... Poeta total

2024-03-10

 

David Trashumante

 

Poeta total

Automandamientos

 

Mira la tormenta de frente

aunque te llene los ojos de arena.

Protege la pasión que desnuda el espejo

y podrás conocer el otro lado.

Nunca temas a la soledad misma

(la misma que hace que te fumes

los cigarros como un títere)

ni a oir el eco que te reverbera.

Mira hacia atrás y reconócete

en los que quedaron por el camino.

Y asume, irreversible, tu final

pero no lo esperes.

 

***

 

Bitácora

 

En la noche, los remedios, la linterna,

en la noche, la linterna y las escamas

esparcidas por el cuarto, los remedios,

en la noche, la linterna loca en la noche,

simulando luces de naúfrago, los remedios,

en la noche, un zurcido a esta rota noche,

un remedio a la linterna que se apaga

debajo de las sábanas ahora, parpadea,

parpaparpadea, papaparpadea, paraparpadea

lecturas estroboscópicas de los mapas,

quema la bombilla, los remedios

de por para la singladura de la noche,

zurze, zurze, zurze la red de la noche,

una linterna al final del lunes,

remédiame linterna este lunes

que la noche no puede, los remedios

son pocos para tanta noche, parpadea

parpaparpadea, papaparpadea, paraparpadea

la linterna por poca pila, por poca pasta,

llegan más facturas a mi nombre,

la luz se apaga, los remedios, solo la noche,

solo la noche ahora, más cerrada,

las olas rompen contra mi puerta,

cada vez más fuerte, ya es lunes

y mi ojos en blanco

como dos lunas.

 

***

 

A viva muerte

 

Aquí el paredón que vaticina el eco de las balas,

el gran muro sin sombra que oculta las lamentaciones;

aquí la mano que tiembla agarrada a la valla

y el manantial sin alma donde abrevan los buitres.

 

Aquí donde planea el bombardero del sueño eterno,

donde acontece el calor de la sangre en los charcos,

donde el silencio come sus raciones de miedo,

y caen del árbol las frutas albinas.

 

Aquí el delta negro, aquí la grieta del mundo

que muestra su entraña que asciende en el humo

que oculta las rejas.

 

Aquí el butrón en la pared del alma,

la encrucijada ahogada entre alambres de espino.

 

Aquí los aljibes llenos de agua cruel,

las mordazas manchadas con petróleo reptil.

 

Aquí los fósiles milenarios de los ejecutados,

el látigo inflamado que todo lo asola,

los zulos estrechos como lombrices ciegas.

 

Aquí que se oxidan las lluvias de clavos

y supuran veneno por las grietas los nichos.

 

Aquí donde el polvo da náusea, donde

tanto todo que Hierro dijese para nada;

aquí donde sin lápida la trinchera, la zanja,

la estela, la fosa, la cuneta, la tumba.

 

Aquí donde se aviva el fuego frío.

 

Aquí donde se grita a viva muerte.

 

***

 

Pez volador

 

Casi siempre te encuentro cerca,

a menos de un paso de un beso.

Casi siempre.

Eso es lo bueno. Eso

y casi nunca decirnos

“para siempre”. El resto

son gestos cotidianos:

cambiar el agua de la pecera,

echarte a volar.

 

***

 

Cuarentena

 

He limado del cielo las estrellas por punzantes,

he lamido del sexo el agua fuerte de tu grabado,

he limpiado los restos de carne de mi esqueleto

con un mondadientes de rabia y besado

de las piedras desnudas sus líquenes futuros.

 

He vencido a la nada con mi todo diminuto

y he venido a decirlo, atado al mástil de un poste telefónico,

sin sucumbir a las sirenas de las voces enlatadas,

he venido a dar voz a las plantas, a leer en voz alta

las pintadas sobre los muros más altos.

 

He bebido del veneno y del néctar,

saboreado la carcoma y el caviar,

he alimentado cada día ese hambre

de amor que nunca se sacia y con mi saliva

he intentado hacer corazas sobre los cuerpos

que solo hiendan los dedos de los niños

y corroan el guano de los pájaros en su vuelo.

 

He sido, en definitiva, un largo lamento

repleto de alegrías y llegado hasta aquí

sé quién soy, para quién hablo, desde dónde escribo

y aunque en las noche, a veces, el insomnio

me asalte con sus miedos

me abandono a lo que seré, tan lejos

de los hijos robados y la sangre en los platos,

de las ondas lisérgicas de los informativos,

de los likes, de los followers, del bronce de los premios,

de las vanas flores de los cerezos

que encierran las vallas de los cortijos,

definitivamente

soy lo contrario a los brazos amputados

de esta gran escombrera de abrazos.

