Para mí es muy importante que cada uno respete las decisiones del otro, siempre y cuando no dañen ni involucren a uno. Sin embargo, opinamos sobre lo que el otro tiene que “hacer” sin pensar que cada cual tiene sus pensamientos, sus gustos y sus prioridades.

2023-07-30


Esta tarde me ha venido a la cabeza una pregunta.

¿Cuánto invadimos la vida de nuestra pareja, hijos, amigos, etcétera para inducirlos a que hagan lo que nosotros queremos?

Hace unos días, escuchando a unos amigos, protestando porque un sobrino que vive en Suiza, este año pretende hacer El Camino de Santiago en bicicleta y que su mujer y sus hijos lo sigan en coche.

Ellos opinan que no es normal, que para quince días que tienen de vacaciones y poder ver a la familia, que se le ocurra hacer El Camino y, para más inri, que su mujer y sus hijos tengan que venir detrás con el coche. Esto me dejó pensando.

Por mucho que a sus padres y a sus tíos les apetezca verlos, la decisión de hacer El Camino es suya y, su mujer también puede decidir si quiere seguirlo o se viene directamente y lo espera aquí. 

Para mí es muy importante que cada uno respete las decisiones del otro, siempre y cuando no dañen ni involucren a uno. Sin embargo, opinamos sobre lo que el otro tiene que “hacer” sin pensar que cada cual tiene sus pensamientos, sus gustos y sus prioridades.

Dentro de ti solo estás tú y tú eres el único que siente dentro de ti.

Así mucha gente es infeliz y amargada porque se pasan la mayoría del tiempo diciéndoles a los demás lo que tienen que hacer o como lo tienen que hacer, bajo su prisma claro, incluso enfadándose si no se les hace caso, cuando en realidad, lo que están haciendo es evadirse de su realidad para no enfrentarse a su propia vida. 


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