2022-11-20


El llamado cine independiente se mueve entre dos grandes extremos: o lo amas o lo odias. Hoy vamos a repasar el cine de Quentin Tarantino, quizá el director más representativo de ese cine independiente y yo diría que también el más valorado por la crítica y por un amplio sector del público. Tengo que reconocer que Tarantino me enamoró, fue un auténtico flechazo, con la icónica secuencia del baile entre Uma Thurman y John Travolta en “Pulp Fiction”, escena para la que el director se inspiró en el célebre filme de Federico Fellini “Ocho y medio”.

Una curiosidad es que Uma Thurman no sabía bailar e insistió a Tarantino en eliminar esa escena del baile, pero el director la convenció y después de unas cuantas crisis de ansiedad, la actriz salió estupenda y como resultado nos queda una de las mejores secuencias de la historia del cine contemporáneo. En el cine de Tarantino vamos a encontrar un estilo muy personal, unas cuidadas y magníficas bandas sonoras, unos diálogos ingeniosos, actores fetiches, primeros planos de pies femeninos, escenas grabadas dentro de los coches, especialmente sus maleteros, guiños a escenas de otras películas, uso de alusiones y referencias continuas, etc. Pero si algo define al cine de Tarantino es, sin duda, su excesivo uso de la violencia, una violencia totalmente explícita, a veces tan exagerada que raya el absurdo y conducen a la risa. Cuando nos enfrentamos con una de sus películas, está claro que nos espera sangre y mucha violencia y tenemos que intentar reírnos con ella. Pero tengo que decir, a pesar de sus detractores, que es una violencia que, a pesar de su crudeza, resulta incluso bella, estética y aparece rodeada de secuencias que más que disgustarnos, nos encantan. Como ejemplo, en la famosa escena del corte de la oreja del policía por el loco señor rubio (Michael Madsen) en “Reservoir Dogs”, la canción que escuchamos de fondo Stuck in the middle consigue que la violencia del momento se convierta en algo casi “agradable”. Pero alguien se preguntará, y con toda razón, si la violencia puede ser algo divertido y más aún, hasta dónde puede llegar esa violencia, dónde está su límite cuando la vemos en el cine. Tarantino no deja de repetir que sus películas no son más que una fantasía, una ficción con la que disfrutar, solo una excusa para el entretenimiento. Su violencia, a veces tremendamente absurda, es como un juego con nuestro propio subconsciente, una catarsis de nuestras emociones, quizá por eso, nos gusta tanto.

Hagamos ahora un breve recorrido por sus nueve películas. Debutó con “Reservoir Dogs” (1992) un proyecto sin apenas presupuesto que se rodó en tan solo 35 días. Con un guion perfectamente estructurado y grandes dosis de sangre y violencia, el resultado fue una cinta que catapultó a Tarantino y lo consagró, aun siendo su primera película, como director. Con “Pulp Fiction” (1994) Tarantino rueda, según la crítica, su película más perfecta consiguiendo crear un hito cinematográfico cargado de humor negro, con constantes giros narrativos y donde la regla básica del inicio, nudo y desenlace de toda historia se cumple, pero no en ese orden. Con un elenco espectacular estamos ante la película más premiada de Tarantino, que ya ha marcado una época. “Jackie Brown” (1997) es una nueva y brillante historia cargada de atracos y matones. En 2003 y 2004 aparecen los dos volúmenes de Kill Bill, que Tarantino concibió como una película única de más cuatro horas pero que dividió en dos por motivos comerciales. Es una cinta sangrienta y violenta, una maravilla visual inigualable. De su quinta película “Death Proof” ya hicimos un exhaustivo análisis en una pasada edición de La Claqueta. En 2009 con “Malditos bastardos”, se nos presenta una ficción utópica sobre la Alemania nazi, sin ser una típica película bélica. “Django desencadenado” (2012), es una obra maestra, indispensable para los amantes del cine negro y del western contemporáneo. “Los odioso ocho (2015) es otra mezcla entre el western y la comedia negra. Una película tan bella como violenta. Y llegamos al final con la genial “Érase una vez… en Hollywood” (2019), la obra más personal del director que desgrana la historia del cine hollywoodiano.

Quentin Tarantino es para mí uno de los mejores directores del cine actual, al nivel de otros grandes, como Stanley Kubrick, los hermanos Coen o el propio Alfred Hichcock.  Os dejo con una frase que Tarantino dijo en una entrevista: “no fui a ninguna escuela de cine, solo fui al cine”.


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