J M HERMOSO 

"Es una prioridad imperante.

2025-01-12

Reto a España

 

Esta España rabiosa, donde todo salta cual resorte, está sumida en una profunda crisis de decadencia. Los valores se desprecian. Si defiendes los derechos humanos, desde el respeto y el rigor, te llaman radical. Vivimos en una sociedad mordedora que inocula el virus de la rabia por la saliva o baba de sus discursos. Proyecta, ira, enojo, enfado, violencia… Las neuras, fobias, frustraciones… individuales, lejos de ser gestionadas por cada propio individuo, son lanzadas a la colectividad del más amplio grupo con quienes se interrelaciona el individuo con el mero hecho de airearlas.

Hace doce días se cerró el año 2024 con el espeluznante dato de que 120.000 hombres se han incorporado, en dicho año, a ejercer la violencia de género. Suponiendo esta deshumanizante crueldad machista: dolor, sufrimiento, ansiedad… y hasta muerte para las mujeres.

Hace doce días comenzó el año 2025. Y resulta que, tristemente, cada día, en España, 300 mujeres sufren maltrato de violencia de género.

La violencia de género es una lacra profundamente enraizada en nuestra sociedad. A pesar de las inversiones gubernamentales e institucionales en campañas y creación de mecanismos de lucha contra esta problemática, los asesinatos de mujeres no cesan y, a la par, la violencia vicaria sigue escalando en los conflictos violentos dentro de las relaciones de pareja.

En las últimas décadas, los gobiernos han invertido grandes cantidades económicas encaminadas a la erradicación de la violencia de género. Sin embargo, los resultados no han sido los esperados. Esto plantea una importante reflexión: las políticas y campañas, aunque necesarias, no son suficientes para erradicar la violencia. Las tasas de feminicidios y violencia doméstica continúan siendo alarmantes.

Desde siempre he defendido que la educación, desde la más tierna infancia, es el camino que de forma efectiva podrá acabar con la violencia de género. No hay otro camino tan real. Esta convicción tiene como objetivo contribuir al cambio cultural necesario para eliminar estas formas de violencia, comenzando por educar en igualdad y respeto, en empatía, desde los primeros años de vida. Partiendo de la premisa de que una educación trasversal, que acompañe todos los ámbitos de la vida de los niños y niñas, puede generar cambios significativos en nuestra sociedad.

La educación —valor, deber, cosa de tod@s— no debe limitarse a las aulas; es fundamental que se implemente desde los hogares, hasta los centros de trabajo y de socialización. La educación ha de cambiar roles, buscando transmitir valores de igualdad, respeto, diálogo, empatía, empoderamiento… Estos valores son esenciales para formar unas nuevas generaciones libres de estereotipos de género y conductas violentas. Sobre todo, incidiendo en algo tan simple, que es de Perogrullo, como una reeducación rigurosa y efectiva a los niños: Es esencial que los niños aprendan desde pequeños que las niñas son personas libres, con derechos propios, que no pertenecen a nadie, y que la libertad y el respeto, el diálogo y escuchar, son la base de cualquier relación humana.

Esta España rabiosa tiene la obligación de aceptar, de una vez por todas, el reto de la erradicación de la violencia de género.

Es una prioridad imperante.

Ni una mujer más maltratada, ni una mujer más asesinada, por los maleducados, por los asesinos. ¡Machistas!


 

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