o equivalencia a una firma. Así, tal cual, como una rúbrica de puño y letra.

Noticia increíble e impactante.  Impresionante y asombroso es el peso y la relevancia que están teniendo los símbolos que utilizamos de forma cordial en las conversaciones cotidianas, como ese emoji con el pulgar levantado que ha sido admitido en un juicio como equivalencia a la firma de un contrato donde la cifra de cinco dígitos que aparecía en el documento deberá ser abonada por el interlocutor que pulsó el emoji a la persona que le envió por la red social la imagen del contrato.

Parece ser que la comodidad de eludir una reunión y no verse cara a cara donde entablar una conversación, intercambiar papeles tangibles y cerrar contratos en las redes sociales puede llegar a ser el comienzo de nuevos problemas, como lo es ya el uso adornado de la IA con el tráfico de datos.

Siempre he preferido las fotos en papel, las conversaciones cara a cara, y por supuesto, mi firma en tinta y en papel. Ahora, cuidaré muy mucho de poner, cuando y donde, ese OK.


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