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Ángeles Mora Fragoso es una poeta ruteña del 52, o sea, que ya tiene cierto bagaje literario a su espalda. Quien tenga interés en conocer algo de ella, no tiene más que... |
2023-04-09
Ángeles Mora Fragoso es una poeta ruteña del 52, o sea, que ya tiene cierto bagaje literario a su espalda. Quien tenga interés en conocer algo de ella, no tiene más que acudir a las redes, al internet este, y tendrá sobradas noticias de la misma, incluso puede leer bastantes poemas suyos. Y si os gustan, a mí me gustan, y mucho, podéis hasta compraros algunos de sus poemarios, o hasta todos, y disfrutarlos. Hay críticas literarias que adscriben a esta poeta a la corriente de la poesía de la experiencia (también podéis mirar en las redes qué es esta corriente poética, y conocer a algunas y algunos de sus poetas, o mejor: escarbad en la numerosa bibliografía sobre el tema). Quizás sea una aseveración muy taxativa, pero, para que os hagáis una idea, por ahí pueden ir los tiros. Además, disfruta de numerosos premios poéticos, tanto locales como nacionales. Mirad, mirad en las redes...
Hoy he seleccionado dos poemas que, particularmente, a mí me gustan y me dicen algo, mucho, más. Espero que a vosotras y a vosotros también os digan y os animen a leerla, o a releerla.
Aguja de navegar amores
Y si quieres navegar
coge, niña, la aguja
de marear.
Si no quieres que te hieran
olas que siempre se van
-que van a reírse luego
los delfines al pasar-.
Si no quieres ver ardiendo
tus ojos con tanta sal.
Para que no se haga añicos
tu barquilla en la alta mar.
Para que no te aficiones
cada noche a naufragar.
Coge, niña, la aguja
de marear.
Yo, feminista, en un concierto
Cuadros para una exposición de Moussorgsky
juegos de cartas de Stravinsky
(intermedio de las mil y una noches de Strauss)
que hoy puedo ya oír la música en vaqueros
dice mi amiga -digo- que a fin de todo y cuentas
las mujeres no existen
sino
como apresuradamente sucias o amorales
-pero tan temblorosas por el frío-.
(Aunque, niño, por verte
la punta del pie
si tú me dejaras
veríamos a ver...)
Salvo que allí soñada y en la fila
de al lado, con Moussorgsky
trucándole las cartas a Stravinsky,
cómo decir a voces que te quiero:
si nadie habla en voz alta
en un concierto.
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