... hemos desarrollado el pensamiento simbólico, que proporciona la extraordinaria capacidad de poder llegar a hacer comprensible la realidad inefable que percibimos en nuestro mundo interior.

2023-12-17

 

La oscuridad no existe

 

Dentro de unos días viviremos el Solsticio señalando el inicio del invierno, con la noche más larga que tradicionalmente encierra un fuerte contenido simbólico relacionado con el eterno combate entre la luz y la oscuridad.

La propia Naturaleza se encarga de escenificarlo en el mejor decorado: el frío es la sensación habitual, la vegetación se apaga, la vida se oculta, la escasez hace presencia y predomina el ambiente gris, sin luz ni brillo, bajo un manto de escarcha, unas nubes amenazadoras o tal vez un escenario de nieve, con el cuerpo encogido y el alma sombría. En esta situación, el sol reduce su presencia hasta un punto mínimo en el que parece que todo va a acabar.

Nuestra vida en la ciudad, con todos los días iguales, bajo la luz de nuestras lámparas, tras los cristales de nuestras casas, entre las calles alquitranadas y los escaparates de un sinfín de tiendas, hace que se nos antoje ajeno y extraño el ambiente invernal en plena naturaleza.

Por eso invito a hacer una pequeña experiencia: desplazarse hasta un lugar de naturaleza silvestre, en mitad de una zona arbolada y agreste. Esperar hasta el ocaso del sol, y permanecer en ese sitio sin ninguna luz. ¿Qué sensaciones teníamos de día? ¿Y de noche? ¿Nos recuerdan a las que experimentamos en momentos de fortaleza o derrumbe interior respectivamente? Si nos quedáramos toda la noche, hasta el amanecer, comprenderíamos lo que significa realmente que salga el sol en nuestra vida.

Los humanos

hemos desarrollado el pensamiento simbólico, que proporciona la extraordinaria capacidad de poder llegar a hacer comprensible la realidad inefable que percibimos en nuestro mundo interior.

Y la Naturaleza es la que ofrece los símbolos más universales y efectivos.

Después de seis jornadas de ‘solstitium’ (“sol quieto”) el sol empieza a renacer, y los días vuelven a hacerse más largos paulatinamente. Hay una gran carga simbólica en este relato que todos los años se repite.

Es el ‘Sol Invictus’, el triunfo de la luz sobre la oscuridad. La luz, la vida, la sabiduría vencen a la oscuridad, la muerte, la ignorancia.

La noche representa la ignorancia, el miedo, la incertidumbre, los estados de ánimo sombríos, los comportamientos erráticos o indecisos, la duda, el miedo, el miedo, siempre el miedo. La luz del sol, por el contrario, representa el conocimiento, la certeza, la confianza, los estados de ánimo alegres y optimistas, el comportamiento decidido y vitalista, alegría, seguridad, afirmación.

Vivir la noche más larga y el posterior amanecer, es un símbolo que encierra una gran esperanza: que la oscuridad no existe, sólo es ausencia de luz.

Otro símbolo, quizás para otra ocasión: olivo, aceite del candil y luz.


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