 

Fui, soy y seré eso que ya no se estila, que ya no es tendencia, pasado de moda:

carne anónima, blanca escucha, pura sombra tras los pasos vivos de mi muerte.

 

Un ser sencillo y turbio, resilente en la insondable humanidad

que intenta preservar la vida diversa

en cada verso.

 

Desde siempre aislado en esta cuarentena que ahora llega

afiebrado por la indignación, enfermo de amor, sin cura alguna.

 

***

Las manos de Aisha

 

Son tus manos madreselvas,

al abrirlas membrilleras,

al cerrarlas melilotos.

 

Son tus manos mirabeles

que crecen sus susurros sobre el barro.

 

En tus manos milenramas

van tus milamores y son tus manos

un ramo de mujares amarillos

cuando abrazas el mundo.

 

Porque saben abrazar tus manos

y plantar un planeta, también trabajar saben.

 

Que pintan delicadamente como un mirto

lo blanco con el rojo de los pistilos

del mirobolán y los estambres

de la morera, que eres mujer que pinta

y grande es tu rodillo como grande

es la paz salvaje

que hay en la piel de tus manos.

 

Que son sus yemas hipnóticos abdómenes de abejas

y sus palmas parecen las cuencas oxidadas

de los ríos marcianos y, nudosos, sus dedos

arrancan el maíz o acarician

la malva silvestre con el tacto de un beso.

 

Son tus manos la mandrágora que chupamos

alucinados entre colores, la manzanilla

que bebemos cuando, cabizbajos como meleagria,

te buscamos en las redes mecánicamente

zurcidas del ordenador.

 

Son tus manos el mijo que nos alimenta

cuando, como una niña, al juego

de las manos juegas con la tierra

y entonces son tus manos arcilla

y sus uñas verdes pétalos de morsano.

 

Qué perenne es tu pena

cuando el patriarcado te poda las manos

y mano sobre mano te ves abocada

a florecer de noche para que nadie te vea.

 

***

 

Lees, luego existimos

 

A ti y a mí

en este momento sólo nos une este verso.

 

Ahora este otro que ya termina.

 

Afortunadamente continúa en este otro

 

y en este

 

y en este

 

consecutivamente.

 

Por favor, no dejes de leer no

levantes la vista del papel no

me dejes solo ante el lenguaje.

 

De verdad, si estás pensado en hacerlo

recapacita, piensa en las consecuencias

de dejarme aquí, escribiendo para nadie.

 

Midiendo a oscuras dentro de este libro cerrado

la distancia imposible que nos separa.

 

Puedo si quieres callarme un poco para que te lo pienses.

 

(                                                                                        )

 

¡Y AHORA GRITO PARA LLAMAR TU ATENCIÓN!

 

No tengo nada que perder porque

cuando este poema termine

todo habrá acabado.

 

Dos extraños, perdiéndose de nuevo en su soledad.

 

***

 

Lugares comunes

 

Tengo apuntado por aquí

la dirección de odio. Si me preguntáis

os indicaré claramente donde

se encuentra el resentimiento.

Os puedo pasar para vuestro GPS

las coordenadas del rencor. Tengo

el número móvil

de la rabia, el e-mail personal

de la envidia, sabría identificar con los ojos

cerrados los celos y sin dudar os guiaría

hacia el centro mismo de la soberbia.

Estuve quince días

de vacaciones en la depresión

y casi todos los días visito a la angustia.

Llegaría puntual a mi cita con el valor

sino fuera por que me pierdo

por las calles del miedo.

De puntillas he cruzado el pasillo del enfado

pero lo he cruzado. Anoche mismo,

en el cielo nocturno, encontré

la constelación de los remordimientos:

me he tropezado tantas veces en la piedra de la ira…

Que solo puedo deciros una cosa:

si decidís acudir a cualquiera de estos lugares

o contactar con alguno de ellos

recordad siempre cuál es la dirección

de la casa en donde vivís en realidad,

está en la Calle del Amor s/n.

 

***

 

La letanía del paria

 

dame tu agua

dame tu tierra

dame tu aire

dame, dame, dame

dame tus ojos

dame tus oídos

dame tu lengua

dame, dame, dame

dame tu casa

dame tus hijos

dame tu memoria

dame, dame, dame

dame tus muertos

dame tu miedo

dame tu fe

dame, dame, dame

dame tus brazos

dame tu esfuerzo

dame tu pan

dame, dame, dame

dame tu cuerpo

dame tu alma

dame tu vida

dame, dame, dame

dámelo todo,

porque nada, nunca,

ni siquiera tu odio

fue tuyo


 

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