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SALVADOR SOLER GARCÍA "España exportó armas por valor de 1,1 millones de euros a Israel tras el 7-O, siendo el quinto país de la UE en suministro militar. Empresas como Elbit Systems y Rafael (fabricantes de armas usadas en Gaza) mantienen contratos con el Estado español. |
2025-08-15
España, Europa: la Traición Silenciada
La Franja de Gaza se ha convertido en el epicentro de una catástrofe humanitaria sin precedentes. Según se ha informado Haaretz, el periódico israelí más antiguo, 100.00 palestinos han sido asesinados desde octubre de 2023, más de la mitad, niños y mujeres. Mientras, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) investiga a Israel por genocidio. Europa, y en particular España, encarnan una paradoja grotesca: condenan verbalmente la ocupación, pero sostienen económicamente la maquinaria bélica israelí. Hoy, la historia juzga no solo a los verdugos, sino a quienes, tras banderas de solidaridad, financian la masacre.
El 19 de julio de 2024, la CIJ emitió una opinión consultiva histórica: la presencia de Israel en territorios palestinos ocupados es ilegal. El Tribunal ordenó a Israel “poner fin cuanto antes a su presencia” y “reparar los daños causados”, incluyendo la “evacuación de todos los colonos”. Esta resolución, vinculante, declara que Israel viola el derecho a la autodeterminación, el principio de no anexión por la fuerza, y comete crímenes de apartheid.
En marzo de 2024, la CIJ dictó medidas provisionales exigiendo a Israel garantizar “sin demora” el acceso a ayuda humanitaria en Gaza, donde la hambruna es un arma de guerra. Un año después, Israel ignora estas órdenes: continúa bloqueando alimentos, agua y medicinas, agravando una crisis que ya ha matado a miles de niños por desnutrición. La Corte, así mismo, determinó que Israel debe permitir la entrada sin trabas de asistencia. Su incumplimiento no es solo desacato: es complicidad en crímenes de lesa humanidad.
El gobierno de coalición PSOE-Sumar —con Izquierda Unida en su seno— ha construido una aparente narrativa de “firmeza” contra Israel. Pedro Sánchez calificó a Israel como “Estado genocida” y promovió el reconocimiento de Palestina. Sin embargo, la realidad es bien distinta, un informe del Centre Delàs desmonta esta fachada: España exportó armas por valor de 1,1 millones de euros a Israel tras el 7-O, siendo el quinto país de la UE en suministro militar. Empresas como Elbit Systems y Rafael (fabricantes de armas usadas en Gaza) mantienen contratos con el Estado español. En noviembre de 2023, la firma “Nammo Palencia” envió municiones por casi un millón euros, usando España como pantalla para evadir prohibiciones noruegas y finlandesas.
Simultáneamente, Sánchez hace manifestaciones pro-palestinas a la vez que su gobierno respalda la operación militar de la UE en el Mar Rojo contra los hutíes, que protege rutas comerciales críticas para Israel. Mantiene 646 soldados en el Líbano como parte de la misión FINUL, asegurando la frontera norte israelí frente a Hezbolá. Adjudica contratos a empresas israelíes para tecnología militar. Por la mañana venden misiles Spike; por la tarde, se envuelven en la keffiyeh. La doble moral no salva vidas: las comercializa.
La UE recibió en febrero de 2025 a Gideon Sa’ar, ministro israelí, pese a que Netanyahu y su exministro de Defensa tienen órdenes de arresto de la CPI por crímenes de guerra. Amnistía Internacional denunció: “La UE antepone las relaciones con un gobierno implicado en genocidio al apoyo a la Corte Penal Internacional”. Europa incumple su obligación de “no prestar ayuda o asistencia” a una ocupación ilegal (CIJ, 2024). Al comerciar con asentamientos y vetar sanciones, se convierte en cómplice.
La crisis va más allá de las bombas, se está utilizando el hambre como arma y, La CIJ, vinculó la inanición en Gaza con la ocupación, ordenando ayuda inmediata. Israel la obstruye, ha convertido los lugares de entrega de comida en un campo de tiro al blanco contra personas que buscan alimentación. Se ha producido un trauma generacional: El 68% de los y las gazatíes son menores de 25 años. Sobreviven sin alimentos, escuelas, ni futuro.
La tragedia palestina no es solo un conflicto geopolítico: es el espejo roto donde se refleja la bancarrota moral de Europa. Mientras la Corte Internacional de Justicia señala la ilegalidad de la ocupación israelí y documenta actos constitutivos de genocidio, España y la UE practican una complicidad activa disfrazada de diplomacia. El gobierno de coalición PSOE-Sumar —con Izquierda Unida en su núcleo— encarna esta esquizofrenia política: condena retórica de día, comercio de muerte de noche. Sus banderas palestinas ondean sobre montañas de armas exportadas a un régimen acusado de matar niños con bombas y hambre deliberada.
Tres verdades son incuestionables: 1) Israel viola el derecho internacional de forma sistemática y comete genocidio, ignorando resoluciones de la ONU y medidas cautelares de la CIJ; 2) España es cómplice material: sus armas, sus soldados en fronteras israelíes y sus contratos con empresas bélicas hebreas financian la maquinaria de exterminio y, 3) La hambruna en Gaza es un crimen de lesa humanidad, y quienes bloquean la ayuda mientras firman declaraciones “solidarias” son corresponsables.
La historia no absolverá a los tibios. Juzgará a una generación que, teniendo herramientas jurídicas y poder económico para detener un genocidio, prefirió comercializar armas bajo banderas progresistas. Los niños gazatíes no necesitan hashtags ni trofeos en redes sociales: necesitan que Europa deje de armar a sus verdugos. Exijamos lo único digno: un embargo militar real, la ruptura de relaciones con Israel y apoyo inquebrantable a la CPI y la CIJ. Porque en La Haya no solo se juzga a Netanyahu: se juzga la conciencia y complicidad de Occidente.
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