6-11-2022


La explotación infantil es un término que incluye tanto el trabajo forzoso hasta la explotación sexual, el reclutamiento de niños soldado o la esclavitud doméstica. En todo el mundo, 217 millones de niños y niñas son víctimas de alguna forma de explotación infantil. Se trata de una de las violaciones de derechos humanos más graves que los adultos pueden ocasionar a las niñas y niños a día de hoy.

LAS 7 FORMAS DE EXPLOTACIÓN INFANTIL: La trata infantil: Este negocio mueve 23 millones y medio de euros al año. La pobreza, la globalización y la consiguiente demanda de mercancías y mano de obra baratas han provocado una demanda sin precedentes de menores trabajadores. La explotación sexual: Cerca de 1,8 millones de niños en todo el mundo son explotados sexualmente con fines comerciales. La mayoría de ellas, son niñas, obligadas por adultos a ejercer la prostitución o utilizadas en la industria pornográfica y en el turismo sexual. Niños soldados: Desde guerras como Angola, Afganistán, Sierra Leona o Sudán del Sur han utilizado a los más pequeños para la primera línea de batalla. Hoy día, 300.000 niños y niñas menores de 15 años están relacionados de algún modo con las fuerzas armadas. Algunos tienen solo 7 años. Matrimonio infantil: Se prevé que durante la próxima década 100 millones de niñas serán forzadas a casarse antes de cumplir los 18 años. Trabajo infantil forzoso por endeudamiento: Es un tipo de explotación en la que el menor contrae una deuda con su patrón y es obligado a trabajar hasta que pague lo que debe. Se da a menudo en países como India, Nepal, Pakistán y Bangladesh. Trabajo forzoso en la mina y en la agricultura: A pesar de que la mina es uno de los trabajos más peligrosos del mundo, 200.000 niños y niñas trabajan en la mina en África occidental y un millón de menores están en minas y canteras de Asia y Sudamérica. Además, dl trabajo agrícola es una realidad para 132 millones de niños y niñas menores de 15 años en todo el mundo. Algunos en condiciones de esclavitud inexorablemente peligrosas. Esclavitud doméstica: Esta es la realidad de más de 40 millones de niños y niñas: trabajan como empleados domésticos y 10 millones permanecen ocultos tras las puertas. Este tipo de explotación infantil sucede en su mayoría a niñas que sufren castigos extremos como golpes con planchas ardiendo, flagelaciones y quemaduras con agua hirviendo.

Todo esto lo ocasiona: La pobreza, la discriminación y, sobre todo: La falta de políticas sociales y de acceso a una educación adecuada y de calidad.

Debemos tener claro que la explotación infantil no está presente en aquellos trabajos que no atentan a su salud e integridad, además de no interferir en su desarrollo personal ni escolarización. Es decir, aquellas obligaciones que hacen después de la escuela, ayudar en el negocio familiar o un empleo durante las vacaciones para ganar dinero extra no es explotación infantil.

De hecho, es todo lo contrario. Este tipo de trabajo puede ser una gran oportunidad para niños y adolescentes de ganar experiencia, de aprender nuevas habilidades y destrezas. También para prepararse para su edad adulta y que tengan un trabajo con mayores responsabilidades.

Aunque la esclavitud infantil no es un problema que quede fuera de nuestro territorio, el informe Infancias Robadas 2017 de Save The Children cataloga a España en el número 14 entre los países donde pocos niños pierden su infancia. Sin embargo, según los últimos datos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), en España hay 20.000 menores víctimas de la explotación infantil.

Pero esta cifra, según la propia OSCE, tan solo se trata de la punta del iceberg, ya que son aquellos casos que han podido ser identificados por la Policía. Tras estas cifras quedan miles de niños que han sido obligados en algún momento a prostituirse, mendigar o cometer delitos, o incluso que han sido víctimas de redes de delincuencia internacionales con un fin laboral, adopciones ilegales o incluso tráfico de órganos.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible contempla, entre sus 17 objetivos y 169 metas para avanzar hacia un desarrollo global sostenible e inclusivo, poner fin al trabajo infantil para 2025 y el trabajo forzoso para 2030.

La meta 8.7 de los objetivos aspira a eliminar el trabajo infantil a través de la implicación de los líderes de la Alianza 8.7, que deben tomar medidas eficaces e inmediatas para eliminar la trata de seres humanos y el trabajo infantil, también en cuanto al reclutamiento de niños soldado, entre otras muchas explotaciones.

El gran reto de las organizaciones internacionales que luchan contra la explotación infantil, así como de los gobiernos, es lograr identificar a estas víctimas para no guiarse únicamente por estimaciones en base a la escasa visibilidad del problema, poner en marcha planes de acción de apoyo a los menores y dar formación y apoyo a las autoridades.

Tal y como afirma la Convención de los Derechos de la Infancia, no hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana.

Muchos españoles estamos consumiendo trabajo infantil sin saberlo en forma de: vestidos, juguetes, bombones, flores, joyas, etc. Cuando regalamos o compramos estos productos, en realidad, estamos fomentando el trabajo infantil.
La sociedad española debería reaccionar, ser exigente para que los políticos que nos “colocan” cada cuatro años –en el mejor de los casos- los partidos (en sus listas cerradas), pongan dispositivos que eviten que llegue a las tiendas y a los hogares, estos productos muchas veces bañados de sangre inocente.


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