JUAN ROMERO GÓMEZ 

"Ya no quedan esos corrales, todos los cambios se empiezan a notar ahora.

2024-12-15

 

Diciembre: días de sol

 

Me confunden los días de sol, a la media mañana. Y la fecha en que los veo, mediados de diciembre, no es el sol que yo recuerdo, cuando era niño. Es muy diferente, yo recuerdo en estas fechas, un corral medio empedrado, grande, donde había partes que daba la sombra. En ese corral yo recuerdo, pequeñas estalactitas de hielo. En una pila donde bebían las mulas. El agua seguía congelada, durante días y días, o quizás alguna   semana… Ahora no veo esos días de frío, esos días de niebla, y esos hielos, ¿qué ha pasado, dónde están? Esas noches serenas que daban paso a unos amaneceres blancos, donde el hielo era total en los campos, y en las casas y en las calles, esos fríos han desaparecido, ahora todo ha cambiado, ahora todo es diferente.

Ya no quedan esos corrales, todos los cambios se empiezan a notar ahora.

Salgo a la calle y veo las terrazas de los bares, a unas horas que nunca las imaginaba cuando era niño, verlas llenas de gente, a media mañana o por las tardes. Cómo ha cambiado la vida, las cosas cambian tanto que hasta somos capaces de cambiar la climatología del tiempo, ¿dónde llegaremos…? Veremos el invierno en verano o el verano en el invierno. Ya no lo sabemos, pero sí es cierto, que cada día nos despistamos más de las costumbres y las maneras que teníamos de vivir. Y pasamos a una vida muy diferente, una vida llena de cosas sin necesidades, en parte de ellas, dónde estamos sometidos a la velocidad y no nos damos cuenta y no pensamos que lo bonito no es la velocidad, ni estar en momentos diferentes, sino vivir las cosas como son, donde se encuentran los matices de la vida. Donde se encuentra la verdad, donde se encuentra el amor por la naturaleza, por el campo, por los inviernos, por el verano, por todo aquello que poco a poco lo olvidamos… y llega un momento en que no sabemos ni en qué estación del año estamos. Solo la recordamos por la necesidad de comprar, o tener, o viajar, pero no por disfrutar de esa estación maravillosa, que tenía sus cambios, y ahora parece que vamos en contra de la verdad. Pero tenemos los recuerdos, y de esa manera recordamos toda nuestra infancia… y todos nuestros colores, y todos nuestros sonidos, y todo lo que es lo que poco a poco vamos dejando, y vamos cambiando por el atropello, y solo por el atropello de vivir. Quizás, cosas que no nos dan la paz y la serenidad de vivir.


 

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