6-11-2022
Desde hace varios años nos están invadiendo a llamadas telefónicas las empresas productoras de electricidad. Unas hablan de las otras, que si a 0,17 € /kwh; que si a 0,20 €/kwh, otras; que si la permanencia de unas no existe y con la otra ha de ser un año.
"¿Usted quiere pagar 5 o 6 euros más?". "No, lo que no sé es si usted me está diciendo la verdad, porque a mí ya me han engañado. Y ustedes me entretienen con cosas que agradan al oído". Tenemos esa sana costumbre de escuchar y atender a personas –por la educación recibida– que nos informan de temas que interesan. Pero ya va siendo hora de olvidarnos de ella, y en cuanto te llamen y oigas que quieren venderte algo, tú, sin pereza ni desdén decirles: "Mire usted, con la información que ya me ha dado, yo buscaré lo que más me interese". Y despedirlo, con respeto. Abusan y abusan en este tiempo de pandemia y de guerra porque la gente está desesperada por vender, y las energéticas saben que, incidiendo por teléfono, al final consiguen hacer nuevos contratos. Y lo graban todo, y no te dan tregua; quizá se instaure esta forma de hacer los contratos definitivamente. Así estas empresas cierran dependencias y los trabajadores, al paro. El Estado debe cambiar este sistema, pues ya tenemos otros medios. ¿O estaremos condenados de por vida?
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